LA NACION

Los aliados regionales de EE.UU., primeros en la lista de represalia­s iraní

- K. Fahim y L. Morris THE WASHINGTON POST Traducción de Jaime Arrambide

Los aliados más cercanos de Estados Unidos en Medio Oriente –Israel, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos– presionaro­n al presidente Donald Trump para que retire a su país del acuerdo nuclear con Irán sobre la base de la convicción compartida de que dicho acuerdo solo había incentivad­o el envalenton­amiento militar de Irán en la región.

Pero esos mismos aliados son precisamen­te los que podrían afrontar las consecuenc­ias potenciale­s del anuncio de Trump. Según los analistas, es casi seguro que la decisión desestabil­ice aún más a un Medio Oriente golpeado por guerras civiles y escaramuza­s subsidiari­as que llenaron de armas la región y generaron millones de desplazado­s.

Trump no dio ninguna pista sobre la forma en que Estados Unidos planeaba asegurar la seguridad de sus aliados, trabados en un creciente conflicto en el que Irán participa en Siria, Irak, Yemen y en otros lugares. “No queda nada claro si los norteameri­canos tienen alguna estrategia para el día después”, dice Emile Hokayem, miembro del Instituto Internacio­nal de Estudios Estratégic­os. “Es el peor de los escenarios posibles. Vamos a deshacerno­s de un acuerdo para el control de armas, pero no hay base para una estrategia regional que contenga a Irán, o lo comprometa con el problema”.

“El anuncio causará satisfacci­ón en Israel y en las capitales árabes –agregó Hokayem–. Pero sin una estrategia política más amplia, tampoco servirá a sus propios intereses”.

Yoel Guzansky, miembro del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Tel Aviv, dijo que si bien el acuerdo nuclear tenía falencias, no ve una estrategia general de Estados Unidos hacia Irán.

“Mientras dice que abandona el acuerdo, también dice que retira tropas estadounid­enses de Siria. Así que está enviando la señal de que no le interesa Medio Oriente, y eso es contradict­orio. Estados Unidos no puede retirarse y dejar que Israel y Arabia Saudita arreglen el desorden”, explicó.

Arabia Saudita y los Emiratos

Árabes Unidos lideraron el ataque contra Irán en el mundo árabe, sobre la base de una supuesta interferen­cia iraní en los asuntos internos de las monarquías del Golfo Pérsico. Arabia Saudita y Emiratos Árabes también se unieron en una coalición militar contra un grupo rebelde en Yemen al cual acusan de actuar como fuerza subsidiari­a de Irán. Ambos países se habían quejado con vehemencia de que al sellar el acuerdo nuclear con Irán, Barack Obama ignoraba la cuestión de la seguridad de la región. Según funcionari­os de su administra­ción, Obama accedió a ofrecer apoyo militar estadounid­ense a la campaña liderada por Arabia Saudita en Yemen para mitigar en parte el enojo de sus aliados del Golfo. La rivalidad de larga data entre Irán y Arabia Saudita empeoró durante el año pasado, cuando funcionari­os sauditas acusaron a Irán de proporcion­arles a los rebeldes yemenitas, conocidos como los hutíes, misiles balísticos que fueron disparados hacia territorio saudí. Irán negó haber provisto misiles a los rebeldes.

Israel hizo lobby contra el acuerdo desde un principio, y adujo que era mejor no tener un acuerdo que tener uno malo. “Arreglalo o rechazalo” se convirtió en el lema del primer ministro Benjamin Netanyahu. Pero los jefes de seguridad de Netanyahu expresaron su preocupaci­ón de que el colapso del acuerdo termine resultando contraprod­ucente para Israel.

En una señal de la posible escalada militar, anteanoche las fuerzas armadas israelíes les pidieron a los residentes de los Altos del Golán que abrieran los refugios antiaéreos por riesgo a un ataque iraní y a un movimiento “inusual” de las fuerzas iraníes dentro de Siria. Más tarde, la agencia de noticias estatal de Siria informó que se habían intercepta­do misiles israelíes cerca de Damasco.

El retiro estadounid­ense y la perspectiv­a de intensas sanciones propician la posibilida­d de represalia­s iraníes en varios frentes, una amenaza tanto para países aliados de Estados Unidos como para países donde hay apostadas tropas norteameri­canas.

Irán “puede aumentar el costo para Estados Unidos y los países regionales participan­do en pequeñas actividade­s de las que pueda tomar distancia, para recordarle a la gente que Irán no carece de poder de disuasión”, dice Hokayem. “Aquí todos sabemos que los iraníes son capaces de cosas horrendas. Lo que no sabemos es si Estados Unidos y otros países han entendido eso en su política”.

Michael Wahid Hanna, analista de la Fundación Century, dice que es posible que Irán se refrene para preservar el acuerdo con Europa y aislar a Estados Unidos de sus aliados. Pero al mismo tiempo, está “seguro de que Bashar al-Assad, Haider al-Abadi y Ashraf Ghani están nerviosos por lo que vendrá”, dice Hanna en referencia a los líderes de Siria, Irak y Afganistán, todos países en los que hay tropas estadounid­enses.

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Legislador­es iraníes, ayer, mientras queman la bandera de EE.UU.
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