Para calmar el dólar, el Banco Central hizo una venta récord de reservas
Liquidó ayer US$1471,7 millones, la mayor intervención diaria de la historia; busca evitar que el aumento de la divisa agregue más presión al índice de costo de vida
Para impedir que una suba del dólar agregue más presión inflacionaria, el Banco Central (BCRA) liquidó ayer US$1471,7 millones de las reservas (2,6% del total), en la que significó la mayor intervención diaria sobre la plaza cambiaria de la historia.
La inédita venta de ayer, que dejó el dólar mayorista en $20,25, se dio en un contexto global enrarecido por la persistente suba de tasas en Estados Unidos (la de los bonos a 10 años se afirma por encima del 3%); esa tendencia genera una revaluación del dólar, a la vez que acciona una ola global de devaluaciones y salida de fondos de los mercados emergentes.
El fenómeno se vio agravado, en el caso argentino, al comenzar a regir el impuesto a la renta financiera (aprobado en la última reforma fiscal) para no residentes; eso generó un masivo desarme de carteras invertidas en Lebac para hacerse de pesos, que a la vez financiaron la demanda de dólares.
El resultado fue un volumen récord operado en la plaza cambiaria, que escaló hasta US$2168,539 millones (90% superior al de la rueda previa, que ya había sido pico). Y también un monto de transacciones que superó los $45.000 millones en operaciones de mercado secundario con Lebac, y un aumento en la tasa de rendimiento de estos títulos que llevó a la tasa de la Lebac que vence en mayo del 26,35 al 26,75% en apenas dos ruedas.
En un supremo esfuerzo por evitar que un aumento del dólar agregue más presión inflacionaria a la economía, el Banco Central (BCRA) liquidó ayer US$1471,7 millones de sus reservas (el 2,6% de su tenencia total) en la que significó la mayor intervención diaria sobre la plaza cambiaria de la historia.
Los antecedentes similares habían sido las ventas del 31 de octubre de 2008, cuando el entonces titular del BCRA Martín Redrado vendió US$527 millones (lo que le valió un reto de Néstor Kirchner); el 1º de octubre de 2015, cuando Enrique Vanoli volcó al mercado US$645 millones y el 9 de agosto pasado, antes de las PASO, cuando Sturzenegger se desprendió de US$584 millones.
La inédita venta de ayer se dio en un contexto global de mercados enrarecido por la persistente suba de tasas en Estados Unidos (se afirman por encima del 3% a 10 años), lo que genera una revaluación de su moneda a la vez que acciona una ola global de devaluaciones y salida de fondos de los mercados emergentes.
Esa tendencia se vio agravada, en el caso argentino, al comenzar a regir el impuesto a la renta financiera (aprobado en la última reforma fiscal) para no residentes (resolución general 4227 de la AFIP), lo que generó un masivo desarme de carteras invertidas en Letras del BCRA (Lebac) para hacerse de pesos que a la vez financiaron la demanda de dólares para fuga.
El resultado fue un volumen récord operado en la plaza cambiaria local, que escaló hasta los US$2168,539 millones (90% mayor al de la rueda previa, que ya había sido récord), un monto de transacciones a la vez inaudito, que superó los $45.000 millones, en operaciones de mercado secundario con Lebac (el doble de la rueda previa, que ya había sido alto) y un aumento en la tasa de rendimiento de estos títulos que llevó a la tasa de la Lebac que vence en mayo del 26,35 al 26,75% en apenas dos ruedas.
Para tener idea del nivel que tuvo la intervención vale decir que en la jornada el BCRA dilapidó una cifra “equivalente al aporte de divisas que hará el 10% de la cosecha de soja este año, porque la cifra vendida representa unos 3,8 millones de toneladas”, graficó el Economista Amílcar Collante, del Centro de Estudios del Sur (Cesur). “Hay un dato muy gráfico: 1471,7 millones de dólares vendió el BCRA y 1474 millones bajaron sus reservas [cayeron de US$60.791 millones a US$ 59.321 millones]. Ergo: todo lo que vendió se fue”, indicó el analista Cristian Buteler.
“No hay que sorprenderse porque lo que teníamos no eran reservas genuinas, sino contrapartida de Lebac y deuda”, observó el economista Guillermo Otero. La jornada sirvió para confirmar que el BCRA se aferra al dólar quieto como principal herramienta (lleva invertidos US$4397 millones en esa tarea desde el 5 de marzo pasado, cuando decidió salir a frenarlo tras dejarlo subir 18% en tres meses) en su pelea contra una inflación también impulsada por el impacto de los ajustes tarifarios.
Esto implica haber abandonado el esquema de flotación y la posibilidad de utilizar al tipo de cambio flotante como un amortiguador de shocks externos en un momento inoportuno, ya que desde hace días todas las monedas del mundo (a excepción del peso argentino y los países con cambio fijo) se están devaluando contra el dólar. Solo basta por caso mirar que en Brasil el dólar llegó a 3,51 reales, su máximo en dos años.
Pero en el caso de ayer la tozudez para evitar deslizamientos (el billete mayorista cerró a $20,2520) significó un subsidio en favor de los inversores extranjeros –que habían sacado provecho de las altas tasas locales y no quisieron enfrentar la tasa del 5% por invertir en Lebac– para que compren el dólar aquí sin aumento, aun cuando subió en todo el mundo. Así, “el que haya apostado al carry
trade desde que el BCRA comenzó a intervenir ganó y se llevó una renta del 3,8% en dólares”, apuntó el economista Nery Persichini.
“La puesta en vigor del impuesto ya había incidido anteayer, pero golpeó más fuerte hoy [por ayer]. Llegó en momento muy inoportuno, pero la fecha se sabía”, indicó Agustín Álvarez, analista de Global Agro.
“La secuencia es muy gráfica. ¿Por qué el BCRA tuvo que liquidar con esta cifra de reservas en un día? Porque al Gobierno se le ocurrió gravar las Lebac del no residente. ¿Qué hizo el inversor? ¿Se quedó para pagar el impuesto? No. Un día antes vendió, se pasó a dólares y se los llevó”, resumió Buteler. “Vender esta cantidad en un día para sostener un dólar insostenible es una malísima política que pagaremos todos”, reclamó Carlos Rodríguez, del CEMA.
El BCRA insiste en sostener que sus intervenciones sobre la plaza cambiaria son ocasionales y significan un complemento de su política cambiaria que tiene las tasas de interés como principal instrumento.
Pero el golpe en la competitividad cambiaria que supone aferrarse a un dólar fijo cuando el resto de las monedas se deprecian es fuerte.
Para el economista Leandro Mora Alfonsín, lo que está claro es que “esto no es sostenible en el tiempo si es que los nubarrones internacionales demuestran no ser algo pasajero en breve. En este marco, empantanarse en la propia trampa de intervención cambiariapuedeacumulartensiones en las cuentas externas, favoreciendo un atraso del tipo de cambio”.