Cuatro arquitectos santafesinos, en la Bienal de Venecia
Inspirados en Borges, crearon Vértigo horizontal, obra que se ve en el pabellón argentino
VENECIA.– De repente se desencadena una lluvia torrencial. Luego de la tormenta, mientras se huelen la tierra y el pasto, vuelve la paz. Atardece y se oyen, en el infinito, grillos que cantan en un horizonte rosado. Cae la noche y en el cielo, ahora límpido, aparecen miles de estrellas. Así es Vértigo horizontal, impactante instalación inaugurada en el pabellón argentino de la Bienal de Arquitectura que recrea de manera creativa y cautivante –con audio y video– nada menos que la pampa argentina en Venecia. La instalación fue realizada por cuatro jóvenes arquitectos santafesinos que ganaron el concurso público organizado por la Cancillería para representar al país en la 16ª Muestra Internacional de Arquitectura de la Bienal.
Curada por las arquitectas irlandesas Yvonne Farrell y Shelley Mc Namara, esta edición de la cita más importante del mundo de la arquitectura, titulada “free space” (espacio libre), pone en el centro de la atención el tema del espacio libre y gratuito que puede generarse cuando un proyecto está inspirado en la generosidad.
Javier Mendiondo (47), Pablo Anzilutti (42), Francisco Garrido (34) y Federico Cairoli (33), arquitectos, docentes y amigos, captaron esa idea. De 38 trabajos fue Vértigo horizontal el ganador. ¿De qué se trata? De una caja de 21 metros de largo y 2 de ancho realizada con vidrios transparentes afuera y reflectantes desde adentro que ocupa casi todo el pabellón argentino de los Arsenales de Venecia inmerso en la oscuridad. En el piso de la caja de vidrio, que tiene dos aperturas en cada lado –por las que los visitantes pueden asomarse para vivir lo que significa el “vértigo” infinito de la pampa argentina–, hay plantas y demás yuyos que evocan nuestro paisaje. Y en el techo de la caja una pantalla por la que van pasando imágenes reales de cielos argentinos que van cambiando con las horas del día y los fenómenos climáticos. Hay lluvias torrenciales, con truenos y relámpagos, momentos de silencio, cantos de los grillos.
Borges, la inspiración
“Vértigo horizontal es una manera de contar la arquitectura argentina”, dijeron a la nacion los arquitectos, que explicaron que en verdad se inspiraron en una metáfora que Borges contó que utilizó muy adecuadamente el escritor francés Pierre Drieu La Rochelle al sorprenderse ante la vastedad del paisaje argentino.
“Entre todos se nos fue ocurriendo esta idea, que en verdad se le ocurrió a Borges, e hicimos un experimento de la mirada de la arquitectura argentina vinculándola con el territorio”, dijeron los autores en la inauguración, donde su obra cosechó palabras de reconocimiento del embajador argentino en Italia, Tomás Ferrari, y del comisario del envío, Sergio Bauer.
La instalación, que encierra en su interior la naturaleza, no está sola. En las paredes laterales aparecen dos líneas en el horizonte: 46 bocetos de diseños de obras construidas a partir de 1983, año en que se restauró la democracia en la Argentina, hasta la actualidad. “Se trata de una selección de obras y proyectos que tienen un carácter democrático: parques públicos, estructuras sociales o proyectos participados, que elegimos en virtud de su dimensión primitiva y visceral, como documentos capaces de expresar la fuerza del pensamiento expresado con el trazo, donde prevalece la fuerza de la idea, donde cada elemento colateral desaparece para liberar la identidad de cada idea del proyecto”, explicaron.
“La aparición en el horizonte de los dibujos no compite, sino que se complemente con el objeto central”, señaló Anzilutti. “Es un tributo a los dibujantes que tenemos en la arquitectura de nuestro país, algunos muy conocidos, como Clorindo Testa, y muchos otros desconocidos, pero que también hicieron una arquitectura pensada para una generosidad esperada, como por ejemplo un albergue para estudiantes de la Puna jujeña”, apuntó Mendiondo.
¿Que significa representar al país en una de las citas más importantes de la arquitectura mundial? “Significa volver a ponerle combustible al tanque, renovar la energía. Es una carrera de supervivencia la de un arquitecto, y estar acá es un mimo, una palmada en la espalda del sistema, aunque luego la vida continúa y seguirán los fracasos, las dificultades”, aseguran los santafesinos, que quisieron traer a Venecia una experiencia única, también a sus cinco valiosos y jóvenes colaboradores, algunos estudiantes de arquitectura.
“No sabemos adónde nos lleva esto, pero consolida una forma de trabajar que funciona”, reflexionan, evidentemente satisfechos. “Y es un mensaje para los más jóvenes que buscan algo en qué creer en un país que los abruma: sin hacer rosca, sino trabajando, con mucho esfuerzo, teniendo un diálogo entre ideas, un grupo de jóvenes y desconocidos arquitectos santafesinos pueden llegar a cosas tan maravillosas como estar hoy acá en Venecia”.