Terminó la reunión del Papa con los obispos chilenos
Sería inminente la renuncia del cuestionado Barros.
ROMA.– En medio de una inmensa expectativa, terminó ayer la reunión de urgencia a la que el Papa convocó a los obispos chilenos para enfrentar el escándalo por abusos sexuales, de poder y de conciencia que sacudieron a su Iglesia en las últimas décadas.
Pese a que se espera una verdadera purga y la salida de al menos diez obispos –entre ellos Juan Barros, acusado de encubrir los abusos a menores del sacerdote Fernando Karadima–, al cabo del encuentro no hubo noticias de ese tipo. Pero el Papa hizo saber que los obispos chilenos se mostraron abiertos a “los cambios y resoluciones” que habrá que “implementar en el corto, mediano y largo plazo, necesarias para restablecer la justicia y la comunión eclesial”, y dispuestos a “reparar los daños causados”.
Al margen de la salida de Barros, presente en el encuentro y que según algunas fuentes ya habría presentado su renuncia, y la de otros tres obispos ligados a Karadima, se espera la salida del nuncio Ivo Scapolo, del cardenal Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago que ya presentó su renuncia por cuestiones de edad, y del cardenal Francisco Errázuriz, entre otros. Para todos los analistas, Francisco se juega su credibilidad y la de su pontificado en la resolución de la devastadora crisis chilena, que se remonta a cuando nombró, en 2015, al frente de la diócesis de Osorno a Barros, en medio de las protestas de los fieles.
Al dar cuenta del fin del último de los cuatro encuentros mantenidos desde el martes pasado por el Santo Padre con los 34 obispos chilenos llegados a Roma, el vocero papal, Greg Burke, difundió una carta que Francisco le entregó a cada uno de ellos.
“A la luz de estos acontecimientos dolorosos respecto de los abu- sos –de menores, de poder y de conciencia–, hemos profundizado en la gravedad de los mismos así como en las trágicas consecuencias que han tenido particularmente para las víctimas. A algunas de ellas yo mismo les he pedido perdón de corazón, al cual ustedes se han unido en una sola voluntad y con el firme propósito de reparar los daños causados”, dice la carta.
El Papa aludió así a los encuentros que tuvo a fines de abril con Juan carlos cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, tres víctimas emblemáticas de Karadima, a quienes invitó a pasar unos días con él en el Vaticano para reparar su error. Durante su viaje a chile, de enero pasado, Francisco había definido como “calumnias” las acusaciones de encubrimiento de estas víctimas contra Barros. El Papa respaldó varias veces a este prelado que fue brazo derecho de Karadima, a quien le rechazó dos veces la renuncia. Pero después de su viaje a chile, al comprender que había sido mal informado, en un giro de 180 grados envió a investigar el caso al arzobispo charles Scicluna, máximo experto en pedofilia. luego de recibir su informe, todo cambio: el Papa pidió perdón, admitió haberse equivocado y, en una acción drástica, convocó a los obispos a Roma.
En la carta que les entregó ayer al finalizar el encuentro, el Papa dejó entender que habrá pronto un recambio de personas y un proceso de renovación.
la misiva dejó perplejos a los periodistas chilenos que viajaron para cubrir este encuentro, que aguardaban anuncios y que rodaran cabezas. Algo que, de todos modos, sucedería en breve, tal como sugirió, en diálogo con periodistas, el padre catalán Jordi Bertomeu, de la congregación para la Doctrina de la Fe, número dos de Scicluna durante su misión especial a chile. “Yo creo que habrá medidas concretas de corto plazo. El Papa es un hombre de palabra y si lo dijo, las habrá”, dijo el sacerdote que, además, consideró “histórico” el encuentro entre Francisco y los obispos chilenos.
“Estamos en un momento muy especial para la Iglesia universal, no solo para chile”, comentó Bertomeu. “lo que ha pasado no es normal, llamar a toda una conferencia episcopal. Si yo fuera ustedes [periodistas], deduciría que es necesario esperar algunas medidas. creo que estamos haciendo historia”, dijo el prelado.