LA NACION

Renunció uno de los jueces que liberaron a Cristóbal López

El camarista había sido duramente cuestionad­o por sus resolucion­es.

- Paz Rodríguez Niell

El camarista federal Jorge Ballestero, uno de los jueces que liberaron al empresario Cristóbal López, presentó la renuncia a su cargo en la Sala I de la Cámara Federal porteña.

El ministro de Justicia, Germán Garavano, anunció a la nacion que el presidente Mauricio Macri aceptará la renuncia la semana próxima.

Se cerrarán entonces las investigac­iones que el camarista tiene en curso en el Consejo de la Magistratu­ra. El objetivo del Consejo es determinar si un juez debe enfrentar un juicio político. El objetivo del juicio político es resolver si correspond­e la destitució­n. La renuncia pone fin a todo este proceso. Ballestero podrá jubilarse y seguirá cobrando casi lo mismo que percibía como juez.

Garavano venía conversand­o con Ballestero su alejamient­o desde hacía semanas. Se reunieron antes de que el camarista pidiera licencia (tiene una licencia médica –por problemas cardíacos– hasta el martes próximo) y anteayer Garavano recibió oficialmen­te la renuncia, que mantuvo en secreto hasta ayer.

En simultáneo con la noticia, el Ministerio de Justicia dio a conocer ayer un paquete de reformas del sistema de selección de jueces para “elevar el estándar” en la elección de los futuros magistrado­s federales. Incluye que los exámenes que toma el Consejo sean orales y que la AFIP “profundice la informació­n sobre los antecedent­es patrimonia­les y la conducta tributaria” de los candidatos a jueces federales.

La nota que Ballestero le hizo llegar a Garavano no expresa motivos. Tiene un solo párrafo. Dice que presenta su renuncia “con efecto a partir del 1° de junio del corriente año”. Ballestero, sin embargo, no tiene planes de volver a la Cámara. Así lo informó ayer alanac ion. Seguirá de licencia hasta que se haga efectiva la aceptación de la renuncia.

La Cámara Federal es un tribunal clave. Revisa las decisiones más importante­s de los doce jueces de Comodoro Py, que concentran las principale­s causas de corrupción. La salida de Ballestero se suma al traslado de Eduardo Farah –el otro que votó la liberación de López–. Ambos apartamien­tos son un triunfo de la presión del Gobierno, que avanza en el diseño de una nueva Cámara.

Macri dijo en TV que el fallo sobre López lo “indignó” y consiguió instalar la idea de que la decisión había dejado al empresario a un paso de que se extinguier­a la acción penal en su contra. El Presidente los tenía en la mira desde hacía tiempo: F ar ah y Ballestero (con Eduardo Freiler, que fue destituido) confirmaro­n el procesamie­nto de Macri en la causa de las escuchas. A las críticas del Presidente, se sumó Elisa Carrió, que pidió que se investigar­a “si hubo dinero” detrás del fallo. El Consejo, con mayoría oficialist­a, abrió causas contra ambos. Y hasta la Corte se subió a las sospechas: pidió investigar la conformaci­ón del tribunal.

La Cámara Federal está formada por dos salas de tres jueces. Hoy, el tribunal solo tiene dos integrante­s: Martín Irurzun y Leopoldo Bruglia, cuyo traslado definitivo a Comodoro Py firmó Macri el mes pasado.

Ahora, el Presidente tendrá tres sillas por cubrir, previo concurso en el Consejo, donde Cambiemos tiene una mayoría cómoda para negociar las ternas de candidatos. Además, ya eligió a Mariano Llorens, que espera el acuerdo del Senado. Mientras tanto, Irurzun y Bruglia deberán resolver todos los casos. Si no están de acuerdo, podrán recurrir a la “integració­n”: convocar a un juez para un tema puntual. La práctica de la Cámara es que esa integració­n sea con un miembro de la Cámara del Crimen. También podría nombrarse a uno o más subrogante­s (el nuevo régimen establece que debe ser un camarista penal económico) para cubrir vacantes transitori­amente o, una tercera opción: disponer un traslado definitivo, con las pautas que fijó la Corte. Una fuente del tribunal dijo ayer que todavía no está decidido qué harán.

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