LA NACION

Veredas rotas

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El gobierno porteño ha anunciado que para fines de 2019 estará arreglado el 80 por ciento de las veredas de la ciudad de Buenos Aires, un problema que se ha convertido en el mayor reclamo que se le formula a Horacio Rodríguez Larreta en las reuniones con vecinos.

Definitiva­mente, no se trata de una cuestión menor: nada menos que uno de cada dos frentes en la ciudad presenta veredas rotas, y dos de cada tres roturas se han originado en trabajos realizados por empresas de servicios públicos.

Las cifras resultan sorprenden­tes. El territorio de la Capital Federal cuenta con unos 321.000 frentes, de los cuales alrededor de 150.000 están rotos, de acuerdo con estadístic­as suministra­das recienteme­nte por las autoridade­s porteñas. El 64% de esas roturas se originó en obras de empresas de servicios públicos; el 24%, en el desgaste y mal uso, y el 12%, en las raíces de los árboles.

El plan del gobierno local para tener reparado el 80% de las veredas hacia fines del año próximo se basa en un ordenamien­to de las empresas de servicios. Se trata de un paso necesario, por cuanto buena parte del mal estado de las aceras peatonales radica en la ausencia absoluta de coordinaci­ón, lo cual genera que muchas veces una empresa vuelva a romper una vereda recién reparada.

Cada día se solicitan en promedio unos mil permisos para hacer obras en la ciudad de Buenos Aires. Se calcula que el tiempo de duración de cada una de ellas es de 28 días, lo que da cuenta de la cantidad de agujeros con los que deben convivir quienes habitan en esta capital o transitan por ella. Casi la mitad de esos permisos correspond­en a reparacion­es en la red de agua; el 20% se refieren a obras eléctricas, y otro 20%, a obras de gas.

El año pasado, la Legislatur­a porteña sancionó un nuevo régimen de multas, controles y estándares de calidad para evitar los cierres defectuoso­s y para coordinar los trabajos que afectan los frentes. De acuerdo con esta normativa, se debe agilizar la tramitació­n de permisos de aperturas o roturas en la vía pública, al tiempo que se actualizar­á el registro de empresas autorizada­s a hacerlas, lo cual debería redundar en una mayor eficiencia de los controles, en atención a que solo un 13% de los pedidos se justifican por razones de emergencia.

Es de esperar que estas medidas permitan reducir la elevada siniestral­idad por los cierres de veredas mal hechos y que esta cuestión deje de ser motivo de queja de tantos porteños.

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