Raúl González. “La vida en la calle es muy dura, te puede pasar de todo”
Es jueves y, después de tres días, Raúl González por fin vuelve a comer algo. Un vecino de San Telmo le acercó un sándwich de queso, del que ya no quedan rastros. “La gente siempre ayuda, da una mano”, dice el hombre de 56 años, sentado sobre una manta que otra persona le obsequió. Luego señala una campera: otra donación que recibió para pasar las jornadas frías
Por problemas personales, explica, hace tres años debió abandonar su vivienda en la localidad de Bernal, en Quilmes, y quedó en situación de calle, solo. “Desde que me fui de casa, estuve en varios barrios de la Capital. En Once me ro- baron todo y en Constitución las ratas me caminaban por la cabeza. Es terrible”, recuerda González.
Ahora encontró un nuevo lugar para él y su carrito en la esquina de Chacabuco y la avenida San Juan. Mientras habla con la nacion, una vecina se acerca y cuenta, afligida: “Hace mucho que este hombre está acá y nadie lo ayuda”.
Días atrás –González no sabe cuándo exactamente– un móvil del programa Buenos Aires Presente (BAP) se acercó a verlo. “Me ofrecieron ir al parador de Retiro, pero el año pasado intenté ir a otro lugar y me robaron la SUBE y $400. Ahora no sé qué hacer”, reflexiona.
El hombre se muestra preocupado por su estado de salud, mientras exhibe la medicación que le consiguieron en una iglesia. Cuenta que sufre de ataques de epilepsia y problemas en el corazón.
“La vida en la calle es muy dura. Uno se termina acostumbrando, pero te puede pasar de todo”, describe, acongojado. Y busca que los rayos del sol le den un poco de calor a su rostro.