El subte H, derecho a la facultad
Los usuarios tomaron fotos y videos de todos los detalles de la cabecera habilitada ayer; hubo vecinos que fueron especialmente a conocerla
Con la inauguración de una estación junto a la Facultad de Derecho, el subte H llegó hasta un grupo de usuarios que lo esperaban con entusiasmo: estudiantes y docentes de la UBA, vecinos y turistas de Recoleta. Todos recorrieron las novedades de las instalaciones –como los gates que reemplazaron los molinetes–, tomaron fotos y grabaron videos. Hubo algunas quejas y cierta confusión por cómo se dispuso la salida.
“¡Ay, tenía una ilusión! Siempre tuve la fantasía de llegar en el primer subte a la estación”, contó este mediodía Luciana Aguirre, docente y exalumna de la Facultad de Derecho de la UBA, en la flamante cabecera de la línea H, inaugurada ayer. Como cada semana, partió desde Liniers y combinó las líneas A y H para llegar a su trabajo.
Pensó que no iba a poder cumplir con su sueño: tenía que tomar un recuperatorio a la hora en que supuestamente empezaba el servicio en la nueva estación. “Pero de repente dijeron por los parlantes que iba a seguir hasta acá, media hora antes de lo previsto, y me puse feliz”, dijo. Fue la primera persona en utilizar la estación. Como Luciana, otros pasajeros se mostraron fascinados con la novedad y muchos vecinos de Recoleta se acercaron especialmente a conocerla.
Hubo alegría y fotos, y algo de confusión también. El estudiante de abogacía Facundo Ontiveros pasó muerto de risa por el nuevo sistema de gates: los molinetes fueron reemplazados por dos puertas de vidrio que se abren hacia los lados. “Tenía miedo de quedarme atrapado”, confesó. Como él, muchos dudaron a la hora de atravesarla; los más jóvenes filmaban videos mientras lo hacían. Un poco más allá, un chico de barba hacía fotos de las paredes con venecitas y de Matriz, la obra del artista Marcelo Toledo que cuelga del techo en la pasarela que conecta los andenes. Cerca de él, un estudiante le sacaba una foto a otro con el cartel de la estación. Todos quisieron documentar y compartir lo que veían de alguna forma.
Nora Cooperman y Gladys Liman, dos vecinas de Recoleta, llegaron a la estación un rato antes de que arribara el primer tren y revisaron cada detalle con entusiasmo. “¡Mirá que linda la obra!”, dijo Gladys mientras contemplaba la instalación de Toledo, una especie de capullo gigante. “Nosotras pertenecemos a la Comuna 2 y realmente nos gratifica esto, es un aporte muy importante”, explicó Nora. Juntas se subieron al primer tren que partió rumbo a Parque Patricios desde la estación. Con la inauguración de la parada Julieta Lanteri-Facultad de Derecho, la H suma 8,2 kilómetros de extensión entre ambos barrios.
El médico veterinario Marcelo Harris, de ambo azul, grababa con su celular un video mientras se desplazaba por toda la estación. “Frecuento la línea H mucho porque vivo en Parque Patricios y tengo mucha familia en Recoleta”, detalló. “Hoy tenía que ir a la estación Córdoba a hacer un pago y, como justo escuché en el altoparlante que recién se había inaugurado, hice dos estaciones más para verla. Me encanta el subte y la línea H parece del primer mundo, es una maravilla”, contó.
Sofía y Denise, dos estudiantes de Derecho opinaron que la cabecera “está bárbara”, pero agregarían más escaleras mecánicas.
La mayor confusión se dio entre los pasajeros a la salida de la estación: desemboca en una especie de plaza seca que mira directamente al Centro de Exposiciones de la Ciudad (CEC). “¿Dónde estoy?”, gritó una señora al llegar a la superficie.
A metros, otro pasajero señaló el CEC y preguntó si eso era la Facultad de Derecho. Una joven lo corrigió y enseguida se quejó de que podrían haber diseñado la puerta de salida mirando hacia la sede de la UBA. Fue el reclamo de muchos estudiantes y docentes, que son gran mayoría entre los usuarios de la cabecera. Aunque conformes, se lamentaron de que la estación y la Facultad no se conectaran por dentro.
Damián Cabrera sacaba fotos a todo. “Se las estoy mandando a mis compañeros de estudio y a mi hermana”, dijo. Contento, fue uno de los que criticó que “podrían haber hecho una salida directo a la Facultad de Derecho” para no tener que dar toda una vuelta.
“Me recibí acá hace muchísimos años y hoy me pone contenta la inauguración porque el acceso a la universidad estaba difícil”, recordó Lidia Fiumani, que caminaba por la zona con una amiga. Jubilada, sigue yendo a Derecho a tomar clases de piano. “Justo estábamos hablando de que vamos a usar la estación”, agregó.