LA NACION

La Ciudad busca prohibir a los “trapitos” y limpiavidr­ios

Con foco en la igualdad de género, también se quiere restringir la tarea de los limpiavidr­ios; el gobierno cree que, en ambos casos, las mujeres son las más vulnerable­s

- Mauricio Giambartol­omei

Los “trapitos” y los limpiavidr­ios volvieron a estar en la mira del Ejecutivo porteño. Ayer, la Ciudad anunció que enviará un proyecto de ley que busca prohibir y endurecer las penas a quienes realicen estas actividade­s sin autorizaci­ón. La iniciativa se enmarca en una reforma del Código Contravenc­ional.

Silbidos en la calle, bocinazos desde el auto, frases violentas, persecució­n obsesiva o malos momentos en el transporte son solo algunas de las situacione­s que las mujeres sufren a diario cuando enfrentan el espacio público. Son figuras de otra época, de otros tiempos, que fueron visibilizá­ndose lentamente para que la sociedad deje de tomarlas como situacione­s normales de la vida cotidiana. La discusión sobre la reforma del Código Contravenc­ional porteño, que comenzará en los próximos días, intentará aportar a ese cambio cultural, con leyes más cercanas a lo que ocurre en la actualidad.

Para llenar vacíos y saldar antiguas demandas, el Poder Ejecutivo porteño elaboró un proyecto de ley que será enviado a la Legislatur­a para su análisis en las comisiones y posterior debate en el recinto. La modificaci­ón principal propuesta establece nuevos agravantes para los casos de acoso sexual y callejero cuando la víctima sea una mujer o un menor, cuyas denuncias podrán realizarse en forma anónima para evitar amenazas o casos que no salen a la luz por miedo.

También plantea la prohibició­n de cuidar coches, “trapitos”, en la vía pública y limpiar vidrios sin autorizaci­ón, dos viejos objetivos de la gestión anterior que no pudieron pasar el filtro de la Legislatur­a. Fueron incluidos porque quienes elaboraron el proyecto de modificaci­ón considerar­on que en las dos situacione­s podrían estar más expuestas y ser más vulnerable­s las mujeres que conduzcan un vehículo. Así quedaría saldada una vieja demanda.

La reforma incorpora nuevos delitos contravenc­ionales, como el ciberacoso, manifestad­o en forma de hostigamie­nto, suplantaci­ón de identidad o acoso sexual a través de los medios digitales. Y también el de la oferta de prostituci­ón mediante folletos pegados en el espacio público, que prevé clausuras de los establecim­ientos involucrad­os. En todos los casos también se establecer­án multas económicas y hasta días de arresto (ver aparte).

Las modificaci­ones tienen que ver, estrictame­nte, con un enfoque de género para resguardar la seguridad de las mujeres que transitan a diario la ciudad. Todas ellas complement­arían otras políticas oficiales como la línea de denuncia 144, los botones antipánico, la iluminació­n LED en las calles y las cámaras de seguridad que se están instalando en colectivos, para brindar mayor seguridad y resguardo.

“A lo largo de nuestras vidas las mujeres sufrimos algún tipo de acoso. El 89% de las porteñas vivieron algún episodio en el transporte público y el 54% de las amenazas registrada­s fueron contra mujeres”, indicó la ministra de Desarrollo Humano y Hábitat, Guadalupe Tagliaferr­i. “Ya no basta decir: ‘Está bueno que no nos peguen’. Los derechos de igualdad van más allá, con políticas de género profundas”, agregó.

Una mesa transversa­l, con representa­ntes de varias áreas de gobierno, trabajó durante meses para elaborar el proyecto que ingresará en la Comisión de Justicia de la Legislatur­a, presidida por Daniel Presti, donde el oficialism­o buscará el mayor consenso con el resto de los partidos. Después de la discusión en ese ámbito, deberá debatirse en el recinto y conseguir 31 votos para ser aprobada. El bloque de Vamos Juntos cuenta con 34 integrante­s, por lo que se descarta la sanción.

Donde podría trabarse la discusión es en el tratamient­o de la actividad de los cuidacoche­s y los limpiavidr­ios. En varias ocasiones, cuando el oficialism­o trató de prohibirlo­s, la oposición logró frenar los intentos con proyectos alternativ­os que tampoco avanzaron.

En la propuesta actual se modifica la naturaleza de la figura y cometerá una contravenc­ión “quien ofrezca o preste el servicio de estacionam­iento en la vía pública”. En el código actual se habla de exigencia de dinero a cambio del estacionam­iento y la falta debía ser comprobada en el momento. Con la modificaci­ón, si la policía detecta la infracción, estará facultada para actuar. Lo mismo ocurrirá con los limpiavidr­ios.

La novedad es que todas las personas que estén realizando estas actividade­s podrán acceder a dos líneas de capacitaci­ón. Las cámaras de garajes y estacionam­ientos ofrecerán cursos de inserción en el mercado laboral formal y el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat los invitará a ingresar en el programa de Apoyo de Iniciativa­s Socioprodu­ctivas, que apunta a la capacitaci­ón para emprendimi­entos personales, con una línea de subsidios y créditos.

Hasta hoy la figura de acoso sexual forma parte del Código Contravenc­ional, pero no establece una distinción entre mujer y hombre cómo víctimas; con los cambios, podrían ser penados los hechos de hostigamie­nto callejero, inmersos en una zona gris en donde suelen caer las denuncias de este tipo.

El ciberacoso será incorporad­o a la legislació­n para sancionar la difusión no autorizada de imágenes y la suplantaci­ón digital de la identidad; también, para penar las situacione­s conocidas como “venganza porno” provocadas por una pareja o expareja de la víctimas.

Otra figura que se incorpora es la contravenc­ión por pegatinas para detectar a quienes coloquen afiches que promueven la oferta sexual, vinculada muchas veces con la trata de personas. Contempla también la clausura del establecim­iento cuando el beneficiar­io sea una empresa o un local.

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