“Tuve que operarme la rodilla porque me perdía el Mundial”
Sergio Agüero empezó la recuperación en Ezeiza.
Sergio Agüero es un crack. Uno de esos fuera de serie que surgen de vez en cuando. A los 17 años, asombró al juego doméstico, con una poética capacidad de potrero y talento, envuelto en un pequeño envase de 1,73 metro. Brilló en Independiente (0,41 promedio de gol por partido), se destacó en Atlético de Madrid (0,43) y es una figura indispensable, ahora mismo, en Manchester City (0,68). Logró dos títulos en el equipo español y consiguió siete trofeos con el conjunto británico. En Europa se convirtió en un profesional: es un jugador más completo en todos los aspectos, incluida la personalidad. Pieza indispensable de la generación que provoca admiración y rechazo por buena parte de la sociedad futbolera, íntimo amigo de Lionel Messi, en los equipos juveniles logró dos Mundiales Sub 20 y los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. En la selección, sin embargo, tiene una cuenta pendiente y suele ser uno de los más señalados.
Las lesiones suelen mortificarlo en las citas estelares. Y aún no marcó un gol en un Mundial, más allá de que es uno de los artilleros históricos del seleccionado, junto con leyendas como Messi, Gabriel Batistuta, Hernán Crespo y Diego Maradona. A pocos días de Rusia, mientras se recupera de una sorpresiva operación, Agüero contó sus sensaciones. “Tuve que tratarme la rodilla porque, si no, me perdía el Mundial. La verdad es que, después de cinco años, la siento como nueva. Es la primera vez en este tiempo que la puedo flexionar. Siempre tuve sobrecargas en los cuádriceps, isquios y glúteos por los problemas en los meniscos”, contó. Y fue más allá: “Ya no aguantaba más, podía jugar pero de vez en cuando tenía alguna molestia. Un mes y pico antes de que saliéramos campeones –consiguió la Premier League con el City–, dije ‘este es el momento’, porque venía el gran desafío para mí y la selección y quería estar bien”, afirmó, en una charla con TyC Sports.
El Kun se operó el 17 de abril pasado. En Barcelona, fue sometido a una artroscopía en la rodilla izquierda que lo mantuvo inactivo hasta un puñado de días atrás, cuando empezó con la puesta a punto en el predio de la AFA en Ezeiza. Se lo nota distendido, confiado, a pesar de la traumática cuenta regresiva. Para Jorge Sampaoli, el DT de la Argentina, es fundamental. Está en la lista de los 35 y, lógicamente, irá al Mundial.
“Recuperándome de una artroscopia en la rodilla. Y con toda la fuerza para volver pronto y mejor a las canchas”, escribió en Twitter, semanas atrás. La intervención quirúrgica estuvo a cargo del doctor Ramón Cugat, un especialista en cirugía ortopédica y traumatología. La operación se debió a una limpieza interna de la rodilla izquierda.
Se había lesionado el 11 de marzo durante un entrenamiento. El temblor recorrió al cuerpo técnico, que no solo sufre con las transformaciones tácticas: también por las lesiones que persiguen al seleccionado desde largos meses atrás.
“Hablé con los doctores del equipo. Sergio está bien, está OK. Llegará al Mundial”, advirtió Pep Guardiola, el DT del City y admirador de su juego, días atrás. Mientras, Agüero se entrena con los lógicos recaudos, desprovisto de fantasmas y malas sensaciones. No quiere caer en la imagen derrotista, por aquello de llegar a la cúspide y trastabillar justo a tiempo. “Es jodido, a mí me atacan un poco menos que a él (Higuaín). No estoy en su cabeza pero seguramente no le caerá bien. Imagino que el Pipa quizás erra un pase y capaz piensa que se le viene el mundo abajo... Yo hice un cambio en mi cabeza para sentirme bien. Quiero jugar tranquilo, divertirme en la cancha y, si sale o no, tratar de dar lo mejor”. De eso se trata: ir en busca de la plenitud.