Peña ofreció un acuerdo a la oposición
Tras la turbulencia financiera, el jefe de Gabinete se mostró menos confrontativo; dijo que se acudió al FMI para reducir la volatilidad
El de ayer no fue el Marcos Peña altivo y frontal que solía recibir la Cámara de Diputados. El de ayer fue un jefe de Gabinete que se mostró apocado y a la defensiva, que evitó –a diferencia de otras oportunidades– confrontar de igual a igual con la oposición más dura. En su primera presentación ante el Congreso después de la crisis económica más difícil que le tocó atravesar al Gobierno, Peña reivindicó la decisión de acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI) y convocó a la oposición a un acuerdo nacional.
“Tomamos la decisión preventiva de acudir al FMI, no para redefinir nuestra política económica, no para reducir nuestra soberanía, sino para conseguir reducir nuestra volatilidad a través de un prestamista”, enfatizó Peña, quien reconoció la vulnerabilidad del país frente a los impactos financieros externos. Insistió, en este punto, en que el acuerdo con el Fondo “permitirá tener más previsibilidad y herramientas” para enfrentar la crisis que, a su entender, ya pasó “su etapa más difícil”. Acto seguido convocó a la oposición a un acuerdo para avanzar, con mayor velocidad, “hacia el camino del equilibrio fiscal”.
Los opositores, incluso los más moderados, se mostraron escépticos ante la convocatoria del Gobierno, reiterada ayer por Peña. “No queda claro a qué diálogo nos convoca el Gobierno. No queremos esperar al presupuesto 2019: queremos discutir tarifas, precios, programas de desarrollo industrial y no un plan de ajuste”, enfatizó el diputado Pablo Kosiner, jefe de los “peronistas racionales” –así los llama el oficialismo– que se aglutinan en el interbloque Argentina Federal.
En la misma línea se expresó Graciela Camaño, jefa del bloque del Frente Renovador. “Si nos invitan a un diálogo institucionalizado para defender el salario de los trabajadores, promover la educación pública, resolver los problemas de las pymes; si nos invitan a pensar en el desarrollo y el crecimiento nacional, cuente con nosotros. Pero no va a contar con nosotros para seguir ajustándole el bolsillo a los trabajadores”, aseveró la diputada. La respuesta sonó como un desplante al jefe de Gabinete quien, minutos antes, se había dirigido especialmente hacia los massistas para invitarlos a reeditar, como hace dos años, “la dinámica de construcción de consensos”.
Si este sector de la oposición se mostró receloso y crítico ante Peña, ni qué hablar del kirchnerismo que, de arranque, lo recibió en el recinto con sus bancas decoradas con carteles “Macri miente”.
“Definieron un plan económico que era endeudamiento, ajuste y que terminaba en recesión económica. El FMI es más endeudamiento, más ajuste y más recesión económica –asestó Agustín Rossi, jefe de la bancada-. ¿Qué significa ser opositores y ser responsables: ver que se están equivocando e ir con ustedes por el camino de la equivocación?”
Rossi insistió en que el principal problema del Gobierno “no es el déficit fiscal”. “Es la pérdida de confianza: la gente ya no les cree”, les enrostró. Frente a las críticas kirchneristas, Peña optó esta vez por no confrontar. Eso sí: rechazó tajante los reclamos de ese bloque para que el acuerdo con el FMI se discuta en el Congreso. “Por respeto a los argentinos y los momentos que vivimos no voy a contestar las agresiones, las chicanas, las amenazas a la democracia y la prepotencia”, aseveró el funcionario.
Quien sí tomó la posta fue el jefe del interbloque de Cambiemos, Mario Negri, al final de la sesión. “¿Qué están proponiendo? ¿Ir hacia atrás? –espetó Negri–. ¿Acaso proponen que borremos todo y vayamos por el camino que ustedes hicieron? Muchachos, eso no lo vamos a hacer, no lo van a aceptar los argentinos. Si quieren rediscutir un modelo de país, estamos dispuestos. Pero dejen de querer desgastar al Gobierno para intentar llegar antes al poder”.