LA NACION

La sentencia de La Volpe

Para el DT, la Argentina solo puede ser protagonis­ta del Mundial por los jugadores

- Texto Cristian Grosso

Hace 40 años estaba concentrad­o en la quinta Salvatori, en José C. Paz. En pocos días iba a comenzar la Copa del Mundo 1978. En ese microclima de encierro e ilusión se habían asignado tareas para combatir la ansiedad. Ricardo La Volpe integraba la “comisión de cultura” junto con Valencia,Hou se man yPag na ni ni. Arrasaba en las partidas de ajedrez en compañía de Ardiles y el bautizado equipo Bagre, que compartía con Galván y Houseman, era imbatible en el torneo de voleibol. La Volpe jugaba en San Lorenzo y había integrado el ciclo de César Luis Menotti casi desde el principio. En el Mundial, sería el tercer arquero. Pero en muchas prácticas asumió una misión adicional: como un escurridiz­o wing derecho, desbordar al ‘Conejo’ Tarantini. Y lo hizo varias veces… “Fillol en un arco, Baley en el otro…, y yo estaba para ayudar. Entonces César me ponía de delantero cuando faltaba algún jugador…, y lo volvía loco a Tarantini. Ojo que yo era rápido, muy rápido. Claro que cuando lo gambeteaba, aparecía Passarella para la cobertura y venía el cruce fuerte… Lo que quiero decir es que hay que ser buen compañero en la selección. En un Mundial es muy importante ser compañero, a donde te necesite el grupo, ahí tenés que estar”, recuerda La Volpe. Puede hablar de fútbol horas, días. En realidad, hace años que debate sobre fútbol. Como si controlara la máquina del tiempo, viaja al pasado para ambientar cada punto de vista sobre el presente. Y enseguida proyecta lo que ocurrirá en algunas semanas.

Vivirá el Mundial de Rusia desde su casa en Guadalajar­a. Pero no descarta algún viaje relámpago sobre la misma competenci­a. De todos modos, para La Volpe el torneo ya se está jugando. “Habrá seleccione­s agresivas, sin dudas. Ahí está Brasil, que juega un 4-3-3 y siempre busca el protagonis­mo. Su fuerte es la posesión y el ataque. Y habrá seleccione­s que se tiran atrás de la línea central y te formaron dos bloques, más el segundo Nº 9 que se retrasa y te forman un 4-5-1. Se verán partidos cerrados, y otros de buen fútbol. Está claro que el 90% de los sistemas se moverán entre el 4-3-3 y el 4-2-3-1, como Alemania, España, Brasil, Francia, y también Inglaterra. Ahora, los jugadores desequilib­rantes que van por afuera rompen cualquier sistema. Los grandes equipos, que saben atacar, te van avisando cómo se va a jugar un Mundial, y ahí están Manchester, el Bayern, el Real, Barcelona, el PSG… esos te anticipan lo que va a pasar porque esos grandes jugadores van a sus seleccione­s y, generalmen­te, juegan de lo mismo que en sus clubes. Tienen técnicos que no inventan… En un 90%, entre España, Brasil y Alemania saldrá el campeón. Están bien ensamblado­s, no se basan solo en individual­idades”. Y abre la discusión.

–¿A la Argentina dónde la ubica?

–Noto pesimismo en la Argentina. Será porque fue mala la eliminator­ia y echaron a los técnicos. Hay un poco de desconcier­to, es verdad. Pero el 70% son los jugadores, no el DT. El técnico, la filosofía, el sistema, la forma de jugar son el 20 o el 30%. Lo que un técnico no puede es inventar: si vas a poner a Di María en una línea de 5, no. ¿Qué oficio tiene para hacer eso? A los jugadores hay que ponerlos en su lugar natural. Muchos consideran que Argentina no va a hacer un buen Mundial, pero tiene jugadores de jerarquía y uno, en particular, que es desequilib­rante. Si Messi mantiene su buen momento, y sabemos explotarlo, la Argentina puede estar peleando en las semifinale­s. –¿Messi llega en el mejor momento de su carrera?

–Está en un alto nivel. Pero lo que todos tienen que entender es que él debe recibir en el lugar indicado, con el perfil correcto y que la pelota lo encuentre detrás de los volantes rivales. Para eso Argentina debe adquirir fluidez futbolísti­ca. Yo he escuchado muchas críticas para Messi, desde hace años, pero la Argentina no ha jugado para Messi. Claro que Messi está en su mejor momento, pero si se desespera porque no le llega la pelota y baja a buscarla, ya no es el Messi que necesitamo­s. Yo lo quiero en el último tercio de la cancha. Tenemos que ofrecerle un medio con fluidez para decirle “Messi, jugá allá, en punta, donde duele”. –¿Qué significa “si sabemos explotarlo a Messi”?

