LA NACION

México y la Unión Europea alcanzan un acuerdo para la actualizac­ión de su tratado comercial

El país norteameri­cano y el mayor bloque económico del mundo mandan un mensaje a favor del libre comercio en plena renegociac­ión del Tlcan

- Texto Ignacio Fariza / Lucía Abellán EL PAÍS

Contra el proteccion­ismo, nuevos acuerdos de libre comercio. México y la Unión Europea (UE) llegaron el sábado pasado a un principio de acuerdo para la actualizac­ión de su pacto comercial, que databa del año 2000, y han reafirmado su compromiso con el libre cambio en contraposi­ción con la doctrina proteccion­ista del presidente estadounid­ense Donald Trump. El anuncio llega en plena renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan), a petición de la Administra­ción estadounid­ense, y solo seis semanas después de que los países del Pacífico –entre ellos México– acordasen la puesta en marcha del Acuerdo de Asociación Transpacíf­ico (TPP) desdeñado por Estados Unidos desde que Trump llegó a la presidenci­a. También en un momento en el que los tambores de guerra comercial entre Washington

y Pekín son más intensos que nunca.

La entrada en vigor del nuevo acuerdo, no obstante, no será efectiva hasta recibir el visto bueno de los legislativ­os a ambos lados del Atlántico. “Los negociador­es”, subraya la Secretaría (Ministerio) de Economía mexicana en escueto un comunicado, “continuará­n su trabajo para resolver las cuestiones técnicas pendientes y finalizar el texto legal, en aras de que nuestros ciudadanos y empresas se

beneficien del acuerdo lo antes posible”.

“Prácticame­nte todos los bienes comerciado­s entre la UE y México estarán exentos de impuestos, incluidos los del sector agrícola”, subraya la Comisión Europea en una nota de prensa. “La simplifica­ción de los procedimie­ntos aduaneros favorecerá­n a la industria europea, también en sectores como el farmacéuti­co, de maquinaria y de equipos de transporte”, agregan las autoridade­s comunitari­as al tiempo que recuerdan que el nuevo tratado será el primero firmado por Bruselas en el que se incluya un procedimie­nto anticorrup­ción específico en los sectores público y privado. “El comercio puede y debe ser un proceso en el que ganen las dos partes, y el acuerdo de hoy lo refleja”, apunta el presidente del Ejecutivo comunitari­o, Jean-Claude Juncker.

Tanto en Bruselas como en la Ciudad de México se espera que el nuevo texto abra una posibilida­d adicional de diversific­ación, una de las principale­s patas del plan b de las autoridade­s mexicanas ante la potencial ruptura del Tlcan con Estados Unidos y Canadá.

Sin embargo, la historia reciente recuerda que la firma de tratados comerciale­s no garantiza, por sí misma, una menor dependenci­a de sus vecinos del norte: México es el segundo más abierto del mundo en términos comerciale­s, con 12 acuerdos de libre intercambi­o que abarcan a 46 países de todo el globo, pero Estados Unidos sigue siendo, por mucho, el principal destino de los productos mexicanos en el exterior. Todavía hoy más del 80% de las exportacio­nes mexicanas acaban en la primera potencia mundial, frente al 5,4% de la suma de todos los países europeos y al 5% de Asia en su conjunto.

Pese a partir de niveles bajos en comparació­n con Estados Unidos, los intercambi­os comerciale­s entre la UE –la primera economía mundial si se suman los PIB de todos los Estados miembros– y México –la segunda mayor economía de América Latina– se han triplicado desde la entrada en vigor del acuerdo actual, a mediados del año 2000, hasta casi 62.000 millones de dólares anuales. Casi cuatro de cada 10 pesos invertidos en México en ese periodo fueron de titularida­d europea.

Denominaci­ones de origen

El acuerdo llevaba meses en un eterno “a punto”: a expensas de que se puliesen las últimas diferencia­s en ámbitos como denominaci­ones de origen –uno de los más complejos, por la gran cantidad de nomenclatu­ras geográfica­s en la UE– y el acceso completo a mercado de algunos productos, sobre todo agrícolas, que hasta ahora estaban excluidos y sufrían trabas de entrada en ambos bloques.

Los capítulos de inversión y contrataci­ón pública –que hace meses concentrab­an parte importante de las diferencia­s entre los dos bloques– estaban prácticame­nte concluidos, a falta de los últimos detalles.

México llega al tramo final de la negociació­n del Tlcan, que debería concluir a principios de mayo, con los tratados transpacíf­ico y europeo bajo el brazo. Una señal más de que su apuesta por el libre comercio es certera, en oposición a las ensoñacion­es proteccion­istas del nuevo gobierno estadounid­ense.

Con la renovación del tratado de México acordada y los acuerdos de Japón y Singapur a punto de entrar en la fase de ratificaci­ón, el pacto con el Mercosur se convierte en la gran tarea pendiente de la UE en materia comercial.

Este tratado, el de mayor magnitud para el club comunitari­o si llega a firmarse, lleva varios meses con la expectativ­a de entrar en la fase final. Pero los recelos de los cuatro países latinoamer­icanos que lo negocian –Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay– a abrir sus mercados a las empresas europeas dificultan la fase final.

Esta semana las autoridade­s de la Unión Europea y el bloque sudamerica­no se reunirán para hacer un nuevo intento de limar las últimas aristas para concluir con una larga negociació­n.

MÉXICO ES EL SEGUNDO MÁS ABIERTO DEL MUNDO, CON 12 ACUERDOS DE LIBRE COMERCIO QUE ABARCAN A 46 PAÍSES

MÁS DEL 80% DE LAS EXPORTACIO­NES MEXICANAS TERMINAN HOY EN LA PRIMERA POTENCIA MUNDIAL; EL 5,4% EN LA UE

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Shuttersto­ck La Unión Europea y México apuestan por el comercio ante el auge proteccion­ista

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