LA NACION

Las nuevas series españolas empiezan a mirar la Edad Media

El próximo estreno en Netflix de La catedral del mar, basada en un best seller, indaga en el misterio que provoca esa época de la historia con una alta producción

- Laura Ventura

MADRID.– Un enorme anuncio sació la ansiedad de tantos espectador­es y lectores que amaneciero­n con la gran noticia: el estreno de La catedral del mar se aproxima. La producción española comenzó la promoción de la serie más esperada de esta temporada televisiva, con la promesa de que este mes se producirá su desembarco. El lugar elegido para pregonar la informació­n fue un centro neurálgico de la ciudad y un enclave turístico –en la intersecci­ón de Gran Vía y Alcalá– que genera la curiosidad no solo de aquellos que transitan por allí a diario, sino de quienes viven fuera o lejos de Madrid y de España, ya que una audiencia global la podrá ver en Netflix a partir de septiembre.

El abogado barcelonés Idelfonso Falcones demoró cinco años en escribir “arañándole horas al ocio y al sueño”, en el prólogo de la edición conmemorat­iva una década después de su primera publicació­n, en 2016. Este best seller ha vendido más de seis millones de ejemplares en 40 idiomas.

Ambientada en la Barcelona medieval, en un universo feudal de casas y linajes, bastardos, esclavos, vasallos y patriarcas locos –sin ningún elemento fantástico, como en otros famosos relatos ambientado­s en estos siglos– la producción lleva la firma de Atresmedia Televisión, una tarea que ha realizado en colaboraci­ón con Diagonal TV y TV3 y el gobierno de la convulsa Cataluña.

La novela, narrada de modo cronológic­o, comienza en 1320, en Narvacles, principado de Cataluña, con una descripció­n cinematogr­áfica del banquete de una boda entre vasallos, entre un joven laborioso y honrado, Bernat Estanyol, y una joven doncella, Francesca, interpreta­dos, respectiva­mente, por Daniel Grao y Natalia de Molina (ganadora del Goya revelación en 2013 y el de mejor actriz en 2015). pronto este clima bucólico y festivo se tornará oscuro ante la llegada del señor de Bellera, quien busca imponer su derecho de pernada sobre la muchacha virgen.

La historia toma un contexto verídico y allí ubica a sus personajes. La ficción se centra en la suerte y el destino de los Estanyol, una familia que había sido libre tres siglos antes de comenzada la acción, que servían al conde Ramon Borrell y a su hermano Ermengol d’Urgell ante las razias de los sarracenos, pero que luego regresaban a sus hogares y gozaban de derechos y libertades. En 1017, tras la muerte del conde, los barones de Cataluña impusieron la crueldad y les quitaron su libertad a los payeses (campesinos catalanes).

El primer héroe de esta historia es Bernat Estanyol, padre del gran protagonis­ta de La catedral el mar, quien abandona su masía para salvar a su hijo Arnau Estanyol. Este último buscará el ascenso social y consolidar la libertad por la que tanto ha luchado su padre y las generacion­es anteriores de los Entanyol, identifica­dos por un lunar caracterís­tico junto al ojo derecho. Un as que posee esta producción es la presencia de Michelle Jenner, la actriz que interpretó el gran éxito de Isabel, donde le dio vida a la reina de Castilla. Jenner (se la pudo ver en Julieta, de pedro Almodóvar) interpreta a Mar Estanyol, pupila de Arnau, quien ama en secreto a su benefactor. Estos son solo algunos de los 150 actores que integran este mosaico medieval. También aparecen Silvia Abascal (La dama boba), pablo Derqui (Pulsacione­s), Tristán Ulloa (Fariña y El tiempo entre costuras) y el gran actor Josep Maria pou.

Santa María de la Mar es la basílica que oficia como telón de fondo y elemento aglutinant­e de una época donde la Inquisició­n, abusivos señores feudales, la intoleranc­ia religiosa y el machismo cercenaban la libertad de la sociedad. Apodada “la catedral del pueblo”, construida en el barrio de los pescadores, este templo se opone a la opulencia de la edificació­n y diseño de la catedral de Barcelona.

Durante seis meses se grabaron los ochos episodios de poco menos de una hora de duración, la mayoría de ellos –el 80% calcula la producción– en Segovia, en Cáceres, donde se ha recreado la famosa basílica mediterrán­ea que da título a este relato, e innumerabl­es locaciones de la ciudad de Barcelona, una urbe que, en el momento de la acción, era próspera y contaba con 40 mil habitantes. Según la ley de la época, quienes permanecía­n allí durante un año y un día sin ser detenidos, obtenían su libertad. Barcelona era la meca con la que soñaban tantos siervos y payeses durante la Edad Media y en este contexto nace la pequeña burguesía. Esta última encuentra su exponente en el alfarero Grau puig (pronunciés­e puch en castellano), interpreta­do Ginés García Millán.

La producción de La catedral del mar anunció que no habrá una segunda temporada y que el final de la historia es cerrado y fiel a la novela.

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AntenA 3 Los protagonis­tas de una historia que retoma antiguos procesos feudales

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