–¿Cuál es el problema que veo? El técnico debe afirmar más un concepto. A veces jugó con línea de 5, otras veces con línea de 4… Y creo que ya se dio cuenta de que no hay oficio en la línea de 5. Todos los demás técnicos de las se- lecciones importante­s, Tite, Löw o Lopetegui, ya llevan un buen recorrido y conocen a su equipo. Para mí ese es el problema. No pasa por lo anímico porque hay jugadores de experienci­a, de alta categoría, probados en la exigencia. –Varios jugadores cargan con el peso de las finales perdidas, y este será su último Mundial. ¿Cree que se tratará de una presión extra o un estímulo? –Pero no es fácil llegar a las finales. Y a tres. ¿Que las perdiste? Sí, pero una la perdiste con Alemania. Y no te golearon ni nada por el estilo. Lo que pasa es que a esta selección se le ha pegado bastante; por ejemplo, a la del 90 no le pegaron y también perdió la final. A esa selección no se la castigó. Y a esta sí porque tienen mucho nombre los jugadores. La gente ve a Di María que triunfa, a Messi que triunfa, a Mascherano que triunfa, son todos jugadores de alta calidad. Y ve a Dybala, que en Italia lo consideran un fenómeno, y en Argentina se preguntan: “¿Será un fenómeno?”. Los argentinos somos muy exigentes.

–¿La Argentina ha sido ingrata con esta generación? –Yo no sé por qué se ha llegado a esto… Llegar a una final, estar entre los cuatro mejores del mundo es una buena performanc­e. Está bien, no discuto la amargura por haber perdido tres finales, pero Argentina es competitiv­a, a eso voy. Les han puesto bastante peso a estos muchachos; Argentina es competitiv­a y temible ante el mundo, más allá de que los argentinos no confíen, la selección es temible. Ninguna selección le va a salir a jugar así nomás a Argentina. Lógicament­e, ves el resultado contra España y te da un cachetazo, pero a veces esos partidos te sirven para no cometer otra vez los mismos errores. Ese fue un golpe feo, pero segurament­e los propios jugadores lo habrán analizado y habrán dicho “pará, contra algunas seleccione­s no podemos jugar así porque sí”. Por eso, insisto: falta equipo, falta un trabajo colectivo. El técnico todavía no le puso ese trabajo colectivo. Si no hay relevos, no hay coberturas y dejás espacios…, es lo que te pasó contra España. –Sin Messi, ¿la selección solo sería un equipo más?

–Bueno…, qué sé yo… Lo importante es que Sampaoli entienda que no es Messi y nada más. Si vos tenés bien preparado y motivado a un Pavón, la carta puede ser Pavón. Boca salió campeón por Pavón. Como en el mundo se habla de Salah, de Mané, Sané, de Neymar… ¿Por qué no de Pavón? Si en el mano a mano es desequilib­rante. Desequilib­rante por afuera y te juega por las dos puntas. Yo no sé si Sampaoli entiende que esos jugadores son importante­s. Dejar afuera a un Centurión, no lo entiendo. O al chico Lautaro Martínez, es joven, es cierto, quizá le pese un poco la camiseta, pero eso hay que probarlo. Ahora, si vos lo ponés 10 o 15 minutos…, no. ¡Yo lo hubiera puesto 90 minutos! Son jugadores que el mundo está buscando y nosotros los tenemos. Hoy se te encierran y necesitás jugadores fuertes en el uno contra uno… Pero yo no creo que Argentina sea un equipo más, en la medida en que Sampaoli entienda: primero bien parada la línea de 4, y cuando tenés extremos no necesitás tanto que los laterales pasen al ataque. El técnico tiene que ser inteligent­e para poner bien el sistema. –Los volantes argentinos no juegan en los principale­s equipos del mundo. ¿Esa es otra debilidad?

–¡Ahí está el problema, ahí! Ninguno está en la elite, y ese es un problema para Sampa oli. Si jugás con doble contención, uno se tiene que soltar, el que da el pase de inicio, el que empieza a elaborar. Y ese puesto le cuesta a la Argentina. El volante de contención con Biglia está bien. Podría haber sido también Pizarro o Marcone. Con el 5 no creo que tenga problemas. El tema es el otro. Paredes o Pérez, el de Boca, no fueron citados y no, no, es cierto, no te llenan. –¿Y Lo Celso?

–¡Ese! Ese es el mejorcito, el más agresivo. O si está bien futbolísti­ca, física y anímicamen­te, también Banega. Pero es inestable; si está con las luces prendidas, es un jugador importante. Pero Argentina no puede jugar un 4-3-3, no tiene el 8 ni tiene al 10. Ninguno tiene el ida y vuelta para la función. Los demás sí, Coutinho, Paulinho, Iniesta…, el mediojuego alemán. Ellos sí juegan todo el año así. Por eso Argentina va a jugar un 4-2-3-1, o en realidad, un 4-4-2. –Si Messi no fuera argentino, ¿quién sería el mejor?

–Me encanta Dybala, suelto, creativo. Por el medio, llegado desde atrás. Dybala tiene mucho gol.

–Cuando Messi y Cristiano Ronaldo dejen de repartirse el Balón de Oro, ¿de quién será?

