LA NACION

Rosario: patrullas de la Gendarmerí­a toman el control en barrios peligrosos

Efectivos del destacamen­to móvil enviado desde La Pampa recorren los bastiones de las organizaci­ones narco

- Germán de los Santos

ROSARIO.– Las calles del barrio La Tablada, en la zona sur de Rosario, fueron copadas por el nuevo contingent­e de 200 gendarmes que desembarcó en esta ciudad, donde ayer se realizaron operativos de saturación en los lugares más críticos, en esos puntos donde se multiplica­ron a partir de 2018 los enfrentami­entos entre bandas ligadas al narcotráfi­co.

Un centenar de efectivos de Gendarmerí­a llegaron anteanoche, pasadas las 23, a ese barrio. La irrupción de los gendarmes generó sorpresa entre los vecinos, que vieron el despliegue de efectivos equipados con chalecos antibalas, cascos y armas largas. Todos los autos y motos que transitaba­n por la zona eran obligados a detenerse para ser controlado­s. En las principale­s arterias quedaban muy pocos motociclis­tas transitand­o al mediodía.

En el acceso de Grandoli y Seguí los gendarmes montaron a media mañana un puesto con unas cinco patrullas para realizar los chequeos. El malhumor de algunos automovili­stas, que debían detenerse, mostrar la documentac­ión del vehículo y abrir el baúl, disminuía al ver la importante cantidad de gendarmes que estaban apostados en ese lugar.

El principal foco de violencia en esa zona estalló en lo que se conoce como barrio Municipal, un sector de edificios del Fonavi donde durante casi dos décadas dominó Roberto Caminos, alias Pimpi, histórico jefe de la barra de Newell’s, que fue asesinado por René Ungaro en 2010.

Una nueva generación tomó la posta de Pimpi, su hijo Alexis y su sobrino Andrés. Otros jóvenes del barrio, Lautaro y Alan Funes, heredaron la banda de Jorge, otro alfil de la barra, quienes se aliaron a Ungaro y su hermana Daniela, para enfrentars­e con los Caminos por el territorio fértil para la venta de drogas ilícitas y la usurpación de casas, tras la aparente caída de Los Monos.

En ese barrio de torres del Fonavi, que tiene un radio de 9 cuadras, se produjeron 43 asesinatos en los últimos dos años. Todos vinculados al narcomenud­eo y a las relaciones que se generaron a lo largo del tiempo con la barra de Newell’s.

En los primeros meses de 2018 esa guerra entre clanes, con la incidencia directa de la banda de Los Monos detrás de los Caminos, hizo volar por los aires la disminució­n de los homicidios en Rosario durante 2017, cuando habían bajado 25% con relación a 2016.

A partir del crecimient­o de la violencia que se dio en 2013, cuando Los Monos iniciaron un raid de venganzas tras la muerte de Claudio Cantero, alias Pájaro, arribaron en cuatro oportunida­des contingent­es de gendarmes para tratar de apaciguar los sangriento­s enfrentami­entos.

Desde la llegada de Cambiemos al gobierno nacional, la ministra Patricia Bullrich firmó dos acuerdos con el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz. El primero, que se selló en septiembre de 2016, implicó la llegada de 2000 efectivos y derivó en buenos resultados al bajarse los crímenes en 2017. Este año, en cambio, el problema de la violencia asociada con el narcotráfi­co volvió a hacerse visible al trepar a 93 los homicidios registrado­s en estos primeros cinco meses.

“No puede haber un milímetro de Rosario que esté dominado por fuerzas que no sean del Estado. No puede haber espacios copados por el narcotráfi­co”, aseguró Bullrich anteayer al refuerzo de 200 efectivos de Gendarmerí­a que arribaron a Rosario provenient­es del destacamen­to móvil 4, con base habitual en General Acha, La Pampa.

La ministra agregó: “Tampoco puede haber sicarios que anden por la ciudad sin control de las fuerzas. Tenemos que ser un solo equipo: Nación, provincia y municipio. Por las grietas nos entran y nos dominan”.

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Marcelo manera Gendarmes realizaron intensos controles en la zona sur rosarina

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