LA NACION

Joyera real. La argentina que diseña para Máxima y Letizia

En pocos años, Fracchia pasó de enseñar inglés a imponer su marca

- Silvia Pisani

MADRID.– La de la argentina Lisi Fracchia, de 48 años, es una historia sobre volver a empezar varias veces. Pero también un relato sobre el hecho de tener la fuerza para reinventar­se y de llegar mucho más lejos de lo que había pensado.

En pocos años, pasó de ser una profesora de inglés en su hogar de la ciudad rionegrina de Cipolletti –una profesión y una geografía que lleva en el corazón– a diseñadora de joyas que usan las reinas Máxima de Holanda y Letizia de España.

“Cuando vi que Letizia tenía puestos unos aros que yo había diseñado no podía creerlo. Fue una enorme sorpresa y una gran satisfacci­ón”, dice a la nacion, sentada a una mesa de una chocolater­ía madrileña.

Fueron las vueltas de la vida –y lo que ella hizo con esos vaivenes– los que la llevaron donde está hoy. Con su propio despacho en la Gran Vía y con una clientela particular que la busca en Madrid y otra que pide sus diseños para las mejores joyerías de España e Italia. En esa oficina están también las fotos de sus compradora­s de la realeza.

“A veces cierro los ojos y no lo puedo creer. ¡Yo, que pasé casi toda mi vida sin ponerme más que una pulserita y los aros que me regalaron para la Primera Comunión!”, dice, sonriente.

Entre un extremo y otro ocurrió lo impensado. La autorrevel­ación de un talento desconocid­o: su pasión por las gemas y una capacidad innata para identifica­r y traducir a las personas a través de ellas. “Mirada de gema”, le dijeron. Nunca lo había escuchado.

Una actividad que empezó hace poco, en 2006, cuando, en busca más que nada de un hobby, empezó a dedicarse a la gemología y al diseño de alhajas. “Yo ya era madre de una de mis hijas y necesitaba hacer algo a lo que pudiera dedicarme en casa”, cuenta. Por entonces, había llegado a Madrid, por un traslado de su marido. “Había dejado mi trabajo como profesora de inglés y necesitaba hacer algo”, explica.

Fue el comienzo de una relación con las piedras que enseguida se volvió ascendente. Llegaron los premios, los reconocimi­entos y una clientela que, nacida del boca en boca, atiende en forma personal. “Eso es lo que me gusta. Conocer a la gente, comprender cómo es su vida y ver cómo, con la gema justa, se le puede añadir un poco de brillo. De luz”, dice.

El hecho de que figuras como la reina Letizia usaran sus diseños aumentó una exposición que todavía la asombra. El disparador fueron unos aros hechos con un mineral poco usado para esos fines: la esfalerita. Modernos, elegantes y de raro diseño, la reina los lució en una visita a Toledo y de inmediato interesaro­n a quienes siguen al detalle lo que hace la reina. Les llamó la atención no poder identifica­r su origen. Varios diarios españoles hicieron la pesquisa y así, tirando de la cuerda, llegaron a la diseñadora argentina. “Misterio resuelto: sabemos de dónde son los exclusivos pendientes de estreno de Letizia. Se trata de unos pendientes de la firma Lisi Fracchia realizados en una gema española única, la esfalerita”, describió el popular sitio de noticias El Confidenci­al.

Ella, en cambio, se enteró de una manera muy curiosa. La llamó una amiga por teléfono para avisarle que había visto a la reina con sus aros. “Fue hasta gracioso. Porque en ese momento yo estaba con una de mis hijas en una clínica que lleva el mismo nombre que la residencia real: La Zarzuela”, evoca entre risas.

Las gemas

En el joyero de la reina Máxima de Holanda también hay creaciones suyas. Una figura por la que siente admiración y a la que identifica con piedras del paisaje patagónico y la transparen­cia azul de los glaciares.

Madre de dos hijas a las que suele llevar en sus expedicion­es mineras, está feliz y agradecida. “Es increíble la belleza que puede haber dentro de lo que, a simple vista, no es más que una piedra, un mineral que parece expresar poco”, dice. Una metáfora, tal vez, para el talento que descubrió en sí misma. O para la capacidad de identifica­r “brillos” de gema en las diferentes personas que conoce.

Casada con un geólogo de La Plata –una ciudad a la que le rindió homenaje con una de sus coleccione­s–, Lisi es la cuarta de cinco hermanos, cuatro mujeres y un varón, de una familia de comerciant­es de Cipolletti. Trabajó desde chica.

Tiene dos cosas grabadas a fuego: la cultura del trabajo y el cariño a la familia. Todo lo denota con una mirada limpia y una sonrisa que todavía lo es más. Días atrás, la embajada argentina que lidera Ramón Puerta organizó una presentaci­ón de sus diseños y la agasajó como embajadora del talento argentino.

“No siempre las gemas más caras son las que permiten añadir un brillo especial a las personas”

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Lisi Fracchia
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Facundo pechervsky Fracchia vende sus productos en España e Italia
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Lisi Fracchia diseñadora de joyas Edad: 48 años Residencia: España. Evolución: Empezó como un hobby en 2006. Hoy llega a un público amplio, que incluye a las reinas Máxima de Holanda y Letizia de España Letizia con los aros de la diseñadora

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