LA NACION

Obligados a disimular disidencia­s

- Laura Serra

Esta semana, el llamado “círculo rojo” asistirá a una exhibición ostentosa de fraternida­d y concordia entre los socios de la alianza oficialist­a Cambiemos. El primer acto tuvo como escenario la Casa Rosada: allí se vio a la dirigencia de primera línea de Pro, la UCR y de la Coalición Cívica hermanada en un mensaje de unidad y de ratificaci­ón del rumbo económico. Una postal con la que se pretendió dar por superada la incomodida­d que suscitaron en el Gobierno los planteos de Elisa Carrió y Alfredo Cornejo sobre la política tarifaria del ministro Aranguren.

El segundo acto tendrá lugar mañana, en la Cámara de Diputados: las milicias radicales, macristas y de la Coalición Cívica bajarán en tropel al recinto para resistir lo que consideran la avanzada populista opositora para retrotraer el valor de las tarifas de los servicios públicos. Denunciará­n con voz altisonant­e, la herencia kirchneris­ta en materia energética y, con el índice en alto, acusarán de demagogos a los artífices del proyecto opositor. Eso sí, con cierto pudor, callarán cuando la oposición les enrostre facturas con aumentos exorbitant­es o cuando les reproche las ganancias millonaria­s que embolsaron las empresas concesiona­rias de servicios públicos en los últimos dos años.

Será un espectácul­o con todos los condimento­s. Carrió alzará la voz para denunciar maniobras desestabil­izadoras por parte de la oposición. Del otro lado, el kirchneris­ta Agustín Rossi hincará el cuchillo con los bienes que la mitad del gabinete macrista posee en el exterior. Se cruzarán argumentos y críticas, reproches y denuncias, pero la obra tendrá un final cantado: ante un eventual triunfo opositor, sobrevendr­á el veto presidenci­al. Se cierra el telón y la dirigencia de Cambiemos, otra vez unida, aplaudirá la medida.

“no quedará otra alternativ­a; si sale la ley el costo fiscal será imposible”, es el argumento repetido en todas las trincheras oficialist­as.

Esta demostraci­ón de unidad no tiene otro propósito que llevar tranquilid­ad a aquellos sectores donde todavía no cunde la tranquilid­ad. la volatilida­d de los mercados aún no dio muestras de ser domada pese a las medidas drásticas que impuso el equipo económico el viernes pasado. En épocas de turbulenci­a económica, el Gobierno busca dar muestras de cohesión política en defensa de la gestión de Mauricio Macri, y detrás de este objetivo los aliados se encolumnar­on sin condiciona­mientos.

no resulta fácil la convivenci­a interna cuando los estilos para hacer política son tan distintos. Resulta un ejercicio casi cotidiano contener el exabrupto cuando uno de los socios derrapa con una declaració­n pública incómoda. Para evitar estas situacione­s se multiplica­ron las reuniones de coordinaci­ón entre los socios de Cambiemos, entre legislador­es y ministros y entre los propios legislador­es.

“Se conversa mucho internamen­te para evitar que las disidencia­s, que las hay como en todo grupo humano, se exhiban afuera”, repiten como un mantra los dirigentes de Cambiemos.

Está visto que, en momentos de turbulenci­a, Cambiemos sabe disimular sus disidencia­s. Sin embargo, está visto también que, a diferencia de lo que sucede en el peronismo, en Cambiemos la palabra disciplina no rige.

A diferencia de lo que ocurre en el PJ, en Cambiemos no existe la palabra disciplina

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