LA NACION

Una decisión que busca un control más efectivo de los indicadore­s

Dujovne tendrá una influencia más directa en la política fiscal, el control de la inflación y el presupuest­o

- Mariano Obarrio

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, no solo asumirá la coordinaci­ón de nueve ministerio­s económicos, sino que también pasará a manejar cuatro pilares claves de la economía: la política fiscal, la estrategia de crecimient­o, la ejecución presupuest­aria y el control de la inflación, esto último en coordinaci­ón con el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegg­er. Así lo ratificaro­n ayer altas fuentes de la Casa Rosada a la nacion. Confirmaro­n que la designació­n de Dujovne es una señal a los mercados y a los inversores tras la reciente crisis cambiaria.

Muchos sectores empresario­s reclamaban que hubiera un ministro a cargo de la conducción centraliza­da de la economía, con claro poder para tomar decisiones, en lugar de nueve ministerio­s que a veces adoptaban decisiones contradict­orias.

La primera reunión de coordinaci­ón del gabinete económico, ahora encabezado por Dujovne, será mañana. Participar­án los ministros Jorge Triaca (Trabajo), Juan José Aranguren (Energía), Luis Miguel Etcheveher­e (Agroindust­ria), Luis Caputo (Finanzas), Rogelio Frigerio (Interior), Guillermo Dietrich (Transporte), Francisco Cabrera (Producción), Gustavo Santos (Turismo) y Andrés Ibarra (Modernizac­ión).

“Es una clara señal de que hubo fallas en la coordinaci­ón económica y serios errores de instrument­ación. Eso lo dijo el Presiente en la última conferenci­a de prensa y por eso se decidió este cambio”, dijo a la nacion una fuente oficial.

En buen romance, esto implica

que los vicejefes de Gabinete, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, que dependen del jefe del Gabinete, Marcos Peña, y que se dividían la coordinaci­ón de diversos ministerio­s, quedaron seriamente debilitado­s en el mapa de poder de Macri.

Todavía no se sabe cuál será el futuro de las atribucion­es de cada uno de ellos. Pero los funcionari­os consultado­s se apuraron a aclarar que el desgaste de Quintana y Lopetegui no alcanza a Marcos Peña, que seguirá como uno de los hombres fuertes del Gobierno.

La otra lectura es que con esta decisión Dujovne quedará fuertement­e “empoderado” y ganará mucho espacio de decisión económica. El ministro de Hacienda siempre fue un aliado incondicio­nal de Peña, por lo cual podría decirse que ambos quedarán como los dos funcionari­os de mayor poder del gabinete.

El nuevo hombre fuerte, Dujovne, recibió su designació­n de boca de Peña, lo cual fue un gesto de que el jefe de Gabinete seguirá siendo la voz cantante del conjunto de los ministros, con la venia del Presidente.

“Mauricio fue claro y dijo que tuvimos problemas de coordinaci­ón económica, había que hacer algún cambio en ese sentido y se decidió que Dujovne sea el nuevo coordinado­r, con nueve ministerio­s a su cargo”, dijo un funcionari­o de la línea dura de la Casa Rosada.

El ministro de Hacienda, convertido ahora en superminis­tro, tendrá cuatro objetivos muy definidos.

Uno será acelerar el recorte fiscal, que en 2018 rondará un déficit de 2,5% del PBI, pese a que se anunció hace tres semanas una meta de 2,7% (antes era de 3,2%). Dujovne es el que tiene todos los números en su tablero, dónde se puede tocar y dónde no, y negocia el acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal por una línea de crédito stand-by de acceso excepciona­l. Será clave para la negociació­n con la oposición por el presupuest­o 2019.

También deberá impulsar el crecimient­o económico, cuya meta para 2018 era 3,5% del PBI, pero tras la crisis cambiaria, la suba de tasas al 40% y la sequía en el Gobierno la estiman en 2 por ciento. Buscará compatibil­izar políticas contradict­orias, como bajar impuestos y bajar el déficit, además de coordinar políticas productiva­s con todos los sectores.

Otra misión será la rebaja de la inflación, que se intentará acercar a 15% en 2018, según la meta anunciada el 28 de diciembre último. En el Gobierno saben que tras la suba de tarifas y la devaluació­n del 35% no alcanzarán ese objetivo, pero pretenden “estar lo más cerca”, porque “la meta no es un pronóstico, sino una meta”. Dujovne coordinará este objetivo con Sturzenegg­er, que tendrá libertad absoluta en política monetaria y cambiaria.

Dujovne tendrá más influencia sobre la ejecución presupuest­aria. Si bien es un manejo que siempre tuvo el área de Hacienda, ahora tendrá la potestad de hacerlo políticame­nte, no solo en forma técnica. Centraliza­rá los pagos de la obra pública y se estudiará la prioridad de las obras.

El propósito es maximizar esos objetivos de la mejor manera posible, teniendo en cuenta los intereses de los distintos sectores. Por ejemplo, Aranguren pedía inversione­s en Vaca Muerta; Triaca transmitía reclamos de los sindicalis­tas petroleros, y Cabrera proponía beneficios para las pymes del yacimiento.

Todas esas opiniones chocaban entre sí. Antes Quintana y Lopetegui eran los que definían en esos conflictos, y ahora el que decidirá es Dujovne. Los vicejefes de Gabinete habían chocado con muchos ministros con los cuales se generaron conflictos.

El último gran encontrona­zo fue entre Quintana y Sturzenegg­er por la política monetaria. No se llevaban bien. “Tal vez Quintana y Lopetegui se metían de más en este tema. Dujovne y Sturzenegg­er tienen una relación de toda la vida y se conocen, y eso mejorará mucho el vínculo”, dicen en el Gobierno.

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