Ábila se ganó un lugar dentro y fuera de la cancha, y les cambió las ideas a los Mellizos
A fuerza de anotaciones y buenas actuaciones, el N° 9 logró cambiarle la idea al Mellizo Barros Schelotto en la recta final del torneo: “Siempre soñé ser campeón con este club”, dice Wanchope
Como nunca lo había solicitado como refuerzo, una vez concretada su compra en julio de 2017 (por decisión unilateral del presidente Daniel Angelici), Guillermo Barros Schelotto dejó en claro que sus variantes como n° 9 eran Darío Benedetto y Walter Bou. incluso, frente a la rotura de los ligamentos cruzados de la rodilla derecha del Pipa, el DT optó por el entrerriano, e incluso por otras alternativas con las que ya contaba en el plantel, como Guido Vadalá, antes del receso de fin de año. Ya en 2018 fue Carlos Tevez quien también ocupó esa posición en el campo.
Pero Wanchope Ábila jamás bajó los brazos. Aprovechó al máximo las pocas chances que tuvo y su actitud tuvo premio. “Siempre soñé con ser campeón con este club y estoy cerca de lograrlo. Pero hay que esperar y seguir confiando en nuestras fuerzas”, dijo ayer.
Los dos goles frente a newell’s, que pueden valer un campeonato, se destacan por ser recientes. También fue la primera vez que un centrodelantero de Boca marca por duplicado desde que en octubre pasado Benedetto lo hiciera en el 4-0 a Belgrano. Pero su aporte va más allá de los goles. Desde que llegó a la Ribera, entre amistosos y partidos oficiales, el exHuracán jugó 600 minutos, en los que sumó cuatro goles y dos asistencias, aportando al menos una anotación o pase-gol cada 100 minutos. En apenas cinco de los 12 encuentros fue titular, y en solo cuatro logró completar los 90 minutos.
no solo valen sus festejos. También demostró tener la mente fría en momentos clave, y su generosidad le permitió a Boca sumar cuatro puntos sobre la hora. Ante Talleres jugó apenas 14 minutos. Y eso le alcanzó para lograr un gran control orientado y una asistencia para el 2-1 agónico de Pablo Pérez. Y algo similar había sucedido en otra victoria sobre el final, también en la Bombonera, frente a Tigre (otro 2-1). Contra los de Victoria jugó apenas cuatro minutos, suficientes para recibir un buen cambio de frente de Barrios y asistir a Jara para cambiar igualdad por victoria.
otro tanto que generó alivio: contra San Martín de San Juan, Spinelli había descontado en un partido que Boca ya tenía controlado, pero con solo cinco minutos en la cancha, Ábila definió con un remate cruzado el 4-2. Y en el amistoso de verano ante Aldosivi (2-2), hizo tres goles, pero solo le cobraron uno (de los otros dos, uno mal anulado por off-side).
Con sus ganas y su actitud, Ábila también logró meterse en el plantel. Siempre con una sonrisa, el delantero dejó atrás esas primeras miradas de reojo cuando llegó al club apadrinado por Carlos Tevez, por quien pidió como compañero aún cuando no había pisado el complejo Pompilio. A sus 28 años, el cordobés es uno más del grupo y ratifica cada día que es cierto que soñó toda su vida por esta oportunidad y que lo disfruta desde el rol que le toque ocupar. no haberse tomado vacaciones para intensificar en diciembre la recuperación de un desgarro que le impidió despedirse del Globo en la cancha lejos estuvo de ser una puesta en escena para ganarse al hincha. Por sus venas corre sangre azul y oro.
incluso, como buen representante del humor de su provincia, se ríe de los comentarios en relación a su contextura física. Su peso fue tema de estado cuando llegó a Brandsen 805, e incluso fue el propio Guillermo quien, frente a Talleres, miró al grupo de reemplazos que entraba en calor a un costado del campo y abrió sus brazos mucho más allá de su silueta para señalar que quería hacer ingresar al más ancho de todos: Ábila. “A lo mejor parezco gordo en la tele”, simplificó alguna vez este hombre que, en persona, justifica cada uno de los 92 kilos que reparte en sus 180 centímetros de estatura.
Tampoco le hacen mella las bromas que lo tienen como protagonista. Cuando el 4 de abril pasado desperdició un penal ante Junior, elevando el balón muy por encima del travesaño, los memes coparon las redes sociales, donde él tampoco pierde oportunidad de manifestar su sentimiento por los colores azul y oro.
“Llevame a Boca. Pagame por gol”, le suplicó Ábila a Angelici hace unos años, en medio de un cumpleaños de Carlos Tevez. Aquella declaración de amor descolocó al dirigente, que destacó: “Me gustan esos jugadores, con esas ganas”. Con el tiempo le dio el gusto y se lo llevó para la Ribera, aún sin la aprobación total del cuerpo técnico. Y aunque finalmente no cobra por gol convertido, Wanchope paga esa confianza de la manera que mejor sabe: inflando redes rivales y contribuyendo, con alegría, en silencio y lejos de toda polémica, a que Boca consiga una nueva estrella.