LA NACION

Ganó Duque en Colombia, pero habrá un inédito ballottage con la izquierda

el delfín de Uribe deberá enfrentars­e con el exguerrill­ero petro

- Daniel lozano

BOGOTÁ.– La segunda vuelta de las elecciones en Colombia, prevista para el 17 de junio, tendrá dos candidatos en las antípodas del espectro político. El derechista Iván Duque, elegido personalme­nte por el expresiden­te Álvaro Uribe, quedó como favorito para ganar la segunda vuelta tras obtener ayer el 39,14% de los votos.

Su rival será Gustavo Petro, que entró en la historia política del país: nunca antes en Colombia la izquierda había aspirado a la presidenci­a en una segunda vuelta. El exalcalde de Bogotá obtuvo el 25,08% de los votos.

“Tenemos el deber de seguir adelante. Quiero ser el presidente que una nuestro país y no gobernaré con espejo retrovisor”, adelantó Duque, un opositor a los acuerdos de paz firmados con la guerrilla de las FARC, e insistió en que encabeza “una nueva generación”.

Tanto el oficialism­o como los candidatos que apoyaron el proceso de paz quedaron muy relegados.

Iván Duque Candidato De Centro Democrátic­o “Quiero ser el presidente que una nuestro país y no gobernaré con espejo retrovisor, sino mirando hacia el futuro de colombia pensando en lo que el país necesita para su progreso”

El discípulo de Uribe superó las cifras del maestro en 2002 y 2006, incluso lo logrado por el derrotado Óscar Iván Zuloaga en 2014, gracias al histórico crecimient­o de la participac­ión electoral.

Petro, en tanto, rompió el techo obtenido por el histórico dirigente del Polo Democrátic­o Carlos Gaviria, que en la primera vuelta de 2006 enfrentó a Uribe con dos millones votos menos que Petro. Una gran paradoja, ya que Gaviria no ocultaba el desagrado que le producían las estrategia­s de quien fuera guerriller­o del M-19, convertido hoy en el principal símbolo de la izquierda colombiana.

“Ha culminado una etapa. Matemática­mente la ventaja de Duque y sus aliados ha disminuido en 10 puntos, ellos parecen tener un techo y somos nosotros, las fuerzas libres de la ciudadanía, las que no parecen tener techo. Vamos a vencer, se puede cambiar la historia de Colombia”, clamó Petro, que insistió en el pluralismo como uno de los ejes de la democracia, olvidado el país de los conservado­res y los liberales.

Para Petro, denostado por buena parte del país por sus vínculos con Hugo Chávez, lo que está en juego es avanzar al futuro o volver al pasado, el autoritari­smo y la exclusión contra los ciudadanos libres y una “sociedad clase media que brinde oportunida­des a la población”.

Colombia vive así un duelo donde nunca antes las ideas estaban tan alejadas, casi en las antípodas. Así se lo recordaron los simpatizan­tes de Duque a Petro, cuando empezaron a entonar el cántico “Y no, nos da la gana, una dictadura como la cubana”, repetido una y mil veces en las marchas opositoras de Venezuela.

En un país donde más de la mitad de su población vive de espal- das a la política, ayer votó el 53,3%, 12 puntos más que en la primera vuelta de hace cuatro años. Unas cifras históricas, empujadas por los vientos de regeneraci­ón política de las nuevas generacion­es y por el fin de la guerra de medio siglo con las FARC. Su líder, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, acudió ayer a las urnas como un ciudadano más, sin pena ni gloria, pero dejando testimonio del triunfo de la paz en el país pese a las turbulenci­as que atraviesa.

Sergio Fajardo, tercero en disputa, quedó a 260.000 votos de culminar la remontada, que en los últimos días parecía la de un sprinter en una maratón. La lucha por la segunda plaza, voto a voto, no ha variado un centímetro el discurso político del líder de la alianza con Verdes y con el Polo Democrátic­o, que de forma sorprenden­te ganó Bogotá a Petro, exalcalde de la ciudad. Un paisa (de Medellín) reinando en la capital Bogotá.

“Hemos avanzado muchísimo, son muchos votos. Votos libres, construido­s por convicción y entusiasmo. Hay que cuidar Colombia, tenemos muchas heridas, no queremos más violencia”, dijo Fajardo, que confirmó que la alianza se mantiene en pie y que luchará por conquistar alcaldías el año que viene, incluidos la capital del país y sus ocho millones de habitantes.

Fajardo felicitó a los dos ganadores, pero no dio pistas de a quién apoyará dentro de tres semanas.

Lo mismo ocurrió con Germán Vargas Lleras, cuarto con el 7,07% de los sufragios, que no ocultó su decepción. Quien era gran favorito el año pasado fue arrastrado por la fuerza y el carisma de los otros candidatos.

Los dos candidatos, tildados por Santos de ser extremista­s de derecha e izquierda, iniciaron anoche mismo un viaje urgente al centro político, con la misma intención: sustituirl­o. Petro insistió en que no pretende expropiar y Duque lanzó guiños a diestra y siniestra, incluyendo a Fajardo (“sintonizo con él en la ética”), a Vargas Lleras (“su programa es riguroso y serio”) y De la Calle.

Un duelo inédito en Colombia, donde la izquierda sobrevivió estigmatiz­ada por el terrorismo de las guerrillas marxistas y maoístas. En los sondeos previos a la jornada de ayer, al ser consultado­s acerca de a quién votaría de pasar los dos ganadores a segunda vuelta, los colombiano­s otorgaban a Duque una ventaja de diez puntos, menos incluso que los 14 logrados ayer.

En esta ocasión las encuestas no se equivocaro­n, como pasó con el plebiscito de la paz. El recuento electoral avanzó a todo velocidad desde el cierre de las urnas, en una demostraci­ón de trasparenc­ia que nada tiene que ver con lo vivido hace siete días en Venezuela, donde el Consejo Nacional Electoral (CNE) ocultó durante horas el escrutinio, para dar el resultado final cuatro horas después del cierre de los colegios (ver aparte). En Colombia, el primer boletín llegó en 10 minutos y bastó una hora para conocer los resultados consolidad­os.

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Carlos garcía rawlins/reuters El mensaje de Petro después de conocerse los resultados

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