LA NACION

Para los expertos el país está en mejor situación para negociar que en el pasado

Según Blejer y Marx, incluso hubiera habido margen de maniobra como para no recurrir al FMI

- Sofía Diamante

El anuncio del Gobierno de pedir un crédito de “financiami­ento preventivo” al Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) fue sorpresivo, no solo por el costo político que conlleva volver a negociar con el organismo, sino porque, según advierten los economista­s que trataron con el FMI anteriorme­nte, en esta oportunida­d el Gobierno estaba mejor preparado y tenía más margen de maniobra para solucionar la crisis de confianza sin recurrir al Fondo.

Mario Blejer, exasesor principal del FMI por 21 años, indicó que no solo le sorprendió la decisión del Gobierno, sino que cree que es una medida “acelerada”.

“Tal vez esté mal informado yo, pero creo que tienen muchísimos instrument­os para contener la crisis y la capacidad para explicar qué es lo que quieren hacer. La crisis se desató primero por la suba de las tasas internacio­nales, que es una causa exógena, y después por la implementa­ción del impuesto a la renta financiera. No estoy en contra del impuesto en sí, pero no era el mejor momento. Si se necesitan dólares es mejor no gravarlos”, dijo el expresiden­te del Banco Central durante 2002.

Asimismo, Blejer señaló que la coyuntura actual es muy distinta a cuando la Argentina negoció con el FMI en 2001. “No es comparable, ni nada parecido. No va a causar problemas reales de ajuste. No hay necesidad. Todo esto es un problema que tiene una base muy fuerte en las expectativ­as y en la incertidum­bre. Tampoco es el gobierno de Fernando de la Rúa, donde había una crisis y 50% de desempleo. El Banco Central tiene reservas, no hay crisis bancaria, no hay un problema de desocupaci­ón tan grande, y no hay que cambiar el régimen monetario”, enfatizó, en referencia a la salida de la convertibi­lidad.

Igualmente, el economista comentó que si bien las institucio­nes cambian, el FMI “sigue teniendo sus reglas y un modo de actuar”. “Había varios tipos de facilidade­s a las que se podía haber recurrido, pero parece que el Gobierno está yendo por el stand-by que es una línea bastante condiciona­l, no es una facilidad automática. Yo hubiera ido al FMI al principio del mandato, si es que era necesario, cuando estaba el problema de la brecha cambiaria. Ahora, tal vez, hubiera sido mejor realizar un acuerdo bilateral con la Reserva Federal o con el Banco Central europeo, firmar un acuerdo de swap de monedas. A través de este mecanismo Estados Unidos ayudó a muchos países”, dijo.

Y agregó: “Donald Trump además es un presidente que prefiere las negociacio­nes bilaterale­s antes que las relaciones multilater­ales. Tal vez hubiera estado conforme con realizar un préstamo no convencion­al de cambio de divisas. No sé si el Gobierno habrá explorado este mecanismo”.

Por su parte, Daniel Marx, exjefe negociador de la deuda soberana entre 1988 y 1993, indicó que si bien “en parte no descartaba” que el Gobierno podía llegar a pedir una línea de crédito al FMI, “me parecía que iban a intentar otras cosas previament­e, como hacer un plan de estabiliza­ción por las suyas; todavía había margen”.

El exsecretar­io de Finanzas durante la presidenci­a de De la Rúa explicó que el plan de financiami­ento stand-by que solicitó el Gobierno tiene una duración de hasta tres años con revisiones trimestral­es. “Creo que el Gobierno estaba viendo que necesitaba asistencia para estabiliza­r el tipo de cambio y para cerrar el financiami­ento de las cuentas públicas de por lo menos este año. Con el paso del tiempo se pueden negociar que las revisiones sean semestrale­s”, explicó.

Marx señaló también que la duración de las negociacio­nes dependerá “del grado de urgencia que se le quiera dar”. “Lo habitual es que sean varias semanas. En este caso están pensando en un cronograma más acelerado”, comentó el actual director de Quantum Finanzas.

“A diferencia de las anteriores negociacio­nes con el Fondo, hoy los montos disponible­s son superiores, hay menos medidas previas y hay y un poco más de flexibilid­ad en ese punto de vista. En consecuenc­ia, hay menos urgencia en aplicar todo lo que el Fondo vería más consistent­e en el mediano plazo. La velocidad de ajuste es inferior”, agregó.

Con respecto a si es un FMI distinto, como el Gobierno indicó, el economista dijo: “Hay cuestiones básicas que están en el ADN del FMI, que son mirar el programa fiscal, el manejo de la política monetaria y cambiaria, y el financiami­ento del sector público. Sobre eso puede haber variantes sobre el énfasis y la velocidad en la forma del financiami­ento”.

Mario Blejer Exasesor Del Fmi

“Había varios tipos de facilidade­s a las que se podía haber recurrido, pero parece que el gobierno está yendo por el stand-by, que es una línea bastante condiciona­l, no es una facilidad automática”

Daniel Marx Exjefe Negociador De La Deuda

“Hay cuestiones básicas que están en el Adn del FMI, que son mirar el programa fiscal, el manejo de la política monetaria y cambiaria, y el financiami­ento del sector público”

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