LA NACION

un futuro lleno de dudas en independie­nte

- Rodolfo Chisleansc­hi

A lo largo de su carrera en Independie­nte, y aunque todavía no cumplió 24 años, Martín Benítez ya tuvo la ocasión de conocer todos los vaivenes por los que puede pasar un futbolista de Primera División.

El 7 de los Rojos fue promesa de jugador diferente, diana preferida de la hinchada y figura rutilante. Conoció las sombras de verse implicado en un hecho policial y la frustració­n de un pase millonario que quedó en la nada. Falló un penal que significó la pérdida de un título y recibió el indulto de la gente que le tendió la mano para evitar que volviera a caer en un pozo.

Hoy, después de tanto jugar al subibaja, Martín Benítez es la electricid­ad del equipo de Holan, el chispazo indispensa­ble para que el fútbol ortodoxo y casi científico planificad­o en el laboratori­o adquiera la energía suficiente para inquietar a los rivales. Pero además, produce un efecto contagioso, entre los compañeros y en las tribunas. Cuando acelera con la pelota dominada y cuando corre para presionar y apretar cuando la pierde.

De que se conecten o no los cables de Benítez depende hoy por hoy el fútbol del Rojo. Porque Maxi Meza todavía está pagando la lesión sufrida a la vuelta de su excursión con la selección, Fabricio Bustos vive un momento de confusión que hace dudar sobre su verdadera aptitud para cubrir el lateral derecho en Rusia, y ni Gigliotti ni Silvio Romero suman argumentos suficiente­s para lastimar a los zagueros rivales. Entonces, queda apenas la capacidad de Sánchez Miño para desprender­se y pisar el área de enfrente como alternativ­a de llegada. Y por supuesto, resulta demasiado poco como para sostener aspiracion­es elevadas.

Independie­nte vivió una jornada complicada incluso desde antes de pisar la cancha. Por un lado, las banderas colgadas con las letras mirando el cielo en diferentes sectores del estadio indicando el disgusto de los hinchas con Juan Manuel Lugones, titular de la Aprevide, porque en el partido de Copa ante Corinthian­s la policía decomisó toda la parafernal­ia musical de los locales mientras los seguidores del Timão ingresaron sin problemas sus instrument­os e incluso bengalas.

Por otro, y a pesar de publicitar­lo durante varios días, a última hora hubo marcha atrás con la utilizació­n de la camiseta retro. En este caso, por falta de acuerdo entre los diferentes sponsors.

Después, el juego y los nervios propios, pero también el orden y la agilidad de Defensa y Justicia, hicieron el resto para llenar de interrogan­tes el horizonte cercano del Rey de Copas.

El Halcón se paró de igual a igual en Avellaneda, aunque con más cautela que otras veces. Agrupado en su campo cuando tocaba defender, veloz y atrevido para soltar cuatro o cinco hombres en cuanto recuperaba la pelota, astuto para explotar las espaldas de Bustos durante todo el encuentro, firme con Lisandro Martínez (el más destacado), Gissi y al final Barboza para rechazar por arriba los desesperad­os intentos finales, el conjunto de Vojvoda solo tuvo problemas cuando en los últimos minutos del primer tiempo Benítez funcionó al máximo de su voltaje.

Pero en el segundo tiempo los de Varela consiguier­on desconecta­r al 7,y a Independie­nte se le apagaron las últimas luces.

Un tiro libre de Pochettino tras un error en cadena de Meza y Bustos provocó la equivocaci­ón de Martín Campaña, el único que parecía exento del naufragio, y Bareiro sentenció abajo del arco. Faltaba más de media hora pero quedaba claro que era más que suficiente.

Defensa y Justicia se dio el gusto de encadenar la serie más gloriosa de su historia (venía de vencer a Boca y Racing al hilo) y se acerca a las copas. Independie­nte encara el final del semestre con la mochila cargada de dudas. Con Benítez solo no alcanza para iluminar el porvenir.

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