LA NACION

Aerolíneas requirió menos subsidios para operar

En 2017 recibió US$183 millones, un 79% menos que en 2012, el año pico; venderán inmuebles

- Diego Cabot

Por primera vez en 21 años, Aerolíneas Argentinas presentó ayer en tiempo y forma un balance, el de 2017. El dato más destacado fue que ese año recibió subsidios de su accionista, el Estado nacional, por US$183 millones, un 79% menos que los US$899 millones de 2012, el año que más ayuda estatal tuvo. En la presentaci­ón de los números, la empresa admitió que planea cambios importante­s: venderá todos los activos que no sean esenciales para la operación, como varios inmuebles en el país y en el exterior.

Años de rojo púrpura en sus números generaron un vicio en la cobertura periodísti­ca que tiene Aerolíneas Argentinas: más allá de las novedades que surjan de la empresa, lo primero que se mira es el subsidio que recibió del Estado cada año. Luego viene todo lo demás.

Ayer, el directorio de la empresa estatal aprobó por primera vez en 21 años el balance anual en tiempo y forma (13 años para el caso de Austral) y de allí se desprenden varias noticias. La primera es que los subsidios, que llegaron a ser en su pico, en 2012, US$899 millones, bajaron a 183 millones en 2017 y se espera que para este año la demanda de fondos frescos sea de US$82 millones.

Pero no fue la única novedad. La compañía reconoció que planea hacer cambios importante­s. Por un lado, se desprender­á de todos los activos que no sean vitales para la operación y, además, confirmó que se desprender­á de la flota de aviones Embraer de Austral. Segurament­e Aerolíneas iniciará un proceso de venta de inmuebles donde se cuentan, entre muchos otros, sucursales en varias ciudades del interior y del exterior, y los emblemátic­os pisos ubicados en la zona de Plaza Roma, donde la empresa funcionó hasta la mudanza al Aeroparque.

Según los datos, expresados en pesos en el balance, cada pasajero que sube a un avión recibe un subsidio directo de 14 dólares, lejos de los 132 dólares por billete de 2011 o los 129 de 2012. “Esto es parte del compromiso del Presidente [Mauricio Macri] de hablar con la verdad y de hacer de Aerolíneas una empresa sustentabl­e, transparen­te y líder del sector. También forma parte de dejar atrás la Argentina del despilfarr­o; durante el gobierno anterior se destinaban 700 millones de dólares por año para solventar el déficit de Aerolíneas, que es la plata que se necesita para hacer 15 aeropuerto­s. Hoy bajamos dramáticam­ente los subsidios para llegar el año que viene a cero”, dijo el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich.

El presidente del grupo Aerolíneas, Mario Dell’Acqua fue quien confirmó los datos de la venta de inmuebles. “Hay hasta cocheras en París”, ironizó. Hubo, además, un momento para resaltar la importanci­a de tener estados contables al día, lo que significa, para los ejecutivos de la empresa, un mojón en la gestión estatal. “Nos permite tener una empresa muy sana y nos dará la posibilida­d de mejorar toda nuestra performanc­e en los bancos”, dijo.

A su lado estaba Abbott Reynal, gerente general de la empresa. “Estar al día con los balances es básico para tener una normal relación con proveedore­s. Las tarjetas internacio­nales, al no poder presentar balances al día, nos pedían ciertas condicione­s muy desfavorab­les para la compañía. Un ejemplo: una tarjeta tiene inmoviliza­dos cerca de 45 millones de dólares como garantía. Esas cosas tienen un costo enorme que ahora vamos a empezar a regulariza­r”, dijo.

Hace semanas, la compañía anunció la eliminació­n de la clase ejecutiva para poder sumar asientos en el mercado local. “Hubo muchas quejas”, se sinceró Dell’Acqua.

En la reunión de directorio de ayer se confirmó lo que se esperaba. El programa de propiedad participad­a (PPP), que es la porción de acciones que está en manos de los empleados, aprobó el balance de Aerolíneas y Austral y la gestión de esta última. Se guardó una carta simbólica: desaprobó lo actuado por el management en Aerolíneas. Son quienes representa­n a los trabajador­es que, después de que la empresa capitalizó los subsidios como aportes del accionista, vieron cómo se licuaba su participac­ión, ahora del 0,03% de la propiedad de la línea aérea.

Los números de la firma siempre son mirados con lupa por todos los actores del sector. No es para menos: es líder por lejos del mercado aéreo argentino, pilar de la industria del turismo y, además, empleador de privilegio en el país. “Tenemos el 74% del mercado de cabotaje y el 25% del internacio­nal, pero de un mercado que ha crecido mucho. Desde 2015, los asientos por kilómetro ofrecidos aumentaron un 10%, el factor de ocupación pasó de 77,6 a 80,3% y los pasajeros aumentaron 20%, de 10,9 millones en 2015 a 13,3 millones en 2017. Crecemos mucho más que el mercado”, dijo Reynal.

La línea aérea convivió varios años con un apagón contable. “Cuando llegamos había dos años de movimiento­s contables sin asentar. Ni una mercería de barrio deja de hacer la caja cuando termina un día de ventas. En Aerolíneas no se hacía jamás, era un caos”, dijo Dell’Acqua.

Hay algunos indicadore­s que resaltaron los ejecutivos. La deuda de la compañía está muy baja. “En comparació­n con otras empresas del sector, estamos muy bien: 38% en 2015 y 36% en 2017. Para este año pensamos tener una necesidad de subsidios de 82 millones de dólares. Pero para el que viene, muy poco, apenas dos o tres por ciento de la facturació­n. Entonces será decisión del accionista si prefiere poner el dinero o que salgamos al mercado a pedir financiaci­ón”, finalizó Dell’Acqua.

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min. transporte Dell’Acqua y Dietrich, al presentar ayer los balances de la empresa

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