–Primero, Messi es más completo que Cristiano. Cristiano es un gran delantero, un gran rematador, pero él no organiza nada. Messi es mucho, pero muchísimo más completo. Después, puede ser Neymar. Y el egipcio Salah anda un fenómeno, pero qué mala suerte tuvo en la Champions. Y cuidado con ese Mané. Esos jugadores, los que van por afuera, picantes, desequilib­rantes, con velocidad. Están volviendo los extremos, que se habían perdido. Cuando le das amplitud al juego, te agarran esos jugadores y te matan. Por eso a mí me gustan Pavón, Centurión, Perotti, el mismo Di María quizá, pero ya es más volante… –¿Y qué hay que evaluar para elegir al Nº 9? ¿Su actualidad, su historia, su vínculo con Messi…?

–Messi quiere un Nº 9 de área, como Suárez. Para mí, quiere una referencia, y si ese 9 sabe jugar un poquito, puede hacer de poste, mejor. –¿Más Higuaín que Agüero?

–Pero Agüero puede hacerlo. Tiene buena movilidad. Pero repito, estoy seguro de que Messi prefiere un 9 de área, un 9 bien 9, como Suárez. De repente, que pique a los costados, pero muy poco. Si vos le generás situacione­s por afuera, no necesitás que el 9 vaya a las bandas. Vuelvo…, donde no veo bien al equipo es en las grandes sociedades porque no han tenido regularida­d para trabajarla­s. –¿Hubiese llevado a Icardi?

–Con dos 9 es suficiente. Además, tenés a Messi, que puede cubrir esa posición, y también lo puede hacer Dybala. Con dos es suficiente, yo tampoco hubiese llevado tres Nº 9. –¿Lo sienta a Messi en la mesa de los grandes junto con Maradona, Di Stéfano, Pelé y Cruyff?

–Maradona está peldaños arriba de los que nombraste. A Pelé lo vi poco, pero primero que jugó en Brasil, y en el Cosmos, que es la nada, y siempre jugó con monstruos a su lado. A Maradona lo vi desde Argentinos, porque lo enfrenté en la cancha de Atlanta. Diego se ponía el equipo al hombro. Los líderes, los ganadores, se ponen el equipo al hombro. Y sus compañeros lo saben. Conviví mucho con él, no solo con el Flaco Menotti, sino también en los entrenamie­ntos del 86 porque yo iba mucho a verlos. Y notaba lo que representa­ba Diego, era el líder. Podían hablar Ruggeri, Pumpido, Batista, Valdano, pero era él, él asumía todo. Esa selección se afirmó bien atrás, y sabían que con lo que pudieran hacer Maradona, Valdano, Burruchaga… Nunca se le dio importanci­a a esa línea de 5, nunca más en la Argentina se jugó así, y sin embargo, así fuiste campeón y subcampeón del mundo. Pero en Argentina siguieron con el 4-3-1-2, que ya había caducado en el mundo. –¿A Messi no le ve ese liderazgo?

–Si Messi también quiere ser así…, quiere demostrar su personalid­ad, su liderazgo hacia el grupo –porque no es ponerse una cinta nomás–, debe ponerse el equipo al hombro. Debe tener ese peso específico. Debe completar ese casillero, porque como jugador no hay ninguna duda. Falta que él les haga entender a sus compañeros la manera de jugar, ser dentro del campo de juego el líder. Que hable. –Pero ¿un líder nace o puede hacerse?

–Con su experienci­a, en el equipo que juega, donde está acostumbra­do a salir campeón, acostumbra­do a los grandes retos y objetivos, ya su crecimient­o le impone que sea un referente en la cancha. Está en su mejor momento, lo ves motivado, enchufado, sigue con hambre, ya ganó fortunas, está considerad­o uno de los mejores de la historia… Se podría dejar y nunca se dejó. Ojo, es un ejemplo para la juventud. No es fácil mantenerse ahí, pero él nunca afloja. –El título del 78 fue la coronación de un ciclo de cuatro años. Camino a Rusia, la AFA fue un descalabro. ¿Por qué a la selección le tendría que ir bien? –Por los jugadores, Argentina puede ser protagonis­ta del Mundial nada más que por los jugadores. Argentina no tiene ni el 30% del trabajo que tienen Alemania, Brasil o España. Por los jugadores, solo por los jugadores. Te dije: el 70% son los jugadores, el otro 30% te va a faltar. Entonces, lo que considero que tiene que hacer Sampaoli es jugar lo más simple ubicando a los jugadores en el sitio que indica su oficio. Si a Pavón lo pongo de lateral o a Acuña lo pongo de lateral, ahh bueno, no entiendo… Alemania te puede jugar línea de 5, 4-3-3 o 4-2-3-1, porque viene trabajando con el mismo técnico desde 2006. Acá cambiamos todo el tiempo, otros libretos, nada se afirma, por eso dudamos de cómo le podrá ir a la Argentina. Si creemos que Argentina puede hacer algo en Rusia, es por los jugadores.

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AFP La Volpe recorre a la selección y detecta un punto débil: “La Argentina no tiene volantes en la élite”
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