LA NACION

La gala del Met

Nueva york. Figuras destacadas del espectácul­o compartier­on la apertura de la muestra dedicada a piezas de indumentar­ia e imaginería católica

- Lucía Vilariño

Moda y religión se dieron cita en el gran evento realizado en Nueva York.

NUEVA YORK.– Ayer Nueva York tuvo su gran noche de “los Oscar de la moda”. Como cada primer lunes de mayo, el Metropolit­an Museum of Art realizó su gran gala, con la alfombra roja más esperada del año que, esta vez, buscó celebrar la comunión entre la moda y la religión.

Es que la inauguraci­ón de la exhibición anual del departamen­to de moda del museo signa la temática que manda en la alfombra roja.

La muestra “Heavenly Bodies: Fashion and the Catholic Imaginatio­n” (Cuerpos celestiale­s: la moda y la imaginería católica) podrá visitarse hasta el 8 de octubre.

En sintonía con la propuesta curatorial, el dress code indicado en las invitacion­es fue Sunday best, una forma de aludir al “vestido de domingo”, es decir, la vestimenta para asistir a la misa.

La gran expectativ­a giró en torno de qué atuendo elegirían las celebritie­s más provocativ­as y no defraudó. Katy Perry fue el arcángel de la fiesta: apareció enfundada en un vestido dorado, bucaneras al tono y un emplumado abrigo con alas de más de dos metros de altura; Ariana Grande lució estampas de frescos de la capilla sixtina en un voluptuoso vestido; Rihanna llevó una mitra bordada con pedrería en la cabeza, y Sarah Jessica Parker se puso un altar como sombrero.

Jared Leto emuló un Jesucristo posmoderno y Anne Hathaway dio la nota con un tocado de espinas. Se vieron collares con cruces, tiaras doradas circulares en representa­ción del aura y varios motivos renacentis­tas en las prendas. La paleta apuntó a los tonos usados en la liturgia: osciló entre rojo, blanco y dorado.

Este evento se realiza desde 1948 y adquirió gradualmen­te prestigio y notoriedad especialme­nte en los últimos 22 años, desde que, en 1995, Anna Wintour, la editora de Vogue America y directora artística de Condé Nast, tomó el mando de la fiesta. Resonaron los rumores de que pronto dejará su cargo editorial y comenzaron especulaci­ones acerca de si eso reforzaría su rol exclusivo de anfitriona de gala, un puesto desde el cual ejerce un gran poder.

Quien quiere asistir únicamente puede hacerlo con invitación. La señora Wintour es la encargada de selecciona­r a cada invitado. Muchas veces son las marcas y sponsors quienes compran mesas para llevar a sus invitados, sin que ello sea garantía de acceso, ya que todos los nombres pasan por el ojo crítico de la editora de Vogue y su equipo.

Wintour también elige a celebritie­s para que la acompañan en el rol de coanfitrio­nes. Este año es el turno de Rihanna, Donatella Versace (también sponsor del evento) y Amal Clooney. Una selección feminista para acompañar el momento de #Girl Power.

El desarrollo de la gala del Met puede medirse en números: el ticket, que en la edición inicial costaba US$50, hoy asciende a un valor de US$30.000, mientras que las mesas cuestan unos US$275.000. La fiesta y la exhibición también admiten sponsors. Toda la plata de las ventas va dirigida a The Costume Institute, ya que es el único departamen­to del Met que debe autofinanc­iarse.

 ?? Afp ?? Katy Perry, un ángel versión Versace
Afp Katy Perry, un ángel versión Versace
 ?? Afp ?? Rihanna, por John Galliano
Afp Rihanna, por John Galliano
 ?? Ap ?? Anna Wintour, por Chanel
Ap Anna Wintour, por Chanel
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Afp Sarah Jessica Parker, por Dolce & Gabbana

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