› Con el clásico Barça-Real, España tiene su propio SuperBowl
Marcelo Gantman
Un afortunado consumidor de Big Cola se ganará un viaje para ver #ElClásico de la próxima temporada del fútbol español. Big Cola es una de las gaseosas de mayor venta en África, producida por AJEAST Nigeria, la compañía que firmó la alianza más reciente con La Liga. El fabricante de bebidas tuvo los derechos para organizar la exhibición pública de Barcelona-Real Madrid el domingo pasado y de hacer todo tipo de activaciones, presenciales y digitales, con los atractivos que ofrece todo el fútbol español. La Liga se compromete con este intercambio a ofrecer su experiencia para el desarrollo de academias de fútbol juvenil y la formación de entrenadores en Nigeria. El camino explorado por la FIFA con los Mundiales hace más de veinte años encuentra nuevas formas con las redes sociales, pero tiene el mismo sentido: conquistar, en todos los sentidos del término, nuevos mercados y ocuparlos sin concesiones.
El activo central de La Liga es haber hecho de #ElClásico su propio Superbowl. Cada Barcelona-Real Madrid es presentado como un hecho icónico, un momento sublime escindido del resto de la marcha del campeonato. Ningún partido trascendente de la Premier League, mucho menos de la Serie A o de la Bundesliga, consigue ser tan relevante como Real Madrid-Barcelona. Un caballo de Troya de uno de los contenidos más apetecibles que tiene el deporte de esta era: el duelo planetario entre Messi y Cristiano Ronaldo. Ahorremos la fatiga que representa dirimir, cada vez que se los nombra, quién es el mejor y porqué: La Liga encontró la lucidez y el marketing adecuado para explotar como se debe este enfrentamiento que define estos años del fútbol mundial.
Con 182 países receptores de la transmisión televisiva, con 500 millones de fanáticos pendientes del partido, La Liga prometió y cumplió con el despliegue de un arsenal tecnológico; variantes en la ubicación y definición de 40 cámaras, para hacer de cada partido un hecho fundacional. No importa si la novedad no es tan novedad porque los mismos televidentes, ya vieron esas innovaciones en la NBA y probablemente en la NFL. Barcelona y Real Madrid se adueñan del futuro del fútbol y del modo de consumirlo con su Superbowl a medida, rodeado de activaciones en sitios públicos en los mercados donde el fútbol interesa más que nada y se permite que lo global se superponga con lo local sin generar ruidos en la línea.
Barcelona y Real Madrid llevan esta pulseada por el mundo. Real Madrid asegura tener 600 millones de fanáticos en el mundo, de los cuales el 44 por ciento proviene de Asia. Por eso abrió una oficina en China para llevar sus asuntos directamente desde ahí. Barcelona, algo más modesto, asegura contar con 350 millones de fanáticos globales. Messi y su club aparecen como una de las marcas deportivas más queridas y valoradas en el mercado chino, pero su zona de dominio absoluto actual es Japón a partir de su sociedad con Rakuten (comercio electrónico) y Konami, que anunció con fuerza la salida del PES 2019.
#ElClásico terminó 2 a 2. Tuvo el último acto de Andrés Iniesta, un Cristiano Ronaldo a medias y el rutinario sello de Lionel Messi. Fue otra edición de un Superbowl de diseño, tal vez menos intensos que otros por estar La Liga ya definida, pero siempre influyente. Cómo para prestarle toda la atención disponible en tiempos de intereses dispersos.