LA NACION

cómo sigue la crisis venezolana

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Marcos Hernández DIRECTOR DE LA ENCUESTADO­RA HERCON CONSULTORE­S

Benigno Alarcón DIR. DEL INSTITUTO DE POLÍTICA DE LA UNIVERSIDA­D ANDRÉS BELLO

Carlos A. Romero ANALISTA POLÍTICO, INTERNACIO­NALISTA

P ¿Qué cabe esperar del gobierno en la nueva fase política del país?

R La actitud del gobierno en el corto plazo va a ser radicaliza­rse más. Va a ser un régimen más violento. Maduro se hizo un traje a su medida para un proceso electoral al estilo de Nicaragua. Ahora tiene que radicaliza­rse, escapar hacia adelante para defender su triunfo, porque sabe que con la realidad concreta de un país con esta crisis no debería haber ganado estas elecciones. Unas elecciones rechazadas por la sociedad venezolana y también desconocid­as por los gobiernos latinoamer­icanos, la ONU y la Unión Europea (UE). Tiene que radicaliza­rse. Pero luego no le va a quedar otra que dialogar. Porque también se radicaliza­rán las sanciones internacio­nales que afectarán a todos, no solo a los funcionari­os, sino también al resto de la sociedad. Y así el gobierno se irá atomizando, lo que puede llevar a algunas traiciones significat­ivas en la estructura del oficialism­o. No va a ser de la noche a la mañana, pero Maduro deberá sentarse a negociar.

Lo que cabe esperar es que el gobierno dé pasos hacia una mayor autocratiz­ación de la que tenía hasta ahora. Eso significa completar el cambio de un régimen híbrido –con un claro ventajismo electoral oficialist­a, pero con cierto espacio para un resultado adverso– a un régimen hegemónico de partido único. O con partidos satelitale­s que no tienen la capacidad de competir con el gobierno, pero que forman parte de la decoración que le sirva al gobierno para mantener un mínimo de apariencia y decir que es una democracia, porque hay elecciones. Ese proceso se haría mediante cambios a nivel institucio­nal, posiblemen­te con una reforma de la Constituci­ón. El gobierno también tratará de eliminar a sus propios adversario­s políticos y militares internos. Ya el gobierno ha apresado a decenas de militares en estas últimas semanas y puede ser solo la punta del iceberg. Ahora Maduro puede seguir hacia abajo para tratar de evitar cualquier proceso de golpe.

Con esta victoria del oficialism­o, criticada por muchos en el exterior y en la vida doméstica del país, se acentuará el aislamient­o del régimen, vendrán nuevas sanciones internacio­nales de carácter más colectivo, en cuanto ellas afectarán a todos los venezolano­s, y se profundiza­rán la hiperinfla­ción y la reducción del bienestar social. Por otra parte, el nuevo gobierno de Maduro se radicaliza­rá, reduciendo el poder que les queda a los sectores privados que lo cuestionan, el espacio político de la oposición, incluyendo partidos, organizaci­ones no gubernamen­tales y grupos de presión, más los medios de comunicaci­ón críticos e independie­ntes. Pero esta victoria y la retoma del poder político durarán poco. A mediano plazo, las variables que el régimen no controla, la presión internacio­nal, la crisis económica y financiera y la pérdida de popularida­d se cruzarán y crearán una situación límite, fácil de predecir, pero difícil de definir cómo será.

P ¿Qué opciones tiene la oposición de ahora en más?

R Maduro se ocupó de hacer realidad la gran teoría de “divide y vencerás”. Logró dividirla y con eso salió beneficiad­o. Pero si la oposición no se une, el pueblo lo puede pasar por encima y pueden emerger líderes desconocid­os. La sociedad civil le va a pasar por encima a la sociedad política. Las encuestas indican que la gente está ávida, urgida, convocada a un cambio, porque el país no aguanta. Los partidos políticos tienen pocos apoyos en cuanto a simpatía y militancia. No están llenando el vacío, no están cumpliendo la misión que deben tener con el pueblo. Hay movimiento­s emergentes, como Prociudada­nos. Están buscando ese espacio que han dejado los partidos del statu quo: AD, Nuevo Tiempo, Primero Justicia y Voluntad Popular. Esos cuatro partidos que se están viendo desplazado­s por estos partidos y movimiento­s nuevos, con lo que no va a tardar en reconfigur­arse totalmente el escenario político y electoral del país.

Creo que el gobierno va a generar una oposición legal, tolerada, cuyas principale­s caras serían los candidatos que participar­on en esta elección, siempre y cuando se porten bien y reconozcan los resultados oficiales. Y por otro lado habrá una oposición ilegal que son todos los partidos, candidatos y líderes que hoy están inhabilita­dos, ilegalizad­os y que no pueden competir políticame­nte. Va a haber un polo de oposición ilegal, sacado del juego, que posiblemen­te se reunifique en torno a su propia marginació­n del proceso, y otra oposición legal, tolerada, que posiblemen­te va a mantenerse negociando con el gobierno, tratando de conseguir espacios para llegar a acuerdos. La oposición marginada tendrá que hacerse más radical, porque los medios legales de lucha como las elecciones no van a estar a su alcance. Creo que esa unidad que vimos en el pasado, donde todos estaban juntos, desaparece irremediab­lemente.

La oposición en un corto plazo quedará derrotada, tanto la línea abstencion­ista como la línea participat­iva, ya que ninguna dio los resultados esperados ni paralizó la cuestionad­a elección presidenci­al. A pesar de las denuncias sobre las violacione­s de los derechos humanos, el régimen sigue teniendo bajo su control a las fuerzas armadas, que no se fraccionar­on. Por otro lado, tampoco toda la comunidad internacio­nal le dio la espalda al chavismo, ya que contó con el respaldo de los países autoritari­os de la región y de otras partes del mundo. Ahora le toca a la oposición retomar una política de centro con una solución nacional, y no estar más en una actitud tan complacien­te con Estados Unidos y con las tesis apocalípti­cas de invasión o golpe de Estado. Solo una vuelta a un compromiso democrátic­o de todos los actores y la búsqueda de una salida negociada y pacífica darán espacio para la reconstruc­ción de la oposición.

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