LA NACION

La nueva vida de Melania

La primera dama evita hablar de los escándalos del marido, pero aprovecha su creciente popularida­d

- Mary Jordan, Emily Heil y Josh Dawsey THE WASHINGTON POST

Con rutina propia y poco tiempo junto a Trump.

WASHINGTON.– Donald y Melania Trump tienen rutinas cotidianas diferentes. El presidente se levanta alrededor de las 5.30 de la mañana, ve programas de noticias en la televisión y tuitea.

Según dos amigos cercanos de los Trump, la primera dama se despierta en su propia habitación un poco más tarde. Después prepara a su hijo de 12 años para ir a la escuela, lo que implica asegurarse que lleve la tarea hecha en la mochila.

Entre el ruido y el alboroto de la administra­ción Trump –y en especial, el reciente revuelo causado por el dinero que pagó el presidente para silenciar a la actriz porno Stormy Daniels–, Melania ha logrado establecer una rutina más tranquila, con frecuencia separada de la de su esposo, para criar a su hijo y hacerse un lugar en una Casa Blanca poco convencion­al.

La primera dama no aludió directamen­te a los affaires que Daniels y otra mujer, Karen McDougal, dijeron haber tenido con su marido. Pero comenzó a levantar visiblemen­te su perfil, independie­ntemente del presidente, y convocó a una conferenci­a de prensa ayer en el Jardín de rosas de la Casa Blanca, una aparición pública que apenas unos meses atrás habría sido inimaginab­le.

“Su atención siempre estuvo puesta en los niños, y este lanzamient­o está destinado a formalizar el papel que tendrá en los próximos tres a siete años”, dice Stephanie Grisham, vocera de Melania.

Los matrimonio­s políticos tienden a ser más complicado­s que el resto, pero es sorprenden­te que los Trump hagan tan poco esfuerzo para presentar un frente más unido. Aunque ambos son profundame­nte consciente­s del poder de las imágenes visuales, algunos de sus momentos memorables juntos fueron embarazoso­s, como cuando Melania rechazó la mano de él en una pista de aterrizaje, o las oportunida­des en que la captaron intentando escapar de su alcance.

“Es una persona muy reservada, que entiende que es asunto solamente suyo y que va a lidiar con eso en privado”, dice Stephanie Winston Wolkoff, amiga de larga data de Melania. “No son una pareja que se da la mano porque sí; ella es una europea clásica, es distinta”.

Es raro ver una foto informal del presidente disfrutand­o un momento casual con su esposa, o incluso con Barron, el primer infante que vive en la Casa Blanca desde John F. Kennedy Jr., a comienzos de la década de 1960.

Según varias personas que conocen los horarios de la pareja, los Trump tampoco suelen juntarse durante su tiempo libre. El presidente suele pasar las vacaciones y los fines de semana en Mar-a-Lago, donde juega al golf o cena con políticos, ejecutivos de negocios y personalid­ades de los medios, sin que aparezca la figura de Melania. Según varios invitados, el presidente y la primera dama a veces tampoco comen juntos en la Casa Blanca.

“Pasan muy poco o nada de tiempo juntos”, dice un amigo de hace mucho tiempo del presidente.

Grisham dice que sí pasan tiempo juntos. “Salvo los viajes que realiza el presidente solo, la familia pasa la mayoría de las noches junta”. Grisham también le restó importanci­a a los titulares sobre los supuestos affaires de Trump y dijo que Melania “le pone su energía a ser esposa, y está concentrad­a en su papel como primera dama. El resto es solo ruido”.

Melania concede pocas entrevista­s, pero durante la campaña le dijo a The Washington Post que ella y su marido son “muy independie­ntes”, y agregó que “nos damos espacio a nosotros mismos y al otro”.

Según varias personas que conocen a la pareja, ese espacio parece haber aumentado bajo el techo de la Casa Blanca, especialme­nte desde que Daniels, una estrella porno cuyo nombre real es Stephanie Clifford, así como Karen McDougal, modelo de Playboy, hablaron públicamen­te sobre sus supuestos affaires con Trump durante su matrimonio con Melania. Durante la campaña, un abogado de Trump le pagó 130.000 dólares a Daniels para que dejara de hablar del tema.

La semana pasada, Trump tuiteó que le pagó al abogado para “detener las acusacione­s falsas y extorsivas hechas por ella sobre un affaire”. rudolph W. Giuliani, uno de los abogados de Trump, le dijo a NBC News que el pago se hizo “para evitar el bochorno personal y la angustia de la esposa de Trump”.

Otro incómodo intercambi­o ocurrió el 26 de abril, cuando Trump llamó al programa Fox & Friends para anunciar que era el cumpleaños de Melania, pero enseguida se puso a hablar sobre Daniels. Cuando en el mismo programa de televisión le preguntaro­n qué le había comprado a Melania para su cumpleaños, hizo una pausa: “Tal vez no le haya comprado mucho. Le regalé una tarjeta hermosa, como se imaginará, estoy demasiado ocupado como para andar buscando regalos”.

Según varios miembros de la Casa Blanca, Melania levantó una pared de facto entre el Ala Este, donde está renovando su oficina y disfrutand­o de su creciente popularida­d, y el Ala Oeste, donde tienen oficinas su esposo e Ivanka Trump, la mayor de sus hijastras. Cuando va al Ala Oeste para sus tareas oficiales, la primera dama no atraviesa el hall ni pasa a saludar a su marido. “Es raro que ponga un pie en el Ala Oeste”, dice una persona con informació­n de primera mano.

Sin embargo, muchos analistas políticos creen que si Trump quiere ganar en 2020, necesitará contar con Melania a su lado.

Según varias personas, la pareja no suele juntarse en su tiempo libre Cuando va al Ala Oeste, Melania no pasa nunca a saludar a su marido por la oficina

 ?? Saul lOE/aFP ?? Melania Trump, ayer, se dirige a dar su primera conferenci­a en la Casa Blanca
Saul lOE/aFP Melania Trump, ayer, se dirige a dar su primera conferenci­a en la Casa Blanca

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina