LA NACION

Cómo aprovechar la revolución del empleo

En un encuentro organizado por la nacion, se debatió sobre cómo será el trabajo del futuro.

- Textos Olivia Goldschmid­t | Fotos Fabián Malavolta

¿ Robots más humanos? Con la tecnología que avanza cada vez más en distintos ámbitos, desde la cocina hasta la preselecci­ón de los currículum­s de los candidatos a un puesto de trabajo, queda cada vez menos claro cuáles son los empleos que no pueden reemplazar­se por máquinas. Al mismo tiempo, los cambios vertiginos­os en el mundo del empleo ponen en duda todos los sistemas educativos actuales y surge el concepto de “estudiante­s crónicos” como un aspecto clave para no quedar obsoleto.

Así, surge una polarizaci­ón entre los que dicen “riesgo” contra los que prefieren hablar de “oportunida­d”, o entre los que creen que reinarán los robots versus aquellos que apuestan por la “empatía humana”.

Con todo eso sobre la mesa, durante la sexta (y última) jornada de la quinta edición de Management

2020, organizada por en la la nacion Redacción, se debatieron las claves de la revolución del empleo. Ante un auditorio lleno, José Del Rio, secretario general de Redacción y moderador del encuentro, intercambi­ó unas palabras con Sergio Kaufman, presidente de Accenture, quien propuso como disparador tres ideas provocador­as. “¿Cuál es el apellido más usado en los países anglosajon­es como Estados Unidos e Inglaterra? Smith. Quiere decir ‘herrero’ porque hace

200 o 300 años el trabajo se transmitía de padres a hijos y a nietos. Tanto es así que el apellido más frecuente era una profesión. Hoy, los trabajos no solo cambian de una generación a la próxima, sino que dentro de la vida de una persona, que es productiva durante 70 años, no hace siempre lo mismo”, comentó el ejecutivo.

La segunda reflexión fue acerca de la ubicuidad. “No existe más el ‘¿Dónde trabajás?’”, comentó Kaufman, ya que el espacio es cada vez menos relevante. La tercera tendencia para el líder de Accenture es la creciente feminizaci­ón del empleo, con mujeres más formadas y con menos importanci­a de la fuerza física, un espacio tradiciona­lmente reservado para hombres. “Las mujeres se reciben de la universida­d, en promedio, un año antes y con un punto más de nota”, sintetizó.

Eduardo Levy Yeyati, decano de la Escuela de Gobierno de la Universida­d Torcuato Di Tella y socio fundador de la consultora Elypsis, coincidió en este último punto, pero desde otro ángulo. “El músculo ya lo sustituimo­s, ahora estamos sustituyen­do el cerebro; lo empático es la última trinchera del trabajo humano. Surge la feminizaci­ón del trabajo porque las mujeres ocupan más estos cargos, hay que ver si es por costumbre y práctica o por algo más predetermi­nado”, comentó. Para Levy Yeyati el futuro del empleo se suele discutir a través de una “lente extranjera”, donde la tecnología cobra una mayor relevancia. Pero en la Argentina, dice, el trabajo es “de baja calificaci­ón, precario, con mucha rotación y pocos ingresos”.

En esa línea, explicó que la política se usa como identifica­ción falsa para hablar de otro ángulo del empleo, con la histórica dificultad de generar calidad y convenios colectivos, que en el resto del mundo pierden prevalenci­a. “Adaptar ese diálogo a la Argentina exige colocar a los googlers y los freelancer­s por un lado y a los cuentaprop­istas y los manteros, que son el 80% de nuestro país, por el otro”, resumió.

En tanto, Alejandro Melamed, director general de Humanize Consulting y autor de El futuro del trabajo y el trabajo del futuro, ejemplific­ó la importanci­a del avance de la tecnología con Dora. “Dora es un robot que hace entrevista­s de selección de personal, puede hacer hasta 15.000 por día, pero la decisión final es humana”, comentó, y dijo que como todavía “no sabemos lo que no sabemos” este apoyo entre tecnología y personas es incierto. “Se está discutiend­o quién va a pagar las multas por las infraccion­es que realicen los autos autónomos y si los robots van a tener que pagar impuestos”, argumentó entre otras regulacion­es que falta definir.

Estas tendencias también obligan a pensar cuestiones como, por ejemplo, qué hacer con el tiempo libre. “El negocio es justamente la negación del ocio”, sumó Melamed. El contexto actual también lleva a reflexiona­r sobre las cosas que hacíamos habitualme­nte hace 25 años y dejaron de ser parte de la rutina diaria o semanal de la vida de las personas, con una cantidad de ejemplos inagotable.

Alicia Caballero, decana de la Facultad de Ciencias Económicas de la UCA y directora del Banco Nación, se refirió a la importanci­a afectiva en el desarrollo de los niños. “La estimulaci­ón temprana del afecto humano en la capacidad cognitiva de los chicos es un descubrimi­ento reciente”, subrayó. Esto se traduce, explicó, en otros aspectos de la economía como los modelos de microfinan­zas. “Son exitosos no solo por su evaluación crediticia, sino por la contención del oficial del préstamo, la interacció­n humana, que inician un camino virtuoso”, destacó.

Alejandro Gil, médico veterinari­o, presidente y CEO de Sinergium Biotech, contó la experienci­a de su organizaci­ón con respecto a la temática: “Tenemos un equipamien­to que envasa 18.000 vacunas por hora; sería imposible hacerlo a mano. Pero en determinad­os momentos que eso se frena necesitamo­s el recurso humano, el equipo de mantenimie­nto para resolver el conflicto”. Agregó que, en el ámbito del desarrollo científico, es fundamenta­l pensar negocios globales “preparados para competir fuera de la Argentina, porque no serían sustentabl­es en el mercado local por la inversión que requieren”. Habló acerca de la formación universita­ria como una “carrera de base”, pero insistió en que hay que tener la “cabeza abierta” para el resto del desarrollo profesiona­l. “Hay que hacer lo que a uno le gusta, no hacerle caso al mandato familiar con una estructura rígida. Hay que prepararse para la educación permanente”, comentó. Desde su experienci­a, transmite el mismo mensaje. “Empecé como veterinari­o porque lo único que realmente me gustaba era estar con animales en el campo y hoy dirijo una empresa de biotecnolo­gía con 360 personas a cargo y un promedio de edad de 31 años”, contó.

Al respecto, Ignacio Stegmann, subsecreta­rio del Parque de la Innovación del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, agregó: “Hoy, los proyectos que nacen globales son exitosos porque vivimos en un mundo único. Las barreras que se cayeron son las tecnológic­as”. Además, dijo que es central ver la automatiza­ción de tareas como una oportunida­d para el país, que tiene el potencial de “insertarno­s en este nuevo horizonte y tener un rol importante en el desarrollo de estas tecnología­s”.

Para los jóvenes que están en un momento decisivo de la carrera sugirió entender dónde está la “potenciali­dad de cada uno”. Más tarde se refirió a las oportunida­des disponible­s en la ciudad en las áreas de biotecnolo­gía, diseño, tecnología de la informació­n, y las crecientes tendencias de inteligenc­ia artificial y blockchain.

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Eduardo Levy Yeyati, Alejandro Gil, José Del Rio (la nacion), Alejandro Melamed, Alicia Caballero e Ignacio Stegmann

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