Víctimas de una pulseada sindical
Los pasajeros deben saber qué hay detrás de esa insoportable rutina de paros sorpresa en el subte. Son rehenes de una pulseada política y gremial, un conflicto que empezó a profundizarse el 14 de marzo pasado.
Ese día, en un fallo por mayoría, la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró la nulidad de la resolución del Ministerio de Trabajo del 26 de noviembre de 2015, firmada por el entonces ministro kirchnerista Carlos Tomada, por la cual se le había otorgado la personería gremial a la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (Agtsyp), que agrupa a los denominados metrodelegados.
Con el visto bueno de Tomada, los metrodelegados –cuyas raíces políticas están en la izquierda– lograron el aval para avanzar en la compulsa con la Unión Tranviarios Automotor (UTA) en la representación de los trabajadores del subte.
Tener la personería les permitía sentarse a la mesa de negociación salarial con la concesionaria Metrovías y el gobierno porteño, tener la voz colectiva y retener automáticamente de los salarios el dinero de la cuota sindical. Es decir, la caja.
Hoy, monopoliza todas estas facultades la UTA, que encabeza Roberto Fernández, un jerárquico de la CGT de prosapia peronista y que mantiene desde hace años un vínculo aceitado con el macrismo y con Horacio Rodríguez Larreta. Tanto es así que uno de sus hijos trabaja en el Instituto de Vivienda de la Ciudad.
Detrás de esta pulseada, hay cifras que indicarían que los metrodelegados son el gremio más representativo. Según estadísticas propias, de un total de 3024 empleados, unos 2200 estarían en su organización. La UTA, en cambio, sostiene que cuenta con 1300 afiliados.
Desde Metrovías, la empresa que administra el servicio de subtes, reconocieron informalmente a la nacion que los metrodelegados son mayoría. Con esa fuerza logra concretar y sostener la rutina de paros.
Sin embargo, en su reciente fallo, la Corte Suprema de Justicia ratifi- có que en la actividad de subterráneos la única entidad sindical que tiene personería es la UTA, uno de los gremios más favorecidos por los subsidios estatales en lo relativo al transporte público.
Esa afinidad entre el oficialismo y la UTA se reforzó en las últimas semanas: el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, habilitó una negociación con Fernández para que los colectiveros no adhieran a una posible huelga de la CGT. Si lo lograra, neutralizaría el impacto de cualquier medida.
Los metrodelegados surgieron en 2008 y la mayoría de sus adherentes militan en la izquierda. El viraje de su cúpula hacia el kirchnerismo, sobre todo el de Néstor Segovia y Roberto Pianelli, provocó una fractura interna con el sector de Claudio Dellecarbonara, del Frente de Izquierda de los Trabajadores.
Pianelli milita con Martín Sabbatella y está enrolado en la CTA de los Trabajadores, de Hugo Yasky. Segovia, en tanto, se alineó en el partido Miles, de Luis D’Elía, y tuvo un acercamiento al moyanismo. A pesar de sus diversos alineamientos, los metrodelegados cerraron ayer filas y unificaron su reclamo por la personería gremial y la participación en la negociación paritaria.
Y en medio de ese reclamo quedaron como rehenes los pasajeros.
La Corte declaró la nulidad de la resolución que les daba personería gremial