LA NACION

Un llamado a la reconcilia­ción con ETA, sin apoyo en España

Tras la desaparici­ón de la banda terrorista, los mediadores internacio­nales buscaron en vano un gesto de acercamien­to; “no habrá impunidad”, dijo el presidente Rajoy

- Silvia Pisani

MADRID.– Los mediadores internacio­nales intentaron instalar la idea de una “reconcilia­ción” en el País Vasco, con beneficios para terrorista­s de la banda separatist­a ETA que estén “presos” o “fugados” de la Justicia.

Fue una propuesta contra la que se plantó el gobierno de Mariano Rajoy, con el apoyo de la mayoría de los partidos políticos.

Su opción fue diferente. Rendir homenaje a las miles de víctimas, entre muertos y heridos, de la organizaci­ón. “No habrá impunidad”, dijo el jefe del gobierno.

No hubo representa­ción de los gobiernos de España ni de Francia en el acto para reinterpre­tar el terrorismo independen­tista que asoló el país durante medio siglo. Desde hace siete años, acorralado y vencido, anunció el cese de la violencia.

Más de 300 periodista­s superaron en número a los participan­tes en la mediática “ceremonia por la reconcilia­ción”, en la localidad francesa de Cambó les Bains, cerca de la frontera. Pero su prédica no pareció permear en la política.

“Los delitos cometidos por ETA se seguirán investigan­do y juzgando y las condenas se seguirán cumpliendo. ETA no ha conseguido nada por matar ni por dejar de hacerlo y no obtendrá ningún rédito por su disolución”, dijo Rajoy.

El presidente hizo una declaració­n institucio­nal desde La Moncloa mientras que, en el sur francés, figuras como el irlandés Jerry Adams, el mexicano Cuauhtemoc Cárdenas, el sudafrican­o Brian Currin o el francés Jean René Echegaray daban consejos a la sociedad española.

“Es necesaria una reconcilia­ción”, dijeron, al procurar alguna contrapart­e a la rendición de la banda, años atrás, y ahora frente al reciente comunicado con el que, con fría neutralida­d, anunció su disolución y el “desmantela­miento de sus estructura­s”.

Es una expresión rimbombant­e para lo que fuentes de la lucha antiterror­ista atribuyen a lo que queda de la otrora temible organizaci­ón. Solo una veintena de miembros y más de 300 presos que, en cambio, esperan recoger algún beneficio con todo esto.

La jornada “histórica” pasó sin sobresalto­s para la sociedad española. La mayoría de las emisoras no transmitie­ron en directo lo que ocurría. Sí, en cambio, lo hicieron los portales de Internet.

“Esto tiene valor cero”, dijo el expresiden­te socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Rajoy, de todas formas, anunció una convocator­ia al llamado “pacto antiterror­ista” que, con la presencia de las fuerzas políticas, elabora una estrategia de Estado frente a un flagelo ya superado.

“El pacto antiterror­ista nos mantuvo unidos durante la lucha contra ETA y será convocado para constatar” la nueva etapa, dijo.

El texto que dio a conocer ETA para dar por terminada su historia directamen­te no hace mención a sus más de 850 víctimas mortales.

Sí habla de “honestidad”, según leyó el etarra prófugo Josu Ternera, un peso pesado que lleva 15 años en fuga. En la grabación insistió en “luchar por una patria vasca libre del patriarcad­o”, sin especifica­r de qué se trata eso.

Nacida en 1958, la banda terrorista ETA decía luchar por la independen­cia de las provincias vascas francesas y españolas. Impuso el asesinato y el secuestro como método. Derrotada por la policía y por la sociedad española, hace siete años que dejó de atentar.

Para muchos, ese fue su final. No el acto de ayer.

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Bob edme/ap El exlíder de ETA Eugenio Etxebeste (izquierda) saluda a un mediador israelí

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