En el espejo retrovisor de Jaguares aparecen los Pumas
El fabuloso escritor sueco Henning Mankell aludía la figura del espejo retrovisor: “Tenemos que volver la vista atrás para poder mirar hacia adelante”. Y agregaba: “El olvido y la mentira van siempre de la mano”. Si retrocedemos a febrero de 2015, a una nota publicada en este mismo espacio de la nacion Deportiva, allí encontraremos a un argentino, Agustín Danza, CEO de la Confederación Brasileña de Rugby, manifestar su misión de lograr que los Tupis se clasifiquen a la Copa del Mundo de 2023. Una porción de ese trabajo a largo plazo es la explicación del histórico triunfo del fin de semana ante una Argentina XV que deberá replantearse algunos puntos en sus ámbitos resolutivos.
La otra cara de la moneda de los últimos sucesos en el mundo del rugby es lo que ocurrió con el sainete que involucró durante días y días a España, Rumania, Bélgica, los árbitros y la Rugby Europe. Una serie que bien podría haber sido documentada por Netflix, y en la cual se reunieron trampas de distintos calibres, deficiencias deportivas, inoperancia y corrupción dirigencial y hasta un presidente de una federación involucrada que era el dueño de los derechos de televisación del Mundial para su país. Excedida la World Rugby, derivó el caso a un tribunal de 3 jueces independientes. La conclusión fue que España, Rumania y Bélgica se quedaron afuera de todo y que Rusia –organizador del último Mundial de Seven y sin participaciones en el XV– será el que irá a Japón 2018. Los involucrados primarios en este entuerto –insólito en este deporte– no usaron el espejo retrovisor del rugby. Olvidaron y mintieron.
De este lado del mundo ahora nos encontramos nuevamente con Jaguares entrando en acción tras la gira exitosa –desde todo punto de vista– por Oceanía. Si se mira hacia atrás, se avanzó en diversos sectores que involucran al juego desde lo global que exige el profesionalismo de alta competencia. Pero ahora viene otro paso que se representará en los Bulls de Pretoria, que reúnen 24 puntos al igual que los argentinos y que los Sharks de Durban, rival siguiente, el feriado del 25 de mayo. Los tres están en el segundo puesto, hoy a 7 puntos de los Lions de Johannesburgo, que tienen un encuentro más.
Así como cada partido tienen distintos momentos decisivos, cada fecha del Súper Rugby ofrece un nuevo desafío. En este caso, Jaguares tiene más de uno: hacer valer la localía (no lo ha conseguido en estos dos años y medio), no enfocarse en la expectativa que viene desde afuera (seguramente habrá más gente de la habitual en Vélez, mucha creyendo que después de Oceanía el triunfo es un trámite) y tampoco marearse con la posibilidad ahora concreta de entrar en los playoffs. Jaguares, que llega con algunas bajas importantes (no están ni su capitán ni su segundo, Matera y Tuculet), sigue siendo un equipo en construcción. En su juego y en su identidad. Vale reiterar algo ya escrito: Mario Ledesma miró el espejo retrovisor. Ahí está gran parte del cambio que trajo a la franquicia de la UAR.
Y si bien todavía la estructura profesional del rugby argentino está con agujeros que serán necesarios coserlos en un tiempo no muy lejano –no confundirse con los éxitos; el plan necesita otra vuelta de tuerca importante no más allá de 2020– hoy existen elementos positivos para destacar. El rugby argentino, que siempre fue respetado pero que generó algunas dudas en los últimos dos años, vuelve a la primera escena. Basta con leer los medios neozelandeses, los más críticos en esos tiempos de derrotas.
Hay una idea que se va mejorando; hay una esencia única que sigue siendo el rugby de clubes, el gran proveedor de los seleccionados; hay futuro (Kremer, Boffelli, Delguy, Cancelliere, Bertranou, por citar algunos, nunca jugaron una Copa del Mundo; la mayoría del resto jugó una sola); hay un producto 100 % autóctono (una rareza en las potencias, que cada vez recurren más a extranjeros) y está, al fin, la decisión que ahora permite volver a los de Europa, que terminará reforzando al verdadero seleccionado: los Pumas.
La dirigencia debe centrarse en el hoy y utilizar siempre el espejo retrovisor para poder mirar hacia adelante y no equivocar el camino. Hay mucho para ganar, pero también, sino se juega en serio–no con un hashtag– con todos yen todas las canchas, hay mucho para perder. Es cuestión de reforzar esta temporada de Buenos Aires.