LA NACION

Acoso sexual, mobbing y bossing, los tres pecados capitales en la oficina

- Alejandro Melamed Consultor en innovación disruptiva, autor de El futuro del trabajo y el trabajo del futuro

recienteme­nte hemos sido testigos de resonantes casos de acoso laboral y acoso sexual en diferentes tipos y tamaños de organizaci­ones, públicas y privadas. Es un tema que se ha visibiliza­do socialment­e y requiere una especial y responsabl­e atención por parte de todos los que integramos la comunidad laboral.

En primera instancia, es importante distinguir cuándo efectivame­nte ocurre y cuándo no. En muchos casos, nos encontramo­s con jefes autoritari­os que tienen ciertas conductas tiránicas y ejercen sobre sus equipos una presión muy alta, sin ocultarlo. Esta situación se puede denominar “maltrato directivo”; es –desde ya– repudiable y requiere un cambio.

Sin embargo, cuando la toxicidad cruza un límite, ya estamos en presencia del acoso moral: una práctica ejercida en las relaciones personales, consistent­e en un trato vejatorio y descalific­ador hacia una persona, con el fin de desestabil­izarla psíquicame­nte. Entre muchos otros factores, incluye la humillació­n y la falta respeto por el otro como persona.

El acoso laboral es una práctica ejercida en el ámbito del trabajo y consiste en someter a un empleado a presión psicológic­a para provocar su marginació­n. Es destructiv­o por su propia naturaleza, ya que hay una intenciona­lidad de impactar negativame­nte en el otro. En general, los procedimie­ntos siempre tratan de ser ocultos y tiene diferentes formas de manifestar­se, entre ellas:

Mobbing (to mob : engañar, atacar, maltratar aunque también muchedumbr­e y mafia) cuando un grupo de personas intenta atacar psicológic­amente y de manera sistemátic­a a una persona, para tratar de marginarla. Son persecucio­nes colectivas y en general a nivel horizontal, entre trabajador­es del mismo nivel. 1- Bullying (to bully: intimidar, amedrentar) refiere más a la violencia física y abarca tanto los comportami­entos psicológic­os como los físicos, incluidos los actos de violencia menor. Es más amplio que el mobbing: va desde las burlas y la marginació­n hasta las conductas de abuso con connotacio­nes sexuales o agresiones físicas. puede ser tanto de pares como de superiores.

2- Bossing (boss: jefe) es el acoso producido por el jefe o superiores jerárquico­s. 3- Acoso sexual: es el comportana­lidad miento en función del sexo, de carácter desagradab­le y ofensivo para la persona que lo sufre. confluyen ambos aspectos negativos: no deseado, no consensuad­o y ofensivo. Vale aclarar que según la OIT se consideran comportami­entos de tono sexual los contactos físicos y las insinuacio­nes, observacio­nes de tipo sexual, exhibición de pornografí­a y exigencias sexuales, verbales o de hecho. Es humillante­ypuedecons­tituirunpr­oblema de salud y de seguridad. además, es discrimina­torio cuando podría causar problemas en el trabajo, en la contrataci­ón o el ascenso o cuando crea un medio de trabajo hostil.

las manifestac­iones de acoso sexual pueden ser verbales (comentario­s y preguntas sobre el aspecto, el estilo de vida, la orientació­n sexual, llamadas de teléfono ofensivas), no verbales (silbidos, gestos de connotació­n sexual, presentaci­ón de objetos pornográfi­cos) o físicos (violencia física), el hecho de “toquetear” (acercamien­tos innecesari­os) .

Hay que tener en cuenta que el acosador, en cualquiera de sus manifestac­iones, toma como pretexto el trabajo para efectuar un ataque personal, conducirse al territorio de lo íntimo y siempre existe el propósito de generar un impacto negativo en la otra persona. Hay una naturaleza perversa en su accionar y su intenciode siempre es negativa. El abuso de poder por parte del victimario y la situación de vulnerabil­idad de la víctima potencian el impacto.

¿Qué hacer ante estas situacione­s? Tanto como víctima, compañero o jefe es importante la aceptación de la situación y romper el silencio. Observamos en muchos casos que el temor a las consecuenc­ias impulsa el mantener oculto por mucho tiempo el tema. recuperar el protagonis­mo y la autoestima para poder comenzar a sanar el daño psicológic­o es una etapa crítica, que con la ayuda de especialis­tas se puede lograr.

Es muy importante documentar el problema y obtener evidencias, tratar de estar siempre acompañado por personas de confianza, evitar las reacciones ante las agresiones, estar atento permanente­mente, no bajar la guardia, mantener la calma y la distancia –aunque no sea fácil–, no apresurars­e a tomar decisiones y –fundamenta­lmente– nunca perder la dignidad exigiendo el respeto por nosotros como personas. Todos nos merecemos trabajar en contextos seguros y saludables sin ningún tipo de violencia física o psicológic­a, para liberar nuestro potencial y dar lo mejor.

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