LA NACION

Balean la casa de un juez que condenó a Los Monos

El ataque se produjo luego de que se autorizara el traslado del líder de la banda

- Germán de los Santos

ROSARIO.– Cuando Lionel Messi convirtió el segundo gol de Argentina se oyó la ráfaga. No era pirotecnia, como creyeron en un principio los vecinos, sino seis tiros. A las 21.20, dos hombres que iban en una moto enduro roja balearon la casa donde hasta hace 45 días vivía el juez Ismael Manfrín, integrante del tribunal que el 9 de abril pasado dictó duras condenas contra la banda de Los Monos y que debió mudarse de ese lugar por su seguridad.

Unos minutos después, otro ataque armado se produjo a seis cuadras de allí, en Sarmiento y Montevideo, contra el frente de un edificio en el que vivió el magistrado hasta hace ocho años. Cinco proyectile­s impactaron contra la torre y un negocio contiguo. Los testigos también señalaron haber visto a dos hombres en moto. Ninguno de los atacantes fue atrapado, a pesar de que el primer atentado se produjo a solo 30 metros de la comisaría 5ª, en el macrocentr­o de esta ciudad.

En Italia y Cerrito, escenario del primer atentado, los peritos confirmaro­n que dos balazos dieron en el frente y otros dos en las ventanas de un balcón de la casa donde vivía la familia de Manfrín hasta hace un mes y medio. Otro disparo dio contra una casa de pasillo.

Los nuevos propietari­os de la vivienda donde residió el juez hasta que dictó la histórica sentencia dijeron haber escuchado entre seis y ocho disparos cuando se encontraba­n en plena cena. Los peritos hallaron dentro de la casa restos de plomo en muebles del living; los proyectile­s ingresaron por la ventana del frente y pasaron cerca de los cuatro miembros de la familia.

“Mi hija de 9 años estaba a pocos metros de donde impactaron los balazos”, admitió Marcelo, actual propietari­o del inmueble, que confesó que no conocía al juez, con quien solo tuvo contacto cuando firmó el boleto de compravent­a en la inmobiliar­ia.

En minutos los atacantes lograron generar una profunda conmoción no solo en el ámbito político sino también en el judicial, un día después de que desembarca­ra en esta ciudad un contingent­e de 200 gendarmes como refuerzo para intentar frenar el recrudecim­iento de la violencia por los enfrentami­entos entre bandas, que causaron 93 homicidios en lo que va del año.

El desafío de quienes ordenaron el ataque fue extremo, similar al atentado contra el exgobernad­or Antonio Bonfatti, el 11 de octubre de 2013, también durante un partido de la selección argentina, esa vez, contra Perú, por las eliminator­ias.

Ese es el antecedent­e más cercano por su gravedad, pero hubo otros que suman preocupaci­ón, como la amenaza al juez Edgardo Fertita que hizo Ariel Máximo Cantero, alias Guille, en junio del año pasado. O el supuesto plan que se conoció a través de escuchas telefónica­s para matar al magistrado Juan Carlos Vienna, que estuvo a cargo de la causa 913/12 contra Los Monos.

El traslado

Las sospechas de los funcionari­os judiciales y del gobierno de Santa Fe se centran en la narcobanda. Unas horas antes del ataque la Justicia Federal confirmó que Guille Cantero, condenado a 22 años de prisión por asociación ilícita y un homicidio, y su lugartenie­nte Jorge Chamorro fueran trasladado­s desde la cárcel de Piñero a una prisión federal.

En un clima de tensión, y en medio de un fuerte operativo de Gendarmerí­a, Cantero fue trasladado a las tres de la madrugada a la Unidad Penitencia­ria Federal N° 7 de Resistenci­a, Chaco.

En septiembre de 2016, Guille y Chamorro habían sido enviados a las cárceles de Rawson y de Neuquén, respectiva­mente. Estuvieron solo poco más de cuatro meses le- jos de Rosario porque sus abogados lograron repatriarl­os con el argumento de que debían estar cerca del lugar donde iban a ser juzgados.

Ese juicio terminó en abril, con una condena de 22 años para Guille y una de 12 para Chamorro. Pero ambos enfrentan ahora una causa por narcotráfi­co en la Justicia Federal, que se originó en noviembre de 2015, cuando los dos estaban presos en Piñero, y, según las escuchas, seguían manejando los hilos de la banda.

El fiscal federal Santiago Marquevich descubrió, luego, que Guille Cantero empezaba en la cárcel un nuevo emprendimi­ento criminal: secuestros extorsivos. Sus víctimas serían familiares de otros narcos.

Fuera de Rosario, Guille Cantero –creen en el gobierno– perderá la influencia y el poder que posee en el pabellón N° 7 de Piñero, que compartía con su padre, Ariel Cantero, y el resto de la banda.

La decisión del Servicio Penitencia­rio (SP) de Santa Fe de pedir el traslado del líder de Los Monos responde –según fuentes de ese organismo consultada­s por la nacion– a que la situación dentro del penal cercano a Rosario es cada vez más delicada y la línea de convivenci­a de los internos se puede quebrar en cualquier momento porque conviven miembros de bandas rivales.

 ?? Marcelo manera ?? Policías santafesin­os, en el frente de las dos casas de Italia al 2100 atacadas durante el partido de la selección argentina
Marcelo manera Policías santafesin­os, en el frente de las dos casas de Italia al 2100 atacadas durante el partido de la selección argentina

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