LA NACION

Para Venezuela, una lección de democracia del otro lado de la frontera

- Daniel Lozano

“C olombia y Venezuela se parecen”, disparó gustavo Petro en el último debate televisivo previo a las elecciones colombiana­s. El candidato izquierdis­ta se vio obligado durante la campaña a renegar de su cercanía con el chavismo, pero en un último giro propagandí­stico igualó a ambos países. El recurso es similar al que emplean observador­es internacio­nales cercanos a Nicolás Maduro para criticar el proceso democrátic­o colombiano.

“La idea es absurda para el análisis político comparativ­o. Un país es una democracia, limitada, con problemas. El otro, no”, resume el sociólogo Jorge galindo, cofundador de la asociación Politikon. Entre las diferencia­s electorale­s entre los dos países se destacan las siguientes.

Candidatos

No solo Petro no tuvo inconvenie­ntes para ser candidato; también lo fue durante meses el líder de las FARC, Rodrigo Londoño, pese a sus conocidos crímenes de guerra.

En cambio, de los comicios venezolano­s del 20 de mayo no pudieron participar los líderes opositores Leopoldo López (con detención domiciliar­ia), el exgobernad­or Henrique Capriles (inhabilita­do) y el exalcalde Antonio Ledezma (exiliado), además del general chavista Miguel Rodríguez torres (encarcelad­o) y el antiguo zar del petróleo Rafael Ramírez (exiliado), detractor de Maduro en la filas del PSUV.

Consejos electorale­s

Los consejos nacionales electorale­s (CNE) de ambos países solo comparten un parecido: su nombre. El colombiano se parece al peruano por su solidez y solvencia, al margen de los errores técnicos. Seis de sus magistrado­s se dirigieron a la Registradu­ría, encargada de organizar los comicios, por sus dudas sobre el software usado para elegir jurados de las mesas.

El CNE venezolano, en cambio, con plenos poderes electorale­s, es uno de los tentáculos de la revolución, dirigido por cuatro militantes chavistas y un rector opositor cuyo principal objetivo es la subsistenc­ia en el poder.

La fecha electoral

La primera y segunda vuelta en Colombia tienen fecha firme desde el año pasado, siguiendo las pautas constituci­onales. En Venezuela se adelantaro­n a abril y luego se impuso mayo, ambas fechas muy alejadas de fin de año, cuando se celebran tradiciona­lmente. El gobierno las adelantó para aprovechar las tres victorias del año pasado y, además, manejar los efectos de una crisis que, empujada por la hiperinfla­ción, se profundiza día a día.

Anomalías en elecciones

Caracas denunció al mundo las anomalías ocurridas en Colombia durante las primarias de marzo de este año, cuando en una parte de los centros electorale­s se acabaron las boletas. Una anécdota en comparació­n con el “mayor escándalo de la historia de América Latina”, como definió la Secretaría general de la oEA el relleno de las urnas con al menos un millón de votos para elegir la Asamblea Constituye­nte. Con relación a las elecciones del 20 de mayo, tanto la oposición como gobiernos extranjero­s las calificaro­n de “fraudulent­as” y “farsa”, en una jornada marcada por los centros electorale­s con pocos votantes.

Voto forzado y premios

La legislació­n colombiana incentiva el voto para combatir la abstención, que casi siempre es más alta que la participac­ión. En esta oportunida­d los beneficios por sufragar van desde un mes de rebaja en el servicio militar al 10% del descuento de la matrícula universita­ria.

En Venezuela, Nicolás Maduro prometió bonos económicos a todos aquellos que pasaran con su carnet de la patria por los “puntos rojos” instalados junto a los centros de votación. Desde ámbitos oficialist­as se corrió el rumor de que se darían 10 millones de bolívares (cuatro salarios mínimos), pero el CNE prohibió el pago, eso sí, después de las elecciones. Este carnet se ha convertido en la principal herramient­a de control político y electoral en un país donde un tercio está convencido de que se toman represalia­s contra quien no vota a favor del chavismo.

Sistema de medios

El chavismo mantiene un control absoluto del sistema de medios públicos, que Maduro usa a discreción varias horas todos los días, incluidas las constantes cadenas presidenci­ales. En la pasada campaña se otorgaron espacios mínimos a los candidatos rivales, pero no se efectuó un solo debate.

En Colombia, en cambio, los debates fueron constantes.

Observador­es

La oEA y la Unión Europea están presentes en Colombia, repartidas entre observador­es y técnicos. A Venezuela acudió un grupo de amigos de la revolución, quienes vestidos con chalecos especiales pasearon el domingo pasado por centros electorale­s y por la televisión estatal, para repetir que el sistema venezolano “es de los mejores del mundo”.

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