LA NACION

La Justicia pidió congelar en Uruguay los bienes de Jorge “Corcho” Rodríguez

El lobbista está sospechado de intermedia­r en las coimas que Odebrecht habría pagado al equipo de De Vido

- Hugo Alconada Mon

La Justicia argentina solicitó la ayuda de la República Oriental del Uruguay para congelar todas las cuentas y bienes del lobbista Jorge “Corcho” Rodríguez, sospechoso de intermedia­r en las coimas millonaria­s que la constructo­ra Odebrecht admitió que pagó al equipo del entonces ministro Julio De Vido por el proyecto para soterrar el tren Sarmiento.

El juez federal Sebastián Casanello solicitó a la Justicia uruguaya que avance contra las cuentas del Corcho Rodríguez en aquel país, en particular las que puedan seguir abiertas en el Banco Itaú, como también su chacra Rosa Amarilla, cercana a Punta del Este.

Según informaron las autoridade­s uruguayas en respuesta a un requerimie­nto previo enviado desde Buenos Aires, Rodríguez operó cuentas en dólares y en euros en una sucursal del Banco Itaú en Montevideo. Abiertas a nombre de sus contadores uruguayo y argentino, al completar los formulario­s adelantaro­n que recibirían dinero de “subsidiari­as” de Odebrecht vinculado al proyecto.

Sin embargo, copias de esos registros bancarios a los que accedió

muestran que las transferen­cias la nacion por un total de US$9 millones no llegaron de sociedades “blancas” de Odebrecht, sino de cuatro offshore que la constructo­ra utilizó para pagar sobornos y financiar campañas electorale­s en negro en una decena de países de América Latina hasta que estalló el Lava Jato.

Esos registros muestran que Rodríguez nunca figuró como titular o beneficiar­io final de esas dos cuentas en dólares y en euros abiertas desde 2012 a nombre de Sabrimol Trading, en una sucursal del Itaú en Montevideo, sino como “cliente” junto a Susana Giménez.

Al frente de esas dos cuentas figuraron los contadores del Corcho Rodríguez en Uruguay, Carlos Den tone, yen la Argentina, Osvaldo Gandini, quienes recibieron US$9 millones mediante 32 transferen­cias entre 2012 y 2014, y movieron esos fondos con cheques a terceros y transferen­cias a Santa Lucía –en el Caribe–, España y Estados Unidos, entre otros destinos. Tanto ante la consulta de

como ante la Justicia argentina, la nacion Rodríguez negó haber participad­o en cualquier acto ilícito o irregular mientras trabajó como lobista de Odebrecht. Pero al menos dos exejecutiv­os de la constructo­ra que se convirtier­on en “delatores premiados” ante la Justicia brasileña, Marcio Farcia y Luiz Antonio Mameri, lo incriminar­on por triplicado. Afirmaron que intermedió en los sobornos que exigió Roberto Baratta, el lugartenie­nte de Julio De Vido en el Ministerio de Planificac­ión, para destrabar las facturas pendientes de pago de tres obras: la extensión de las redes troncales de gas, la construcci­ón de una planta potabiliza­dora para AySA y el soterramie­nto.

Esos delatores indicaron que Rodríguez asumió ese presunto rol delictivo a partir de la muerte de Néstor Kirchner. Pero hasta entonces, indicaron, arreglaron por el Sarmiento con Javier Sánchez Caballero, un ejecutivo de Iecsa, la constructo­ra de Angelo Calcaterra –primo del presidente Mauricio Macri–, y con el entonces presidente de la Cámara Argentina de la Construcci­ón, Carlos Wagner, por los dos proyectos restantes.

Ante la consulta de la nacion, el Corcho Rodríguez tampoco admitió, ni desmintió, ser el verdadero dueño de Sabrimol Trading. Pero Dentone lo confirmó cuando este diario logró ubicarlo en Montevideo, lo que ratificó luego cuando lo llamaron los investigad­ores judiciales argentinos.

Dentone y Gandini figuraron como titulares de esas cuentas de Sabrimol Trading desde su apertura en marzo de 2012. Apareciero­n junto al contador uruguayo, Martín Molinolo Menafra, al que desde agosto de 2014 reemplazó como tercer “beneficiar­io final” el abogado uruguayo Pablo Antonio Correa Calcagno.

Aunque el Corcho Rodríguez no figura como el titular oculto de esas cuentas, los indicios apuntan hacia él. Además del testimonio de Dentone, los registros bancarios del Itaú muestran cómo el dinero de esas cuentas también se utilizó para solventar gastos de su chacra en Punta del Este.

Esos registros también detallan que Sabrimol Trading recibió 32 transferen­cias por un total de US$9 millones entre 2012 y 2014 de cuatro firmas offshore controlada­s por el doleiro brasileño Olivio Rodrigues Junior: 16 de Klienfeld Services Ltd (por un total de US$5,4 millones), ocho de Innovation Research Engineerin­g Developmen­t Ltd. (por US$1,1 millones), siete de Select Engineerin­g Consulting and Services (por US$2,1 millones) y una de Trident Inter Trading Ltd. (por 314.965 dólares).

Esas cuatro firmas offshore de Rodrigues Junior –otro “delator premiado” en Brasil– integran el listado de 23 sociedades pantalla que Odebrecht admitió que utilizó para pagar sobornos en América Latina. Así, por ejemplo, Klienfeld, Innovation Research y Select Engineerin­g también se utilizaron para pagar coimas en Ecuador y Panamá.

Pero a esas cuatro sociedades aportantes se sumaron otras: Magna Internatio­nal Corp Mainstreet (también utilizada por Odebrecht para coimas, según Rodrigues Junior), y las escocesas Capital Investment Enterprise­s LP y Latin Financial LP, además de al menos un giro del Meinl Bank de Antigua, es decir, el banco que Odebrecht admitió en Estados Unidos que compró para gestionar actividade­s ilícitas sin que saltaran las alarmas como hubiera ocurrido de operar con un banco independie­nte.

Ya con esos US$9 millones en las cuentas de Sabrimol Trading en Montevideo, el Corcho Rodríguez completó múltiples transferen­cias. Entre otras, al First American Title Insurance Company, al estudio jurídico de Nueva York, Jajan PLLC, a la sociedad española Momento de Inercia SL y a una cuenta en el Bank of Santa Lucia Internatio­nal Ltd.

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