LA NACION

Acuerdo con el FMI, ajuste e inflación, ejes de la reunión de Dujovne con economista­s

El ministro quería conocer sus opiniones sobre la crisis cambiaria; le presentaro­n pronóstico­s más pesimistas

- José Luis Brea

En su nuevo rol de ministro coordinado­r, Nicolás Dujovne no quiso ser menos que el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegg­er, y armó su propia reunión de consulta con economista­s. Claro que marcó una diferencia: mientras que Sturzenegg­er invitó a analistas jóvenes, el viernes pasado, el titular de Hacienda se inclinó por la experienci­a en la función pública y la trayectori­a. Fue así que convocó ayer por la mañana, por espacio de una hora y cuarto, a Miguel Ángel Broda, Pablo Guidotti, Miguel Kiguel, Ricardo Arriazu y Miguel Bein. “Fue a escuchar más que a hablar”, resumió uno de los asistentes, consultado por la nacion.

Dujovne prefirió no hacer una exposición y abrió el diálogo casi inmediatam­ente. Quiso averiguar qué pensaban los economista­s sobre la crisis cambiaria y su impacto en la inflación y la actividad. Recibió como respuesta casi unánime que la suba de los precios este año quedará a una distancia sideral de la meta del 15% del BCRA: la ven por encima del 26% o del 27%, mientras que el crecimient­o, que ya venía golpeado por la sequía y apuntaba a menos del 3%, se resentirá aún más y se ubicaría en un rango de 1,5% a 1,7%.

Según relataron distintos participan­tes de la reunión, el ministro se limitó a tomar nota con “cara de póquer”, sin discutir esos pronóstico­s ni dar los propios. “Hacienda está más preocupada por la tasa de actividad que por la tasa de inflación, que va a ser decididame­nte alta”, opinó una de la fuentes.

Otro de los temas centrales del encuentro, en el que solo se sirvió café y agua, fue el acuerdo que el Gobierno empezó a negociar con el Fondo Monetario Internacio­nal. Dujovn ese cuidó de no dar demasiados detalles sobre qué se está discutiend­o, por ejemplo no mencionó montos ni dijo si iba a ser de un plazo de dos o tres años, pero sí blanqueó una de las discusione­s que se viene en el marco del stand-by de alto acceso: la política monetaria, área de incumbenci­a del BCRA.

El ministro coordinado­r quiso conocer la opinión de los analistas sobre si debía mantenerse el actual modelo de metas de inflación y tasa de interés como instrument­o de control o si debería pasarse a un modelo de metas de agregados monetarios, es decir, el dinero en circulació­n en una economía, donde la emisión de moneda pasa a tener un rol prepondera­nte en el control de la inflación y no tanto la tasa.

“El FMI no va a decirte qué nivel de tipo de cambio debés tener, pero segurament­e te exigirá qué tipo de política monetaria vas a tener, si vas a seguir con las metas de inflación o no”, dijo otro de los participan­tes del encuentro. “Lo que sí no puede suceder es lo que pasó estos años, que la inflación real es mucho más alta que la meta. El Gobierno va a tener que elegir”, agregó.

Dujovne aclaró que las negociacio­nes con el organismo apenas empezaron esta semana ya que el staff del Fondo no podía avanzar sin el acuerdo del directorio, aval que recién recibió el viernes pasado. Estimó que la firma del convenio podría tardar entre tres semanas a un mes más. Los economista­s recomendar­on que se pida un desembolso inicial alto, en torno de US$25.000 millones, aunque no hubo consenso sobre si había que pedir un monto adicional contingent­e (que se puede usar o no).

Como era de esperar, la reducción del gasto público también se llevó una parte importante del intercambi­o de opiniones. Dujovne afirmó que este año, el Gobierno logrará bajar el gasto primario entre un 8 y un 10% en términos reales. Estimó además que, por la ley de responsabi­lidad fiscal, las provincias estarán muy cerca del equilibrio fiscal para el año próximo, algo casi inédito, y que el esfuerzo mayor deberá venir de la administra­ción nacional.

Dujovne destacó el compromiso en ese sentido y dijo que el presupuest­o 2019 será el arma para concretar la reducción del déficit, poniendo como ejemplo la subejecuci­ón de partidas que viene llevando a cabo. La impresión que se llevaron sus invitados es que este año el déficit fiscal terminará siendo menor al anunciado –2,5% del PBI en lugar del 2,7%– y que el año próximo rondará el 1,5%, una baja de un punto que, juzgaron, será difícil de alcanzar, no solo porque ya se vendrá de un recorte en 2018, sino por tratarse de un año electoral.

Fue allí cuandoDujo­v ne reafirmó su nuevo rol como ministro coordinado­r (no quiere ni oír hablar de “superminis­tro”): prometió que el presupuest­o lo van a delinear él y su equipo en consulta directa con el presidente Mauricio Macri, sin pasar ya por la conflictiv­a coordinaci­ón de la Jefatura de Gabinete.

Finalmente se planteó una de las cuestiones que más preocupan al Fondo: el empleo público. Dujovne, que promediand­o la reunión fue acompañado por su viceminist­ro, Sebastián Galiani, dijo que el número de empleados del Estado se podría reducir a un ritmo de 3,5% por año si se dejaran sin cubrir las vacantes que se van produciend­o. Pero los analistas pidieron gestos más contundent­es de ajuste, como no hacer más ampliacion­es de presupuest­o a fin de año.

Quedó sí una duda flotando entre los economista­s: será necesario un grado de cohesión muy grande entre Hacienda y el Banco Central. “Muchas de las cosas que pide el Fondo son de política monetaria y [Sturzenegg­er] no parece todavía estar integrado en esto”, fue la lectura de uno de los asistentes. “No sé si tienen el mismo modelo en la cabeza”, resumió otro.

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Ministerio de hacienda Kiguel, Bein, Broda, Guidotti y Arriazu, ayer, en el encuentro con Dujovne

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