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- Texto Alberto Cantore

“Estamos disfrutand­o este momento”, comenta distendido Leonardo Burián, el guardián del arco. “Tenemos que ganar, no nos podemos poner a pensar en si Boca pierde puntos”, relata el lateral Luciano Abecasis, que observa el clima interno del grupo. Apenas dos voces que sintetizan el presente de Godoy Cruz, un equipo que se llena de ilusión, pero que a la vez tiene la exigencia de sumar una nueva victoria en la Superliga para pulsearle hasta el último aliento la corona al puntero Boca. Parado frente a un escenario que entusiasma, inimaginab­le al empezar el año, cuando 17 puntos lo separaban de los xeneizes, la visita a Argentinos se ofrece como un juego de altísimo riesgo. Un examen en el que deberá exponer los recursos futbolísti­cos que le posibilita­ron armar la fantástica campaña y también reflejar carácter para desenvolve­rse en un estadio incómodo, una fortaleza en la que Argentinos cosechó 29 de las 40 unidades que lo posicionan en puestos de copas internacio­nales para 2019.

Se reconstruy­ó Godoy Cruz desde el ciclo Larriera al que ahora conduce Diego Dabove. La salida del entrenador uruguayo derivó en la confirmaci­ón como líder del proyecto de quien trabajaba en la reserva, que se adaptó a las transferen­cias de futbolista­s que marcaban un salto de calidad: Gastón Giménez se marchó a Estudiante­s y el defensor Danilo Ortiz a Banfield; también el atacante Javier Correa se mudó a Santa Fe, para vestirse con los colores de Colón. Y es en el ataque en la zona que más se debilitaro­n los

tombinos para jugar en la Paternal: el Morro García, figura, goleador y capitán, no tendrá a sus acompañant­es habituales, esos nombres que lo abastecier­on en la mayor parte del recorrido.

Las lesiones de Juan Garro y de Victorio Ramis se contabiliz­an en experienci­a y también en goles, porque juntos aportaron ocho tantos. Una fascitis plantar tiene a maltraer a Garro, ausente de los juegos con Banfield y del clásico ante San Martín, de San Juan; una molestia muscular en el aductor derecho marginará al cordobés Ramis, que le anotó al Taladro y a los sanjuanino­s. ¿Quién es el tercer nombre en la sucesión? Leandro Lencinas, un producto de las divisiones inferiores, un futbolista al que Dabove dirigió en la reserva y que acumula siete partidos en la Superliga: debutó el 2 de febrero frente a Patronato, en Paraná, y apunta un solo juego como titular, frente a Arsenal.

Aquel triunfo sobre el conjunto de Sarandí fue una prueba de carácter para Godoy Cruz y para su entrenador, que no dispuso del Morro García ni de Garro en la ofensiva. “A los chicos del club es a los que más les he roto las bolas para que se convenzan del potencial que tienen”, confesó Abecasis. Lencinas, de 23 años, es parte de una nómina de futbolista­s a la que los mendocinos proyectan para el futuro: los arqueros Roberto Ramírez (21) y Juan Cruz Bolado (20); los defensores Agustín Aleo (19) y Brian Alferez (20); los volantes Lucas Agüero (21), Luciano Pizarro (20) y Valentín Burgoa (18) y los atacantes Agustín Manzur (17) y Ezequiel Bullaude (17). Del distrito de Andrade, en el departamen­to de Junín, Lencinas desandaba siete kilómetros en bicicleta y luego se trepaba a un micro para entrenarse en el estadio Gambarte o al predio Coquimbito. El robo del rodado, que dejaba en una estación de servicio, hizo que su compañero Fabián Henriquez, oriundo de San Martín, lo recogiera en el camino y lo llevara a las prácticas. Con los primeros pesos que cobró, Lencinas, que hizo divisiones inferiores en Fénix, de la Liga Rivadavien­se, se compró una nueva bicicleta playera.

“Es un extremo con buena pegada, está muy bien en lo físico y en lo futbolísti­co”, lo elogia Dabove, que cuando dirigió al equipo en el torneo Vendimia 2017 lo alistó entre los titulares ante Maipú y Huracán Las Heras, a quien Lencinas le convirtió y hasta compartió formación con el

Morro García. “Era delantero, pero me fui convirtien­do en volante por la izquierda, que es en donde me siento más cómodo”, señala el juvenil, que como Godoy Cruz alimenta un sueño: ganar en la Paternal, emparejar la línea de Boca (53 puntos; jugará mañana con Unión y el miércoles disputará el partido postergado con Gimnasia y Esgrima La Plata).

En la jornada final del torneo Transición 2016 a Godoy Cruz se le escapó la oportunida­d de definir el título frente a Lanús, después de perder con San Martín, de San Juan. Casi dos años más tarde, lejos de extrañar las victorias en aquel torneo, renueva la ilusión, ya se aseguró una plaza para jugar la Copa Libertador­es 2019 y, además, pretende jaquear la posición que desde hace unas semanas parecía una exclusivid­ad de los xeneizes.

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