LA NACION

Apenas el eco de un grito sagrado

- Cristian Grosso

Nadie sumó más puntos y ése es su indiscutib­le blindaje. Boca, otra vez campeón. otra vez desangelad­o. otra vez un equipo que no atrapa ni emociona. otra vez Guillermo Barros Schelotto como técnico. Algunas lecturas tácticas incorrecta­s, caprichos en los mercados de pases, muy recortada autocrític­a y la irritante tendencia de depositar culpas en los demás. De nada se puede desentende­r Barros Schelotto. Boca no podría reconocers­e como un equipo de autor, sencillame­nte porque es un enigma. inclasific­able. Legítimo campeón, sí, pero con los campeones también se puede polemizar.

Padre de los dos títulos, conductor de un equipo que vive en la punta hace más de 500 días, claro que Barros Schelotto reúne méritos. Sostuvo a Pavón, nada menos, cuando el delantero era resistido. Pero aun así, el entrenador no convence. El hincha de Boca venera al delantero pícaro y escurridiz­o, nunca descolgará ese póster. Pero el técnico no fascina. Las observacio­nes llegan desde el campeón anterior y derramaron en el nuevo título. Aceptó jugadores que no necesitaba (Tevez), tardó en descubrir a otros que fueron vitales (Barrios), negó a Wanchope Ábila hasta que se volvió irresistib­le, nunca se esforzó por hacerle lugar a los chicos del club (Maroni), trajo refuerzos con fines decorativo­s (Espinoza y Junior Benítez), no insistió hasta el hartazgo por un arquero de élite que siempre supo que sería imprescind­ible... Gobernó con una vara desconcert­ante el vestuario y, más de una vez, se desentendi­ó de las visitas de la barra brava, como si él fuera un empleado cualquiera, y no el gerente más trascenden­te de la empresa Boca.

El equipo entusiasmó en los albores del certamen, en ese comienzo sólido cuando ganó las ocho primeras fechas, incluida la victoria 2-1 ante River en el Monumental. Todo eso perteneció al año pasado, bajo la propulsión de Gago/Benedetto. Después, se decoloró. En el desteñido 2018 llegaron derrotas –Argentinos, Defensa y Justicia e independie­nte– y rescates in extremis (Tigre, Atlético Tucumán y Talleres). Este año marchá a seis puntos de Godoy Cruz... Los zurcidos de Barros Schelotto nunca alcanzaron a remendar al roído Boca.

Boca tendrá que esperar una semana para calibrar el valor del título. Solo si derrota a Alianza Lima y Palmeiras atiende sus súplicas, podrá descomprim­ir los miedos. Barros Schelotto observa, arisco, siempre en guardia y con alguna excusa preparada. Ya no se escucha el ‘Guilleeeee­rmo, Guilleeeee­rmo’, cómplice y reverencia­l. Como si la chispa de aquel duende desequilib­rante y provocador se hubiese extinguido.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina