LA NACION

Por la vida, un clamor multitudin­ario

Cientos de miles de personas se movilizaro­n en la Capital en rechazo del proyecto que analiza el Congreso; en defensa del niño y la mujer, la protesta se replicó en otras ciudades

- Valeria Musse

En defensa de la mujer y también del niño por nacer. Con esta consigna, cientos de miles de personas, en su mayoría familias y organizaci­ones católicas, se volvieron a movilizar ayer frente al Congreso en rechazo al proyecto para despenaliz­ar el aborto. También hubo marchas en otras ciudades, ante el debate que avanza en Diputados para legalizar la interrupci­ón del embarazo. La votación llegará al recinto el 13 de junio.

Como ocurrió dos meses atrás, otra vez decenas de miles de personas se congregaro­n en distintos puntos del país para reforzar su postura en contra de la despenaliz­ación del aborto. El corazón del reclamo estuvo en los alrededore­s del Congreso de la Nación y a lo largo de la Avenida de Mayo. “Salvemos las dos vidas” fue la frase que repitieron los presentes.

Diagramada por las organizaci­ones Marcha por la Vida y +VIDA, la convocator­ia se hizo a través de las redes sociales “en defensa de la vida de la madre y del hijo prenacido”. Faltaba más de media hora para que empezara la caminata hacia el Palacio Legislativ­o y Florencia, de 24 años, esperaba cerca de la Catedral Metropolit­ana. En su espalda colgaba una pancarta con la imagen de un feto: “Quiero nacer. Tengo ocho semanas. Mi vida está en tus manos”.

Desde allí, un grupo de personas partió con una bandera argentina de unos 100 metros de largo. En el cruce de Avenida de Mayo y Chacabuco se encontraro­n con más niños, jóvenes y adultos que llevaban pañuelos celestes (la insignia de quienes están en contra de la despenaliz­ación, por oposición al pañuelo verde de quienes la promueven) y se prepararon para iniciar la marcha. Elena Nolte mostraba la imagen de un bebé: “Estoy acá porque lucho por las dos vidas, del niño y de la mamá”.

Un cántico que retumbaba entre los viejos edificios de la avenida, que le decía “sí a la vida, no al aborto”, se dispersó entre la multitud para dar el puntapié del recorrido. A medida que la columna avanzaba, más personas se sumaban de todos lados. Susana Velázquez y sus cuatro hijos llegaron desde San Miguel y, dos cuadras después de la 9 de Julio, ya estaban caminando, guiados por un cartel escrito a mano en el que se leía que “adoptar es la mejor opción”.

“Somos una familia a favor de la vida”, fue lo primero que dijo el padre de otra familia, los Martínez. “Queremos que los diputados nos escuchen y vean que hay una gran mayoría que no quiere la despenaliz­ación del aborto”, agregó el hombre, que viajó especialme­nte desde General Madariaga junto a sus hijos y su mujer.

Los pañuelos celestes y las banderas argentinas predominar­on en la movilizaci­ón, a la que concurrier­on familias y diversas organizaci­ones católicas. Según indicaron los organizado­res a la nacion, la marcha congregó a 350.000 personas en Buenos Aires y a 3,6 millones en todo el país. En la movilizaci­ón anterior habían estimado en 50.000 a los manifestan­tes que recorriero­n la Avenida del Libertador.

El acto

Poco después de las 16, el grueso de los manifestan­tes llegó al Congreso. A la cabeza estaba “Alma”, la maqueta a escala de un bebé de unas 12 semanas de gestación que se convirtió en algo así como el ícono de la Marcha de la Vida. Un rato antes, desde un escenario que se había montado de espaldas a la avenida Entre Ríos sonaban grupos musicales.

Una médica, vestida con su pulcro delantal blanco, resumió, cartel en mano: “No otorgaré una pócima letal a ningún bebé”. Cuando Lautaro, de 19 años, leyó la pancarta, dejó a un lado su pañuelo celeste y tomó el celular para sacar una foto. “No pude venir en marzo, pero quería estar acá para defender la vida del niño y de la mujer. Legalizar el aborto significa avalar un crimen”, dijo a la nacion.

Entre los locutores de la marcha estuvo Sara Winter, una mujer brasileña que contó su experienci­a cuando tuvo que abortar y que la replicará mañana cuando atestigüe en comisión en el Congreso. Como la anterior vez, una decena de médicos se refirió a su posición en contra de la despenaliz­ación y un grupo de docentes, de escuelas públicas y privadas, se comprometi­ó “a defender la vida desde la concepción”. La intervenci­ón de los expositore­s finalizó con cerrados aplausos.

Luego de cantar el himno nacional, la periodista y excandidat­a a diputada por Santa Fe Amalia Granata leyó un petitorio para exigir la defensa de la vida desde la concepción y pedir la derogación del permiso de aborto en situacione­s extremas o excepciona­les que rige en nueve provincias. La mujer estuvo rodeada de profesiona­les de la medicina, docentes, integrante­s de credos religiosos y acompañada por la cocinera Maru Botana, y los periodista­s Gastón Recondo y Rolando Hanglin, entre otros.

Seis adolescent­es miraban con atención hacia el escenario. Tenían entre 13 y 15 años. “Vinimos porque estamos en desacuerdo con que se legalice el aborto”, enfatizó uno de los varones. Milena, su amiga, aclaró: “Creemos que hay que ayudar a las mujeres que están pasando una situación complicada para que no lleguen a interrumpi­r la vida de su hijo. Hay otras soluciones”.

La marcha se efectuó cuando faltan dos semanas para que concluyan las audiencias sobre la despenaliz­ación del aborto en la Cámara de Diputados y se avance con la votación en el recinto. Por ahora, el resultado es incierto (ver aparte).

Al finalizar la movilizaci­ón, Alejandro Geyer, de la organizaci­ón Marcha por la Vida Argentina, opinó: “Que haya habido más de tres millones de personas en contra del proyecto de ley va a pesar entre los legislador­es”.

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Jorge Vidal
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Una imponente columna de manifestan­tes recorrió la Avenida de Mayo hasta el Congreso

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