Europa deja solo a Trump y cierra filas para salvar el acuerdo con Irán
Las potencias firmantes del pacto que limitó el programa atómico iraní intentan resistir las exigencias de Washington de distanciarse de Teherán mientras preparan negociaciones para cambios de fondo
PARÍS.– Al retirar a Estados Unidos del acuerdo con Irán, Donald Trump asumió un grave riesgo. Los europeos, por su parte, no tienen más remedio que aceptar el desafío, hacer todo lo posible para preservar el pacto existente y obtener de Teherán nuevos compromisos.
En ese intento, las últimas horas fueron para los responsables europeos de una febril actividad. El presidente francés, Emmanuel Macron, se comunicó con su homólogo iraní, Hassan Rohani, para reafirmar la voluntad del bloque de preservar el acuerdo nuclear de Viena de 2015 a pesar del retiro de Estados Unidos.
En esa conversación, Macron recordó su proyecto de “abrir una amplia discusión (…) tomando como punto de partida el acuerdo de 2015”, indicó el Palacio del Elíseo en un comunicado oficial. Francia propone incluir en el nuevo acuerdo algunos aspectos ignorados por el tratado anterior, como las actividades balísticas de Irán y las principales crisis de Medio Oriente, que darían a ese futuro texto un contenido mucho más político que el actual.
La Unión Europea (UE) respaldó esa propuesta al reafirmar que está “decidida a trabajar con la comunidad internacional” para asegurar “la plena y efectiva aplicación” del acuerdo nuclear. La posición de la UE fue definida en un comunicado divulgado en Bruselas por la representante para la política exterior, Federica Mogherini, en nombre de los 28 Estados miembros.
Pero no solo Europa fijó ayer su posición. Después de “lamentar” la decisión de Donald Trump, China también se declaró resuelta a seguir actuando de forma “transparente y pragmática” para mantener vigente el acuerdo, aseguró el vocero de la cancillería, Geng Shuang.
Anteayer Rusia se había declarado a su vez “profundamente decepcionada” por la decisión de Trump y afirmó que “sigue determinada a respetar el acuerdo nuclear con Irán”, según el ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, citado por la agencia Interfax.
Para reforzar esa dinámica, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó que Irán había cumplido “con todos sus compromisos en materia nuclear”. En una clara desmentida a las afirmaciones de Trump, la agencia explicó que el país había estado sometido al “régimen de verificación más fiable del mundo” en materia nuclear.
El proceso de consultas con Irán, según acordaron Macron y Rohani, comenzará a la brevedad con un viaje del canciller francés, JeanYves Le Drian, a Teherán para reunirse con su homólogo Mohammad Javad Zarif. Francia no precisó cuál fue la reacción de Rohani a las propuestas europeas. Pero, en todo caso, es claro que los responsables iraníes no tienen una posición común al respecto.
Si bien Rohani parecería dispuesto a dar un paso en esa dirección, tanto Ali Larijani, presidente del Parlamento, como el guía supremo, el ayatollah Ali Khamenei, tienen dudas sobre la voluntad europea de permanecer en el actual acuerdo y negociar un nuevo texto. “¿Quieren hacer otro acuerdo? Obtengan antes garantías reales. Porque mañana harán lo mismo que Estados Unidos”, dijo Khamenei.
Para los europeos, no solo la cuestión del desarme nuclear y una paz duradera en una región ubicada a las puertas del bloque son importantes. También está la economía.
En 2015, no bien fue firmado el acuerdo nuclear, las empresas europeas –francesas en particular– se precipitaron a Teherán para aprovechar el levantamiento de sanciones. Renault, Peugeot, Total y Airbus obtuvieron excelentes contratos en ese prometedor mercado. Ahora, todas las decisiones tomadas por los grupos occidentales desde 2015 se encuentran amenazadas por la decisión de Washington.
“Los que hacen negocios con Irán tendrán un plazo [180 días] para deshacer sus compromisos”, indicó la Casa Blanca. Aquellos que no hayan renunciado a esas actividades se expondrán a graves consecuencias”, advirtió.
A partir de noviembre próximo, las empresas presentes en Irán podrán ser víctimas del principio de “extraterritorialidad” aplicado por Estados Unidos. En virtud de la “ley D’Amato-Kennedy”, la Justicia norteamericana puede enjuiciar a toda entidad que tenga relaciones con países sometidos a embargo en caso de que tengan filiales en Estados Unidos, operen en dólares, con bancos norteamericanos, utilicen sistemas informáticos producidos en ese país o incluso tengan un solo empleado de esa nacionalidad.
Los europeos deben ahora, antes que nada, hallar la forma de eludir los efectos de esa ley leonina.
“Es inadmisible que Estados Unidos se convierta en el gendarme económico del mundo”, se indignó el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire. Francia es el cuarto inversor extranjero en Irán.