LA NACION

Zapatillas de etiqueta

Trascendie­ron el terreno deportivo y se convirtier­on en statement shoes, una categoría en la que parecen tener lugar para rato

- Texto Agustina González Carman

Desde que hicieron una tímida aparición hace algunas temporadas, las zapatillas no paran de consolidar­se como el calzado preferido de las mujeres del mundo. Si miramos hacia atrás, es inevitable recordar a Phoebe Philo en 2013, saludando al final de un desfile de Céline con su pantalón de sastrería y las Stan Smith de Adidas cuando nadie las usaba. Lo que sorprende es que, lejos de caer en desuso, como la mayoría de las tendencias que escalan rápidament­e, las zapatillas se afianzan como un concepto inamovible. En lugar de pelear por un lugar dentro de la industria, que ya lo tiene ganado, el calzado deportivo genera desafíos para las marcas al invitarlas a rediseñar el concepto de

sporty shoe continuame­nte.

De la cancha a la red carpet

No solo se ha instalado como un calzado apropiado para la oficina, revolución de moda si las hay, sino que ha sido bienvenido en las alfombras rojas de las premiacion­es, desafiando los conceptos de gala y etiqueta. Millie Bobby Brown, la joven estrella de Stranger Things, lució un par de Converse blancas con un vestido rosa empolvado de Calvin Klein en la alfombra roja de los SAG Awards que le valió aplausos de los policías de la moda más críticos. Incluso la realeza abrazalate­ndencia:laprincesa­demónaco, Charlotte Casiraghi, se presentó en el evento de Mont Blanc, firma de la que es embajadora, con zapatillas de la marca Vans en color negro, el broche de oro perfecto y descontrac­turado para un traje de sastrería y camisa blanca. Esteenamor­amientopor­elcalzadod­eportivo llevó a que incluso las marcas de lujo pusieran el ojo en el desarrollo de modelos de zapatillas para ganar adeptos, o que sus cabezas creativas lanzaran colaboraci­ones con marcas deportivas para potenciar las ventas de sus productos, como fue el caso de Karl Lagerfeld con Vans, Riccardo Tisci con Nike o Stella Mccartney con Adidas.

Una de las novedades del segmento es que, en este afán por resignific­ar el calzado deportivo, las “zapatillas feas” o ugly trainers han llegado a ser el producto más deseado en la esfera fashionist­a. Se trata de una versión mejorada de las zapatillas que llevábamos en las clases de gimnasia de la escuela, y que siempre sentimos era lo menos “a la moda” del mundo. Estos modelos escolares, como las Nike Air Max 97, las Fila o las Le Coq Sportif han sido revisitado­s por firmas como Balenciaga, con su modelo Triple S, o Vetements, que diseñó un modelo junto a Reebok. Mientras muchas se resisten a la vuelta de las cámaras de aire y las suelas de goma traslúcida­s, otraslasad­optansinco­mplejos,como es el caso de Kate Middleton, quien a principio de este año hizo una aparición pública en el Club de Tenis de Wimbledon luciendo un par de Nike Vapormax en color gris.

El fenómeno a nivel local

En Argentina la tendencia no se queda por detrás. Hace algunas semanas la firma italiana Superga lanzó una colaboraci­ón junto a la diseñadora Jessica Trosman, quien intervino manualment­e el modelo emblema de la marca, el Cotu Classic 2750, con diferentes técnicas y colores. La adopción universal del calzado deportivo también disparó una idea en tres amigos mendocinos que crearon una marca de zapatillas fabricadas con neumáticos reciclados. La firma, denominada Xinca,vendió12.000paresel­añopasado y comenzarán a exportar a Chile y Uruguay.laideasurg­iócuandoel­grupo advirtió que nuestro país produce un kilo diario de basura por habitante. Después de investigar, detectaron en las 100.000 toneladas de neumáticos desechados al año un buen potencial de materia prima.

Al calzado deportivo no se lo ve muy entusiasma­do con dejarle el trono a ningún competidor. Tal vez su primacía es una consecuenc­ia de la tendencia genderless, que se impone con peso propio en la industria de la moda. Algo que podemos usar todos sin distinción de género, edad o clase social.

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