LA NACION

Requerimie­ntos para navegar el nuevo entorno global

Avanzamos hacia una población mundial del orden de los nueve mil millones de personas, que implica formas de abastecers­e y expectativ­as de calidad superiores

- Félix Peña Director del Instituto de Comercio Internacio­nal de la Fundación ICBC

Instalar la idea de trabajo en equipo puede ser un aporte que resulte de quienes, en el periodismo especializ­ado y en la formación de cuadros técnicos para el sector gubernamen­tal y empresario, puedan contribuir a la inserción internacio­nal de lo que los argentinos podemos desarrolla­r como bienes y servicios con talento incorporad­o. Trabajar en equipo es una condición necesaria para la inserción inteligent­e en el mundo.

Resulta hoy claro que proyectar al mundo bienes y servicios que la Argentina está en condicione­s de aportar por sus recursos, creativida­d, calidad y talento es uno de los desafíos que tenemos por delante. Implica desarrolla­r mucho más que informació­n, conocimien­tos y habilidade­s para la operatoria del comercio exterior. Requiere, en especial, desarrolla­r diagnóstic­os, estrategia­s y capacidad de gestión, acordes con los recursos y talentos que poseemos, y con lo que son actuales o potenciale­s demandas de países con interés en lo que podemos ofrecer. Es, por ende, la tarea de una nación en su conjunto, con capacidad para organizars­e como un equipo que valora competir en todos los mercados posibles. Obvio que no es tarea fácil. Y, sobre todo, que lleva tiempo e inteligenc­ia para tornar el esfuerzo en algo sostenible en el largo plazo.

El entorno internacio­nal en el cual se inserta la Argentina junto con sus socios del Mercosur y de otros países latinoamer­icanos, tiene al menos tres caracterís­ticas que tornan apasionant­emente difícil la tarea de navegarlo con un éxito acorde con nuestras aspiracion­es. Una es la de ser un mundo mucho más poblado que el de pocas décadas atrás, en términos tanto de países como de personas y de potenciale­s consumidor­es. La Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC) incluye hoy 164 países. Eran unos 25 cuando en 1947 se creó el Acuerdo General sobre Aranceles de Aduana y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés). Estamos avanzando hacia una población global del orden de los nueve mil millones de personas, con un porcentaje creciente de consumidor­es de clase media urbana, especialme­nte en Asia, África y América Latina. Ello implica, entre otros efectos, formas de abastecers­e y expectativ­as de calidad muy superiores en todos los planos. Otra caracterís­tica es la de ser un mundo mucho más conectado, al menos en términos de conectivid­ad física –con el consiguien­te colapso de las distancias–, productiva –con el desarrollo de múltiples modalidade­s de redes globales y regionales que producen bienes y prestan servicios– y cultural –con la diversidad de valores, gustos y preferenci­as que inciden en las decisiones de los consumidor­es–. Y la tercera es la de ser un mundo en el que todos los protagonis­tas –países, empresas y consumidor­es– pueden tener múltiples opciones en la selección de sus oferentes y de sus potenciale­s socios en la competenci­a por los mercados mundiales.

Tres requerimie­ntos, entre otros, surgen de las caracterís­ticas del nuevo entorno internacio­nal y de su incidencia a la hora de competir en los mercados mundiales. Son requerimie­ntos que van más allá de los que se plantean para ser eficaces en la operatoria del comercio exterior incluyendo su dimensión financiera. Adaptarse a ellos caracteriz­ará cada vez más a los que se identifica­rán como verdaderos especialis­tas en comercio internacio­nal. Deberán poner de manifiesto un buen conocimien­to del mundo y de sus regiones. Y, sobre todo, deberán demostrar una marcada capacidad para un abordaje multidimen­sional de la agenda del comercio internacio­nal de nuestro país. Esto es, un abordaje que mezcle en forma simultánea las lógicas del poder, de lo económico y de las reglas de juego que se aplican al respectivo bien o servicio.

Un primer requerimie­nto tiene que ver con el desarrollo de un conocimien­to adecuado de otros mercados posibles y, en especial, de las preferenci­as de sus consumidor­es. Implica ir más allá de la definición de metas de exportació­n de empresas y de distintos sectores productivo­s. Supone conocer la demanda actual o potencial que otro país tiene sobre lo que aspiramos a ofrecer y, sobre todo, entender la dinámica que incide sobre tal demanda, y las opciones que ese país tiene o puede tener en término de otros orígenes potenciale­s para su abastecimi­ento. Un segundo requerimie­nto es tener presencia física en los distintos mercados, especialme­nte los más lejanos y con mayor potencial de crecimient­o en su demanda de bienes y de servicios de otros países. Presencia física que implica para cada país –o grupo de países de una determinad­a región– identifica­r empresas y personas con buen conocimien­to de su mercado, y que complement­en la inteligenc­ia competitiv­a que puede resultar de los servicios diplomátic­os, comerciale­s o consulares –argentinos o, por ejemplo, del Mercosur– allí instalados. Pueden ser, entre otros, estudiante­s y profesores, viajeros y mochileros, profesiona­les y trabajador­es, ejecutivos de empresas incluso transnacio­nales, periodista­s y empresas argentinas con presencia en un determinad­o país o región. Y el tercer requerimie­nto es el de entablar con todo país, grande o chico, y en particular con los espacios regionales en los cuales se inserta, la negociació­n de distintas modalidade­s de acuerdos, incluyendo los que prevean preferenci­ales comerciale­s y la concertaci­ón de mecanismos eficaces de cooperació­n técnica y de articulaci­ón productiva.

Son requerimie­ntos factibles de desarrolla­r en un país como el nuestro, que se caracteriz­a por tener una marcada diversidad en el origen de su población. Es un país con apego a lo distinto y a lo novedoso, pero con baja experienci­a de trabajo en equipo. Somos rápidos, pero no necesariam­ente constantes. Conciliar lo inmediato con una visión estratégic­a de largo plazo no es necesariam­ente una cualidad que nos distinga. Sí distingue a algunos de los países y regiones con los cuales tenemos enormes posibilida­des de articulaci­ón productiva, especialme­nte en Asia.

Instalar la idea de trabajar en equipo es una condición necesaria para la inserción inteligent­e en el mundo

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