Relleno sanitario
El gobierno de la ciudad anuncia una grave emergencia para la disposición de la basura, por el agotamiento de las tierras de la Ceamse destinadas al relleno sanitario. Ello exigiría volver a la incineración. No es cierto que la Ceamse, cuya planificación y puesta en marcha tuve a mi cargo, carezca de tierras, ya que es propietaria de 2780 hectáreas aún no utilizadas, que fueron cedidas por ley 8782 de la provincia de Buenos Aires, con el destino específico de recuperarlas mediante el relleno sanitario para convertirlas en parques públicos. Esta superficie es suficiente para los próximos 30 años. Para hacerlo, es necesario que se restablezca la plena vigencia de la ley 8782, eliminando la injustificada restricción dispuesta por ley 12.814, que amplió la selva marginal a un tamaño que excede en forma exagerada sus verdaderos límites geográficos. No se justifica volver a la incineración, con o sin recuperación de energía, que es el sistema más caro que existe, ya que triplica el costo del relleno sanitario. Según el Banco Mundial el sobrecosto de la incineración es, como mínimo, de 70 dólares por tonelada y representaría un quebranto de 140 millones de dólares anuales para el AMBA, considerando el total de los residuos que hoy van a relleno sanitario después del reciclaje. En
30 años la pérdida alcanzaría 4200 millones de dólares, monto que sería suficiente para duplicar la red de subtes extendiéndolos al conurbano. La recuperación de las tierras inundables generaría, además, una rentabilidad de 3000 millones de dólares para la comunidad, por la creación de espacios verdes equivalentes a 15 Palermos. En Buenos Aires el relleno sanitario ha significado disponer de la basura en forma higiénica desde hace 40 años. Este sistema se encuentra aprobado por las normas ambientales de la Comunidad Europea y de Estados Unidos y se utiliza intensivamente en Estados Unidos (54%), Gran Bretaña (49%), Italia (51%), España (58%), Francia
(31%), Turquía (99%) y, como dice la Organización Mundial de la Salud, es el método más conveniente por su notable economía y eficiencia. Desde luego, siempre que se respeten las reglas de la ingeniería sanitaria para la preservación del ambiente. Guillermo Laura
Presidente de la Fundación Metas Siglo XXI laura@metas.org.ar