La licitación de bonos del Tesoro alivió el mercado
En una jugada sorpresa, Finanzas lanzó dos títulos en pesos a 5 y 8 años y recaudó $73.249 millones La calificadora de riesgo indicó, sin embargo, que los inversores están mirando más allá de la coyuntura
Después de tres semanas de turbulencia financiera, finalmente el Gobierno pudo anunciar ayer una buena noticia: licitó dos bonos en pesos (BOTE) a largo plazo por un total de $73.249 millones. Los títulos atrajeron la atención de fondos del exterior, que aumentaron la oferta de dólares con ese ingreso de capitales.
Las caras de los ministros Luis Caputo (Finanzas) y Nicolás Dujovne (Hacienda) finalmente dejaban entrever una sonrisa ayer a la tarde cuando, en conferencia de prensa, presentaron el resultado de una adjudicación que estaba fuera de
agenda. El Ministerio de Finanzas había sorprendido al mediodía con el llamado a licitación de los BOTE. La reapertura de la emisión duró cuatro horas, desde las 13 hasta las 17, y permitió recaudar US$3000 millones aproximadamente.
Dujovne, en aparente respuesta a las críticas que señalan que hay muchos ministros del área económica, quiso “resaltar la coordinación con la que funcionamos todos juntos para llevar tranquilidad”, en un día que se esperaba de tensión por el megavencimiento de $617.800 millones de Lebac (letras del Banco Central).
La acción conjunta comenzó temprano a la mañana con el Ministerio de Hacienda, que difundió una reducción interanual de 44,6% en el déficit fiscal de abril. Por su parte, el Banco Central hizo lo suyo con una oferta inicial de US$5000 millones para fijar el techo del precio del dólar a $25. El jaque mate fue la reapertura
de los títulos nacionales.
“Quiero destacar que pudimos hacer la licitación en lo que fue el peor día para los mercados emergentes”, dijo Caputo, en relación con la suba del rendimiento del bono del Tesoro estadounidense a 10 años por arriba del 3%, lo que hace más atractivo ese activo y limita la liquidez de capital internacional.
El BOTE con vencimiento en 2023 se licitó a una tasa fija de 19% anual y recaudó $36.378 millones, mientras que el BOTE a 2026 recaudó $38.147 millones a una tasa de 20%.
Caputo, además, señaló que dependiendo de las negociaciones con el FMI, el Gobierno no necesitaría buscar financiamiento externo en 2019. Para este año, el ministro ya había anunciado que el presupuesto estaba cubierto.
“Los BOTE son bonos sin liquidez a tasa fija en pesos. Los compran solamente fondos del exterior, que tratan de hacer carry trade de corto plazo, pero están expuestos a un riesgo más fuerte porque son títulos de larga duración”, opinó Federico Furiase, director del estudio Eco-Go.
“Fue una artillería fina de Caputo
lanzar la licitación de bonos en pesos una vez que el mercado entendió que tenía un techo de corto plazo con el dólar a $25. Así, buscó incentivar la entrada de fondos de afuera, como BlackRock y Templeton [dos de las gestoras de activos más grandes del mundo], para cambiar los dólares, bajar la tensión cambiaria en medio del vencimiento de Lebac y entrar en los BOTE”, agregó Furiase.
Por su parte, Mariano Sardans, CEO y fundador de FDI, indicó que es “fantástico que el Ministerio de Finanzas haya sacado esta licitación de la galera. No estaba en agenda la reapertura de tasa de emisiones. Últimamente habían estado muy castigados estos bonos. La licitación ayudó a bajar el tipo de cambio, sumado a la recolocación de Lebac, que fue un éxito también”, dijo.
“Podría ser el fin de la histeria del mercado de lo que fue una crisis cambiaria, que también repercutió en los bonos argentinos. Generalmente se confunde una crisis cambiaria –que se arregla con reservas, tasas y tiempo– con crisis de todo (bancaria y de deuda)”, concluyó. El Gobierno había definido el 25 de abril pasado como un día “histórico”. Pero lo que esperaba que sea recordado como la jornada en que comenzaba a implementarse el sistema de participación públicoprivada (PPP) quedó marcado como el día que empezó a gestarse la corrida cambiaria.
Tres semanas de turbulencia financiera después, se espera con interés la apertura de sobres económicos para mañana. Luego, en los próximos días, se dará a conocer cuáles son las empresas constructoras que se quedarán con las licitaciones y, por lo tanto, las que saldrán a buscar inversionistas para financiar esos megaproyectos de obra pública.
Ayer, la calificadora de riesgo Moody’s realizó un evento entre inversores y emisores, donde participaron especialistas sobre las PPP y funcionarios del Gobierno, que explicaron a los más de 150 presentes –incluidos representantes de bancos locales e internacionales– las especificaciones financieras de los proyectos.
“La volatilidad de los mercados y la incertidumbre de las últimas semanas fueron una de las mayores dudas que surgieron. En general, todos los involucrados miran más allá de la coyuntura y de la fluctuaciones del mercado, ya que son proyectos de entre 5 y 15 años. Las empresas que ganan la licitación tienen un año para conseguir financiamiento, lo que permite cierta flexibilidad sin que impacte en el contrato”, dijo Daniela Cuan, analista senior de Moody’s, en una conferencia de prensa posterior al encuentro.
Además, señaló que, dada la volatilidad actual, no todas las empresas van a comenzar los proyectos al mismo tiempo, lo cual, según Cuan, suponía un riesgo por la presión que iba a generar en los contratos. “Al comenzar las obras en distintos momentos va a haber más capacidad de los subcontratistas para abastecer esa cantidad de inversión en obra pública”, dijo.
Igualmente, indicó que, dada la incertidumbre –y por lo tanto el mayor riesgo–, el fondeo de los proyectos va a ser más caro. “Las ofertas se hicieron antes de que surgiera esta volatilidad. La mayor incertidumbre se va a recuperar a través de los precios finales –admitió–. Lo que no podemos medir es cuál es el precio de no hacer las obras. Cuando no hay acceso al financiamiento, el sistema de PPP permite acelerar inversiones en infraestructura necesarias para aumentar la productividad de la ac- tividad económica”, dijo.
La tasa de interés que tendrá que pagar el Gobierno por la emisión de los títulos de pagos de inversión (TPI), que se entregarán al contratista contra el avance de la obra, recién se va a saber con la apertura de las ofertas económicas. La Argentina tiene una calificación soberana de 15 sobre 21 escalones de nivel de rating. “Cada empresa pidió un precio fijo [una cantidad de TPI]. Ese valor tendrá que negociar con los subcontratistas”, dijo Cuan.
Por otro lado, en el evento se abordó también el financiamiento del mercado de préstamos UVA a través de fideicomisos financieros.
“El mercado de securitización en la Argentina se enfocó en el corto plazo. Con las descargas de las hipotecas, que duran por lo menos 25 años, los bancos van a buscar fuentes de fondeo a largo plazo también”, dijo Karen Ramallo, gerenta de Estructura Financiera de la calificadora.
Sin embargo, Valeria Azconegui, analista senior, indicó que igual que “observamos que el aumento de la incertidumbre impacta en la demanda de los productos de créditos, se congela también la necesidad de salir a descargar la cartera”. En los últimos dos años, el mercado hipotecario creció de 1 a 1,5% del PBI. El mayor riesgo en las PPP se trasladará al costo de la obra, dice Moody’s
“Quiero destacar que pudimos hacer la licitación en el peor día para los mercados emergentes”
Luis Caputo
MInIsTro dE fInanzas