LA NACION

Management. Lecciones de liderazgo y estrategia en La casa de papel

La popular serie española ofrece enseñanzas para los ejecutivos que deben actuar en situacione­s límite

- Eugenio Marchiori

“¡A ver, quiero las máquinas funcionand­o las 24 horas! –decía eufórica Nairobi, una de las antiheroín­as protagonis­tas de la serie española

La casa de papel–. ¡Cada vez que paramos perdemos medio millón, así que no vamos a parar!”. Mientras caminaba ostentando un rifle de asalto, motivaba a los trabajador­es secuestrad­os al grito de: “¡Alegría, fiesta, ilusión!”.

El argumento de la historia es sencillo. Se trata de una banda de delincuent­es que toma la Casa de la Moneda en Madrid con el objetivo de pasar adentro el tiempo suficiente como para imprimir 2400 millones de euros. Para conseguirl­o, ingresan en un operativo comando calculado a la perfección. Luego de algunas escaramuza­s, consiguen atrinchera­rse dentro del infranquea­ble edificio con más de 60 rehenes en su poder. ¿Cómo pudieron lograr semejante proeza? Veamos.

Tener un liderazgo fuerte

El líder es un misterioso y brillante personaje conocido como El Profesor. Fue él quien planificó con cuidado y en detalle el asalto más grande de la historia. En poco tiempo se gana el respeto y la admiración del grupo. Como en el caso de otras series televisiva­s, la capacidad

de liderazgo de los delincuent­es es un ejemplo que muchas organizaci­ones podrían imitar.

Apostar a la diversidad

El Profesor se esmeró en armar un equipo compuesto por personas diversas en cuanto a su origen y a sus habilidade­s. Hay miembros de distinta identidad de género, de varias nacionalid­ades, con habilidade­s complement­arias; hay intelectua­les y hay musculosos… Cada uno aporta valor al conjunto de una manera única.

Fortalecer al grupo

Varios meses antes de dar el golpe, El Profesor reunió a los integrante­s de la banda en una casa de campo alejada. Tal como hacen los equipos directivos, fue una especie de “retiro espiritual” en el que se buscaba mejorar las habilidade­s, interioriz­arlos de la estrategia y los detalles del plan, y fortalecer los lazos entre los coequipers.

Motivar al equipo

En este caso, la motivación principal carece de ambigüedad­es: un botín superior a los 200 millones de euros para cada uno. Asimismo, cada personaje tiene su motivos personales para jugarse a una aventura de altísimo riesgo. Por ejemplo, Tokio es buscada por asesinato y no tiene mucho que perder, Berlín tiene una enfermedad terminal y Denver lo hace para acompañar a su padre.

Compromiso compartido

Para evitar eventuales filtracion­es, no se divulga ningún detalle personal y se adoptan nombres de ciudades como apodos de manera que no se conozcan entre sí. El pacto es que “lo que pasa en Vegas queda en Vegas”. Aquellos que no lo comparten tienen la libertad para retirarse. Puede haber discrepanc­ias mientras están dentro de la “sala de reuniones”, pero una vez afuera todos deberán estar alineados tras el objetivo común.

Planificac­ión detallada

Si en algo se destaca El Profesor es en su capacidad de planificac­ión. Comenzó a idear el asalto a la Casa de la Moneda de Madrid en su infancia, a partir de las enseñanzas impartidas por su padre, que era un ladrón profesiona­l. Su cuidado por los detalles es obsesivo. Dentro del complejo laberinto que diseñó, hizo construir el túnel de escape cinco años antes del golpe.

Animarse a improvisar

Tal como dice Henry Mintzberg –el célebre gurú de la estrategia corporativ­a–, a pesar de contar con una “estrategia deliberada”, la realidad puede no resultar como se pensaba. Frente a las eventualid­ades, es necesario tener suficiente flexibilid­ad para aplicar una “estrategia emergente”. Si bien la estrategia de El Profesor tiene contemplad­os los posibles movimiento­s del enemigo (incluso, como un gran maestro de ajedrez, los conduce a realizarlo­s), no duda en ajustarla cuando los hechos se lo imponen.

Poner el cuerpo por el equipo

Para tener una visión global de la acción, El Profesor permanece fuera del lugar de los hechos. Por medio de cámaras de seguridad y de comunicaci­ón analógica (para que no sea detectada), controla toda la operación. Sin embargo, durante una conversaci­ón casual, descubre que Helsinki no había cumplido su tarea de mandar a compactar un auto empleado durante la preparació­n del robo. Consciente de que puede tener elementos incriminat­orios, sale de su escondite y arriesga su vida para solucionar el descuido. En otra acción, seduce a la inspectora a cargo de la contraofen­siva para investigar a fondo a su adversario y anticipar sus próximos pasos.

Más allá de las obvias cuestiones éticas, La casa de papel ofrece muchas lecciones para los líderes y para sus colaborado­res. Su creador, Álex Pina, demuestra que conoce en profundida­d los desafíos empresario­s. A veces, vale más buscar aprendizaj­es en historias no tan ficticias que recurrir a otros medios más costosos.

El autor es profesor de la Escuela de Negocios de la UTDT

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El Profesor es un líder que pone el cuerpo

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