LAS CLAVES DE UNA ELECCIÓN BAJO SOSPECHA
◗ Crisis
Venezuela sufre la inflación más alta del mundo y el PBI se contraerá este año un 15%. Casi no se puede importar alimentos ni otros bienes, en un desabastecimiento que empujó en los últimos meses a cientos de miles de personas a dejar el país
◗ Aislamiento
Varios países anunciaron que no reconocerán las elecciones del domingo. A los 14 países del llamado Grupo de Lima (la Argentina, Brasil, México, Colombia, Chile, Perú, Paraguay, Panamá, Honduras, Costa Rica, Guatemala, Canadá, Guyana y Santa Lucía) se sumaron Estados Unidos y la Unión Europea
◗ Fraude
El sistema electoral es blanco de críticas de fraude. La empresa a cargo del software en la elección de la Asamblea Constituyente, el año pasado, denunció una manipulación de “al menos un millón de votos”
◗ Boicot
Las señales de fraude alejaron a gran parte de la oposición. No participarán los partidos Primero Justicia del excandidato presidencial Henrique Capriles, el tradicional Acción Democrática, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo
◗ Clientelismo
Maduro tiene un nivel de popularidad que oscila entre el 17 y el 30%, números relativamente altos en relación con la gravedad de la crisis. Pero esa aceptación se debe en buena parte a los programas sociales y otras formas de asistencia, que se aplican de manera selectiva con una estrategia clientelista que favorece a los que brindan su explícito apoyo al partido
◗ Idolatría
Otro factor decisivo es el fervor por Hugo Chávez. Muchos venezolanos desencantados con Maduro siguen apoyando al chavismo por el recuerdo de quien fue presidente entre 1999 y 2013, un líder casi mesiánico que cambió la forma de hacer política en Venezuela. “Si él puso ahí a Maduro es porque él sabía”, dicen muchos votantes del núcleo duro chavista
◗ Doblete
En lo institucional sobresale la anomalía de dos Parlamentos paralelos. La oposición controla la Asamblea Nacional desde 2015, pero nunca funcionó. Desde el año pasado quedó aún más relegada frente a la nueva Asamblea Nacional Constituyente