LA NACION

Subte: los despidos de tres empleados ponen en duda el servicio

Los metrodeleg­ados definen nuevas medidas de fuerza

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Con café, jugo y una mesa abierta al diálogo con los pasajeros, los metrodeleg­ados cambiaron la estrategia de reclamo, pero no el foco, después de la escalada en el conflicto que terminó en la detención de 16 trabajador­es del subte, la semana pasada, cuando se realizaba un paro de 12 horas en la línea H. Ese hecho fue superado, aunque las secuelas se propagaron hasta ayer, cuando Metrovías anunció el despido de tres trabajador­es, lo que pone aún más interrogan­tes sobre el servicio durante las próximas semanas.

Según informaron desde la empresa concesiona­ria del servicio, los despidos de un delegado gremial y de dos miembros de la comisión directiva de la Asociación Gremial de Trabajador­es del Subterráne­o y Premetro (Agtsyp) se produjeron “por haber cometido agresiones e incidentes durante la apertura de molinetes en la línea H el jueves pasado”. Fue en el mismo sitio donde dos días antes se habían producido los incidentes que derivaron en la paralizaci­ón de toda la red. “Estas personas ya contaban con antecedent­es de hechos similares por los que se las había intimado”, agregaron.

Hasta anoche se esperaba una respuesta de los metrodeleg­ados, que habían iniciado la semana con medidas más tenues que las realizadas desde que comenzó el conflicto. Ayer, entre las 17 y las 20, se liberaron los molinetes de la línea C (Constituci­ón-Retiro) como parte del plan de acción resuelto por el plenario de delegados el lunes pasado.

El gobierno porteño había amenazado el martes, en pleno paro general, con que las sanciones podrían incrementa­rse. Hasta el lunes se habían enviado 171 telegramas con sanciones disciplina­rias (131 de ellas a delegados gremiales que cuentan con tutela sindical), con suspension­es de entre cinco y 15 días por “la ocupación de instalacio­nes, apertura de puertas de emergencia o liberación de molinetes para facilitar la evasión o impedir la prestación del servicio”.

Ayer, además, se cumplió la amenaza del jefe de Gabinete, Felipe Miguel. Y Metrovías realizó una presentaci­ón en el Ministerio de Trabajo de la Nación “para que se intime a la Agtsyp a que cese en las diversas conductas que viene desarrolla­ndo para entorpecer la normal prestación del servicio”.

La Agtsyp, que cuenta con el respaldo de unos 2000 trabajador­es, reclama que se reabra la paritaria ya firmada entre el Gobierno y la Unión Tranviaria Automotor (UTA), el gremio que tiene los avales para discutir salarios. El incremento del 15% no satisface a los metrodeleg­ados, que pretenden una mejora del 25% para este año y una recomposic­ión salarial del 9% por 2017.

Es este el núcleo del problema, más allá del paro general del martes, que se produjo por la detención de los trabajador­es, entre ellos Néstor Segovia, secretario adjunto de la Agtsyp, cuando impidieron la salida de las formacione­s de la línea H. La asociación ya no cuenta con la personería gremial, otorgada en diciembre de 2015 por el entonces ministro de Trabajo de la Nación Carlos Tomada, tras un fallo de la Corte Suprema que no la habilita para negociar sueldos.

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