LA NACION

El rally sigue siendo popular pero añora a sus ídolos locales

Convocó una multitud en las sierras aún sin argentinos protagonis­tas en los caminos; victoria final del estonio Tanak

- Pablo Vignone

La popularida­d del rally de la Argentina está fuera de toda cuestión. Según los organizado­res, cerca de 100 mil espectador­es coparon ayer los dos tramos especiales en las Altas Cumbres que definieron la prueba, válida desde hace casi 40 años para el campeonato mundial de la especialid­ad; de acuerdo a la policía de Córdoba, fueron 60 mil los fanáticos que, desde el sábado, se instalaron en el tramo entre Copina y El Cóndor, a mitad de camino entre Villa Carlos Paz y Mina Clavero, para ver cómo el estonio Ott Tanak (Toyota) se quedaba finalmente con el triunfo sobre el belga Thierry Neuville (Hyundai), que había ganado la edición anterior.

Los argentinos se concentran por decenas de miles a la vera del camino pero, desde hace años, no encuentran en la ruta del rally un representa­nte autóctono que pueda sentirse protagonis­ta. La única victoria local tuvo lugar tres décadas atrás, cuando Jorge Recalde se impuso con un Lancia. El piloto de Mina Clavero llevó durante mucho tiempo el peso de la representa­ción nacional, ilusionand­o a los hinchas que se agolpaban en las banquinas con una buena actuación.

Pero aún cuando Recalde –que falleció en 2001 a causa de un infarto de miocardio cuando disputaba una prueba del campeonato argentino– dejó de llevar esa bandera, otros compatriot­as pudieron sucederlo: pilotos como Gabriel Raies, Gabriel Pozzo, Roberto Sánchez o, en el último tiempo, Marcos Ligato, Luis Pérez Companc o el Coyote Federico Villagra (que acabó cuarto en la edición de 2009, nueve temporadas atrás), aportaban una cuota de interés muy especial al rally.

Esa tradición está perdida, y los fanáticos se contentan con los visitantes, aunque ninguno tiene la talla de las estrellas que conmovían con su presencia, como el español carlos Sainz (el último ganador del Dakar), el inglés Colin McRae, el noruego Petter Solberg o el multicampe­ón Sebastian Loeb, todo un ídolo en Córdoba, un terreno en el que se impuso en siete ocasiones.

El heredero de Loeb, Sebastian Ogier, sigue sin poder vencer en Córdoba pese a sumar ya cinco títulos mundiales. Es lo más parecido a un astro que tiene el rally actual pero aquí sufrió mucho con la niebla que se levantó el sábado por la mañana en la zona de Los Gigantes, en Punilla, y se contentó con terminar la carrera en el cuarto puesto. Un español como Dani Sordo, que lleva 132 rallies en el mundial pero una sola victoria (Alemania 2013), está lejos de cautivar al público como lo hacía su compatriot­a, el Matador Sainz, en los ’90.

Tanak le ganó a Neuville por 37s7, y a Sordo (Hyundai) por más de un minuto; Ogier quedó cuarto a casi dos minutos. El mejor argentino fue el rionegrino Alejandro Cancio, que acabó 13° en la general y cuarto en la clase WRC2, la segunda en importanci­a de la prueba.

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