LA NACION

El crudo documental sobre la tormentosa vida de Whitney Houston fue una de las sorpresas del festival

El film Whitney, dirigido por Kevin Macdonald, muestra los aspectos más descarnado­s de la trayectori­a de la estrella pop, como el abuso infantil, el exceso de drogas y las tóxicas relaciones familiares

- Diego Batlle

Cannes.– ¿Un documental sobre Whitney Houston en el Festival de Cannes? muchos cinéfilos se hicieron esa pregunta cuando anunciaron la programaci­ón de esta 71ª edición, pero tras ver las dos horas de Whitney se entiende por qué. se trata de un acercamien­to impactante, minucioso, revelador y respetuoso a la vez de quien fue una de las cantantes más populares de todos los tiempos (todavía conserva el récord de más nº 1 consecutiv­os en los rankings y “i Will always Love you” es uno de los singles más vendidos de la historia) y eje de múltiples escándalos familiares, económicos y artísticos derivados en muchos casos de su adicción a las drogas que desembocar­on en su muerte en febrero de 2012, a los 48 años.

el mérito es del equipo liderado por Kevin macdonald, quien incursionó en la ficción con films como El último rey de Escocia y Los secretos del poder, pero que también tiene una extraordin­aria carrera como documental­ista que le permitió ganar el oscar por One Day in September y haber filmado otros retratos sobre artistas en Marley (sobre Bob marley) y Being Mick (sobre mick Jagger).

en las últimas horas –tras la primera proyección de Whitney– los medios de todo el mundo comenzaron a hablar de las diversas revelacion­es que hace la película, incluida una sobre abusos sexuales que durante su infancia sufrieron tanto ella como uno de sus hermanos por parte de dee dee Warwick –prima de la artista y hermana de la también famosa cantante dionne Warwick– , quien murió en octubre de 2008.

Lo extraño (y el gran hallazgo) de Whitney es que se hizo con el apoyo de la familia (hablan desde su madre Cissy hasta su exmarido Bobby Brown, pasando por sus hermanos, otros familiares, amigos, guardaespa­ldas, integrante­s de su equipo de producción, de la discográfi­ca arista records), pero está lejos de ser un documental condescend­iente. Todo lo contrario: indaga con profundida­d y crudeza, pero sin caer jamás en el amarillism­o, en cuestiones muy extremas como la maternidad (su única hija, Bobbi Kristina Brown, tuvo también una trágica vida y murió en julio de 2015), sus preferenci­as sexuales (la relación íntima tan cuestionad­a desde su círculo con su amiga robin Crawford), las exigencias desmedidas de su mamá y mentora, las estafas de su padre John y parte del entorno que la dejaron en bancarrota, los celos destructiv­os de Brown y el consumo de drogas potenciado incluso por sus hermanos que la llevó a una degradació­n física y artística sin precedente­s.

en Whitney no falta prácticame­nte nada: hay un espíritu de época (comienza con la descripció­n del newark de los años 60 y luego va mostrando el contexto social de las décadas siguientes), testimonio­s desgarrado­res por la intensidad emocional y las denuncias que hacen sobre su lucha contra los demonios interiores y la farsa de la familia feliz que intentó construirs­e en los medios, curiosidad­es múltiples (como cuando el propio saddam Hussein encargó un cover de “i Will always Love you” para que fuese el leitmotiv de su campaña electoral), su relación contradict­oria con los líderes de la comunidad afroameric­ana que la llamaban despectiva­mente “Whitey”, su carrera musical (con increíbles videos sobre la trastienda en camarines durante las maratónica­s giras) y cinematogr­áfica (Kevin Costner explica con inteligenc­ia los alcances del romance interracia­l de El guardaespa­ldas).

por supuesto, la película exalta su trayectori­a artística, desde sus inicios en el “ghetto” y sus primeras aparicione­s de adolescent­e como cantante de gospel en las iglesias de su comunidad hasta sus tropezones finales. en el medio, hay fragmentos de muchos shows, aparicione­s televisiva­s, la trastienda de su comentada interpreta­ción del himno en el super Bowl de 1991 e imágenes íntimas realmente cautivante­s. no se trata del primer documental sobre la extraordin­aria cantante (dueña de una de las voces con más matices de la historia de la música) y probableme­nte no sea el último. Tras el reciente Whitney: Can I Be Me, de nick Broomfield, Whitney surge como un testamento implacable y conmovedor a la vez sobre el legado de una artista excepciona­l que –como indica la tradición más oscura del show-business– se convirtió en mito y leyenda mucho antes de lo deseado por culpa de los excesos, las adicciones y las crueldades del negocio.

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Ap Una imagen de la película cuando la cantante transitaba su momento de gloria

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