LA NACION

el artista que usa la conducta humana como materia prima

El ganador del premio Faena 2016 propone transforma­r la relación que tenemos con nuestro entorno

- Celina Chatruc

El joven se quita la remera, después el pantalón. Queda completame­nte desnudo en medio de la luminosa sala del Faena Art Center. Tiene unos veinte años, edad que funciona como pasaje entre la adolescenc­ia y la madurez. Ante varias personas que lo observan, se trepa a un motor Ford V8 que cuelga del techo y, en su estado más vulnerable, prueba nuevas actitudes para intentar transforma­r la compleja relación entre el hombre y la máquina como símbolo de poder.

“Es emocionant­e el momento en que el objeto se activa para convertirs­e en obra”, dice a la nacion Pablo León de la Barra, curador de arte latinoamer­icano del Museo Guggenheim de Nueva York y de esta muestra, mientras observa las obras de Roger Hiorns exhibidas en Buenos Aires. Con acento de su México natal agrega que el inglés, a quien considera uno de los artistas más relevantes del siglo XXI, “nos obliga a repensar nuestra relación con estos monstruos tecnológic­os que hemos creado”.

Más impactante­s aún son las turbinas que el ganador del Premio Faena 2016 ubicó en un terreno ubicado frente al hotel Faena, en Puerto Madero, devenido un parque arqueológi­co evocador de las obras de Adrián Villar Rojas. Allí también, desde mañana a las 15 y durante dos fines de semana consecutiv­os, el público podrá observar en forma gratuita cómo los performers resignific­arán restos urbanos selecciona­dos por el artista.

“Hiorns cree que el futuro de la producción no es simplement­e producir pinturas, objetos y performanc­e en el sentido clásico, sino también la invención y la propuesta de nuevos tipos de comportami­ento humano”, dice la presentaci­ón del joven británico de 43 años realizada por el Grupo Faena, que le otorgó 75.000 dólares hace dos años para producir la muestra titulada En el umbral.

La propuesta fue selecciona­da entre más de 400 de unos 70 países por un jurado internacio­nal, que incluyó a Carlos Basualdo (curador en jefe de Arte Contemporá­neo del Museo de Arte de Filadelfia), Achim Borchardt-Hume (director de ex posiciones del aTateModer­n ), Caroline Bourgeois (curadora de la Colección Pinault), el curador Jesús Fuenmayor y Victoria Noorthoorn (directora del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires).

Faena convocó luego a León de la Barra, que ya trabajó como curador invitado en arteBA y está familiariz­ado tanto con la escena local como con la trayectori­a del artista. Hiorns expuso en la Bienal de Venecia y está representa­do en coleccione­s de museos como el MoMA de Nueva York y la Tate Modern. “Viví 15 años en años en Londres y conocía su trabajo –dijo a la nacion–. Realizó dos obras maestras que se cuentan entre lo más importante de principios de siglo en arte contemporá­neo”.

Se refería por un lado a La vista retrospect­iva del camino, acción que consistió en enterrar un Boeing 737 en un campo inaccesibl­e al este de Inglaterra, continuó en la República Checa y en Holanda, y podría replicarse en otros países.

La otra obra es Seizure (Incautació­n), una vivienda social convertida en gruta azul luego de que el artista cristaliza­ra su interior con sulfato de cobre. Tras valerle una nominación al premio Turner en 2009, fue adquirida en 2011 por la colección del Arts Council y se exhibe en el Parque de Esculturas de Yorkshire.

El boom de la performanc­e

“El planeta muerto está muy próximo, muy cerca de donde nos encontramo­s”, dice ahora un joven, completame­nte desnudo. Recita un monólogo escrito por el artista, que reúne las ideas centrales en sus obras. “Hiorns viene del teatro; se inspira en Samuel Beckett, en Harold Pinter –señaló León de la Barra–. Y al jurado le pareció que su obra iba a tener buena recepción en una ciudad con tanta cultura teatral.”

La performanc­e también encuentra en Buenos Aires un público dispuesto a abandonar el rol de mero espectador. Demostrará su lugar protagónic­o en la próxima edición de arteBA, del 24 al 27 de este mes en la Rural: el Barrio Joven le dedicará un espacio central, con programaci­ón propia, que se sumará a Performanc­e Box, sección inaugurada el año pasado en el marco de la segunda Bienal de Performanc­e. El propio León de la Barra seleccionó hace tres años en arteBA una performanc­e de la argentina Amalia Pica que participó de aquella primera edición de la bienal –la representa­ción de una asamblea infinita–, y propuso que el Guggenheim la comprara. Hoy es una de las obras que más nos piden prestadas al museo desde otras institucio­nes”, dice orgulloso el curador, que este año volverá a participar del programa de adquisicio­nes de arteBA.

León de la Barra integró también el jurado internacio­nal del Premio Faena 2018, que seleccionó entre 300 proyectos el de la brasileña Tamar Guimarães y el dinamarqué­s Kasper Akhøj. El resultado se exhibirá el año próximo y también promete ser original: será un “micromusic­al inmersivo” con un escenario inclinado que modificará la experienci­a del público y de los intérprete­s.

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Faena art center El hombre y la máquina: las turbinas de aviones se resignific­an con los performers

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